Genesis 39 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 23 versitos |
1 José fue llevado a Egipto. Putifar, un egipcio, eunuco del Faraón y jefe de la guardia, lo compró a los ismaelitas que lo habían llevado allá.
2 Favorecido por Yahvéh, José tenía éxito en todo; y quedó en casa de su señor, el egipcio.
3 Éste se percató de que Yahvéh estaba con José y que le hacía prosperar en todo lo que emprendía.
4 José halló gracia a los ojos de su señor y quedó a su servicio. Su señor le nombró mayordomo de su casa y le confió cuanto poseía.
5 Desde que Putifar lo nombró mayordomo de su casa y de cuanto poseía, Yahvéh bendijo, por consideración a José, la casa del egipcio; y la bendición de Yahvéh se extendió a todo lo que aquél poseía: tanto a la casa como al campo.
6 Dejó, pues, en manos de José todo lo suyo, de manera que sólo trataba con él del pan que comía. Era José de noble presencia y de bello rostro.
7 Después de esto sucedió que la esposa de su amo puso sus ojos en José y le dijo: Acuéstate conmigo.
8 Pero él rehusó y dijo a la mujer de su amo: Cuando mi señor no me pide cuenta de nada de su casa, confiando en mis manos todo cuanto posee;
9 y cuando no hay en esta casa otro mayor que yo, y ninguna cosa me ha negado, sino a ti, porque eres su mujer, ¿voy a cometer yo este grande mal y pecar contra mi Dios?
10 Y aunque ella hablara a José un día y otro, él no consintió en acostarse a su lado ni en estar con ella.
11 Un día en que él entró en la casa para hacer su trabajo, y no había allí ninguna otra persona,
12 lo asió ella por la ropa, diciéndole: Acuéstate conmigo. Pero él, dejando su vestido en manos de ella, huyó y se salió fuera.
13 Viendo ella que le había dejado el vestido en sus manos y que había huido fuera,
14 llamó a los de la casa, y les dijo: Mirad, nos ha traído a un hombre hebreo para escarnio nuestro. Vino a mí para acostarse conmigo, y yo llamé a grandes voces.
15 Entonces él, al oír que yo alzaba la voz y que llamaba, abandonó su vestido junto a mí, huyó y salió fuera.
16 Dejó ella el vestido junto a sí, hasta que vino su señor a la casa,
17 y entonces le habló en estos términos: El siervo hebreo que nos trajiste vino a mí para divertirse conmigo;
18 pero, cuando alcé mi voz y llamé, abandonó él su vestido junto a mí, huyó y salió fuera.
19 Al oír su señor las palabras de la mujer, que le decía: Esto es lo que me ha hecho tu siervo, montó en cólera.
20 El amo de José prendió a éste y lo metió en la cárcel, en el lugar donde se encerraban los prisioneros del rey. Y quedó allí en prisión.
21 Pero Yahvéh estaba con José, inclinó hacia él su misericordia e hizo que hallara gracia a los ojos del jefe de la cárcel.
22 El jefe de la cárcel confió a José el cuidado de todos los encarcelados que había en la prisión, de modo que todo lo que éstos hacían, era José quien lo mandaba hacer.
23 De nada se cuidaba por sí mismo el jefe de la cárcel, porque Yahvéh estaba con José y le hacía prosperar en todo lo que emprendía.

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas