1 Absalón se rebela contra David Pasado algún tiempo, Absalón [a] consiguió un carro de combate y caballos, y formó una guardia personal de cincuenta hombres. [b] |
2 Se levantaba temprano y se ponía a la orilla del camino, a la entrada de la ciudad, y a todo el que llegaba para que el rey le hiciera justicia en algún pleito, lo llamaba y le preguntaba de qué ciudad venía. Si aquella persona respondía que era de alguna de las tribus de Israel, |
3 Absalón le decía: ?Realmente tu demanda es justa y razonable, pero no hay quien te atienda por parte del rey.? |
4 Y añadía: ?¡Ojalá yo fuera el juez de este país, para que vinieran a verme todos los que tienen pleitos legales y yo les hiciera justicia!? [c] |
5 Además, cuando alguien se acercaba a saludarle, Absalón le tendía la mano, le abrazaba y le besaba. |
6 Esto lo hacía con todo israelita que iba a ver al rey para que le hiciera justicia, y así les robaba el corazón [d] a los israelitas. [e] |
7 Al cabo de cuatro años, [f] Absalón le dijo al rey: –Ruego a Su Majestad que me permita ir a Hebrón, [g] a cumplir la promesa que hice al Señor. |
8 Cuando este servidor de Su Majestad vivía en Guesur, [h] en Siria, prometí al Señor que, si él me concedía volver a Jerusalén, yo le rendiría culto. |
9 –Puedes ir tranquilo –le respondió el rey. Entonces Absalón se fue a Hebrón. |
10 Pero al mismo tiempo envió unos mensajeros a todas las tribus de Israel para decirles que, en cuanto escucharan el toque de trompeta, [i] anunciaran que Absalón había sido proclamado rey en Hebrón. |
11 Invitó además a doscientas personas de Jerusalén, las cuales fueron con él de buena fe y sin saber nada del asunto. |
12 Así mismo, Absalón mandó llamar a uno de los consejeros de David, llamado Ahitófel, [j] el cual vivía en Guiló, [k] su ciudad, para que le acompañara mientras él ofrecía los sacrificios. De modo que la conspiración iba tomando fuerza y seguían aumentando los seguidores de Absalón. David huye de Jerusalén [l] |
13 Un mensajero fue a decirle a David que los israelitas estaban haciéndose partidarios de Absalón. |
14 Entonces David ordenó a todos los oficiales que estaban con él en Jerusalén: –¡Huyamos ahora mismo o no podremos escapar de Absalón! ¡Vamos, daos prisa, no sea que nos alcance y nos cause mucho daño, y mate a filo de espada a todos en la ciudad! |
15 Ellos respondieron al rey: –Estamos dispuestos a hacer lo que Su Majestad ordene. |
16 Así pues, el rey salió acompañado de toda la casa real, dejando solo a diez de sus concubinas para que cuidaran del palacio. [m] |
17 Y después de haber salido el rey con todos sus acompañantes, se detuvieron en la última casa de la ciudad. |
18 A su lado se pusieron todos sus oficiales, mientras que todos los quereteos y peleteos [n] de la guardia real, y los seiscientos gueteos que le habían seguido desde Gat, desfilaban ante él. |
19 En ese momento el rey dijo a Itai, [ñ] el de Gat: –¿Por qué has venido tú también con nosotros? Es mejor que te vuelvas y te quedes con el nuevo rey, pues al fin y al cabo tú eres un extranjero desterrado de tu país. |
20 Apenas llegaste ayer, ¿y cómo voy a pedirte hoy que vengas con nosotros, si ni yo mismo sé a dónde voy? Es mejor que te vuelvas y te lleves contigo a tus paisanos. ¡Que el Señor te bendiga y te acompañe siempre! |
21 Itai respondió al rey: –Juro por el Señor y por Su Majestad, que dondequiera que Su Majestad se encuentre, sea para vida o para muerte, allí también estará este servidor suyo. |
22 –Entonces ven con nosotros –le contestó David. De esa manera se fue Itai con David, junto con todos sus hombres y la gente que le acompañaba. |
23 Todo el mundo lloraba amargamente. Pasaron todos el arroyo Cedrón; [o] luego pasó el rey, y toda la gente siguió delante de él por el camino del desierto. |
24 También iba Sadoc con todos los levitas que llevaban el arca del pacto de Dios, [p] la cual dejaron junto a Abiatar [q] hasta que toda la gente salió de la ciudad. |
25 Pero el rey dijo a Sadoc: –Lleva el arca de Dios de vuelta a la ciudad, pues, si el Señor me favorece, hará que yo regrese y vea el arca y el lugar donde se encuentra. |
26 Pero si me dice que no le agrado, aquí me tiene; que haga conmigo lo que mejor le parezca. |
27 Dijo también el rey a Sadoc, el sacerdote: –Mira, tú y Abiatar regresad tranquilamente a la ciudad con vuestros dos hijos. Tú con tu hijo Ahimaas, y Abiatar con su hijo Jonatán. [r] |
28 Mientras tanto, yo me quedaré en los llanos del desierto, [s] hasta que me lleguen noticias vuestras. |
29 Sadoc y Abiatar llevaron el arca de Dios de vuelta a Jerusalén, y se quedaron allí. |
30 David subió la cuesta de los Olivos; iba descalzo y llorando, y con la cabeza cubierta en señal de dolor. Toda le gente que le acompañaba llevaba también cubierta la cabeza y subía llorando. |
31 Y cuando contaron a David que Ahitófel era uno de los que conspiraban con Absalón, David rogó al Señor que hiciera fracasar los planes de Ahitófel. [t] |
32 Al llegar David a la cumbre del monte, donde se rendía culto a Dios, le salió al encuentro Husai, de la tribu de los arquitas, [u] con la ropa rasgada y la cabeza cubierta de tierra. |
33 David le dijo: –Si te vienes conmigo, me serás una carga; |
34 pero si vuelves a Jerusalén y le dices a Absalón: ?Majestad, este siervo suyo estará a su servicio igual que antes estuvo al servicio de su padre?, me ayudarás a deshacer los planes de Ahitófel, |
35 pues allí cuentas con los sacerdotes Sadoc y Abiatar. Por tanto, comunícales siempre todo lo que escuches en palacio. |
36 Sus hijos Ahimaas y Jonatán también están allí; hacedme saber por medio de ellos todo lo que sepáis. |
37 Y Husai, el amigo de David, [v] llegó a Jerusalén en el momento en que Absalón hacía su entrada en la ciudad.
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