II Samuel  24 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 25 versitos |
1 Volvió a encenderse la cólera de Yahvéh contra Israel; por eso incitó a David en perjuicio de ellos, ordenándole: Disponte a hacer el censo de Israel y de Judá.
2 Dijo, pues, el rey a Yoab, jefe del ejército, que estaba con él: Recorre todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Beerseba, y empadronad al pueblo, porque quiero saber cuál es su número.
3 Contestó Yoab al rey: Yahvéh, tu Dios, multiplique cien veces al pueblo sobre lo que ahora es, y que los ojos de mi señor, el rey, lo vean. Pero ¿por qué mi señor, el rey, está tan interesado en esto?
4 Con todo, la orden del rey prevaleció sobre Yoab y sobre los jefes del ejército. Salió, pues, Yoab con los jefes de la presencia del rey para hacer el censo del pueblo de Israel.
5 Atravesaron el Jordán y acamparon en Aroer. Y por el sur de la ciudad que está en medio del torrente de Gad llegaron hasta Yazer.
6 Fueron luego a Galaad y al país de los hittitas, en Qadés; y pasando por Dan, se volvieron en dirección de Sidón.
7 Llegaron después a la fortaleza de Tiro y a todas las ciudades de los jivveos y de los cananeos y luego salieron hacia el Négueb de Judá, hacia Beerseba.
8 Recorrieron así todo el país, y llegaron a Jerusalén al cabo de nueve meses y veinte días.
9 Yoab entregó al rey la cifra total del censo del pueblo, a saber: había en Israel ochocientos mil hombres de guerra, capaces de manejar la espada; y en Judá, quinientos mil hombres.
10 Pero a David le remordía el corazón por haber hecho el censo del pueblo, y dijo a Yahvéh: He cometido un gran pecado en lo que he hecho. Perdona, pues, ahora, oh Yahvéh, la falta de tu siervo, porque he obrado muy neciamente.
11 Cuando se levantó David por la mañana, la palabra de Yahvéh le había sido dirigida al profeta Gad, vidente de David, diciéndole:
12 Ve a decir a David: Así habla Yahvéh. Te voy a proponer tres cosas; elige una de ellas, y yo la realizaré.
13 Presentóse, pues, Gad a David, y le anunció: ¿Prefieres que vengan siete años de hambre sobre tu país, o que andes huyendo tres meses, perseguido por tu enemigo, o que haya tres días de peste en tu tierra? Piensa y mira lo que debo responder al que me envía.
14 Contestó David a Gad: Me veo en un gran aprieto. Pero prefiero que caigamos en manos de Yahvéh, cuya misericordia es muy grande, a que yo caiga en manos de los hombres.
15 Entonces envió Yahvéh la peste a Israel desde aquella mañana hasta el tiempo prefijado. Y murieron, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres del pueblo.
16 Pero cuando el ángel iba a extender su mano contra Jerusalén para destruirla, se arrepintió Yahvéh del mal y dijo al ángel que exterminaba al pueblo: ¡Basta ya! ¡Retira tu mano! Y el ángel de Yahvéh estaba entonces junto a la era de Arauná, el yebuseo.
17 Cuando David vio al ángel haciendo estragos entre la gente, dijo a Yahvéh: Yo, yo fui quien pecó; fui yo quien delinquió. Pero este rebaño ¿qué ha hecho? ¡Descarga tu mano sobre mí y sobre la casa de mi padre!
18 Gad fue a ver aquel día a David y le dijo: Sube y erige un altar a Yahvéh en la era de Arauná, el yebuseo.
19 Subió David, según la indicación de Gad, como había ordenado Yahvéh.
20 Alzó la mirada Arauná y vio al rey y a sus servidores, que avanzaban hacia él. Salió y se postró ante el rey, rostro en tierra.
21 Díjole Arauná: ¿Por qué viene mi señor, el rey, a su siervo? Respondió David: Vengo a comprarte la era, para erigir un altar a Yahvéh, y para que la plaga se retire del pueblo.
22 Dijo entonces Arauná a David: Tómelo mi señor, el rey, y que ofrezca lo que mejor le parezca. Mira: ahí están los bueyes para el holocausto, los trillos y los yugos de los bueyes para la leña.
23 Todo esto, oh rey, Arauná se lo da al rey. Y añadió: ¡Que Yahvéh, tu Dios, te sea propicio!
24 Respondió el rey a Arauná: No; te lo compraré por su precio, pues no quiero yo ofrecer a Yahvéh, mi Dios, holocaustos que no me cuesten nada. Y David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata. ¡
25 Erigió allí David un altar a Yahvéh, y ofreció holocaustos y sacrificios pacíficos. Entonces atendió Yahvéh las súplicas del país, y la plaga cesó de pesar sobre Israel.

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Introducción a II Samuel 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas