I Reyes 16 Dios Habla Hoy (2002) | 34 versitos |
1 Entonces el Señor se dirigió a Jehú, hijo de Hananí, [a] para decir en contra de Baasá:
2 ?Yo te levanté del polvo y te puse como jefe de Israel, mi pueblo. Pero tú, al igual que Jeroboam, has hecho pecar a Israel, mi pueblo. Has provocado mi ira con tus pecados.
3 Por lo tanto, Baasá, voy a acabar contigo y con tu familia; voy a hacer con ella lo mismo que hice con la de Jeroboam, hijo de Nabat.
4 Cualquier pariente tuyo que muera en la ciudad será devorado por los perros, y al que muera en el campo se lo comerán las aves de rapiña.? [b]
5 El resto de la historia de Baasá, de lo que hizo y de sus hazañas, está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel. [c]
6 Cuando murió Baasá, lo enterraron en Tirsá. [d] Después reinó en su lugar su hijo Elá.
7 Por medio del profeta Jehú, hijo de Hananí, el Señor pronunció sentencia contra Baasá y su familia, porque sus hechos fueron malos a sus ojos. Baasá irritó al Señor, porque sus acciones fueron semejantes a las de Jeroboam y su familia, a quienes destruyó.

Elá y Zimrí, reyes de Israel
8 En el año veintiséis del reinado de Asá en Judá, Elá, hijo de Baasá, comenzó a reinar sobre Israel en Tirsá, y reinó durante dos años;
9 pero Zimrí, un oficial suyo al mando de la mitad de los carros de combate, conspiró contra él. Un día, estando Elá en Tirsá, en casa de Arsá, su mayordomo, bebió hasta emborracharse.
10 De pronto llegó Zimrí y lo mató, para reinar en su lugar. Esto sucedió en el año veintisiete del reinado de Asá en Judá.
11 Tan pronto como Zimrí subió al trono y comenzó a reinar, mató a toda la familia de Baasá, sin dejar vivo a ningún varón, pariente o amigo, que pudiera vengarle.
12 Así pues, Zimrí aniquiló a toda la familia de Baasá, conforme a la sentencia que el Señor había pronunciado contra Baasá por medio del profeta Jehú,
13 a causa de todos los pecados de Baasá y de su hijo Elá, con los cuales hicieron pecar también a los israelitas, irritando con su idolatría al Señor, Dios de Israel.
14 El resto de la historia de Elá y de todo lo que hizo está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.
15 En el año veintisiete del reinado de Asá en Judá, y estando el ejército israelita acampado para atacar la ciudad filistea de Guibetón, Zimrí comenzó a reinar en Tirsá. Pero sólo reinó siete días,
16 porque el mismo día en que el ejército que estaba en el campamento supo que Zimrí había conspirado contra el rey y lo había matado, todos en el campamento proclamaron rey de Israel a Omrí, [e] general del ejército.
17 Entonces Omrí y todo el ejército israelita dejaron de atacar Guibetón y atacaron a Tirsá.
18 Al ver Zimrí que la ciudad había sido tomada, se metió en el reducto del palacio real y prendió fuego al palacio estando él dentro. Así murió.
19 Esto sucedió por causa de los pecados que cometió y por sus malas acciones ante los ojos del Señor, pues cometió los mismos pecados que Jeroboam, con los cuales hizo pecar también a los israelitas.
20 El resto de la historia de Zimrí y de su conspiración contra el rey Elá, está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.

Omrí, rey de Israel
21 Entonces el pueblo de Israel se dividió en dos bandos. Unos estaban a favor de que Tibní, hijo de Guinat, fuera hecho rey, y otros estaban a favor de Omrí.
22 Finalmente, el partido de Omrí se impuso al partido de Tibní, hijo de Guinat. Tibní murió, y así Omrí llegó a ser rey.
23 Omrí comenzó a reinar en Israel en el año treinta y uno del reinado de Asá en Judá, y reinó durante doce años, de los cuales reinó seis en Tirsá.
24 Le compró a Sémer el monte de Samaria por sesenta y seis kilos de plata, y allí construyó una ciudad fortificada a la que llamó Samaria, porque el dueño anterior del monte se llamaba Sémer.
25 Los hechos de Omrí fueron malos a los ojos del Señor, e incluso peores que los de los reyes anteriores a él,
26 pues cometió los mismos pecados que Jeroboam, hijo de Nabat, con los cuales hizo pecar también a los israelitas, provocando con su idolatría la ira del Señor, Dios de Israel. [f]
27 El resto de la historia de Omrí, de todo lo que hizo y de sus hazañas, está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel. [g]
28 Cuando murió, lo enterraron en Samaria. Después reinó en su lugar su hijo Ahab.

Ahab, rey de Israel [h]
29 En el año treinta y ocho del reinado de Asá en Judá, Ahab, hijo de Omrí, comenzó a reinar en Israel. Y reinó sobre Israel durante veintidós años, en la ciudad de Samaria.
30 Pero su conducta fue reprobable a los ojos del Señor, e incluso peor que la de los reyes anteriores a él,
31 pues no le importó cometer los mismos pecados de Jeroboam, hijo de Nabat. Para colmo, se casó con Jezabel, [i] hija de Et-baal, rey de Sidón, y acabó por adorar y rendir culto a Baal, [j]
32 y construyó un altar y un templo a Baal en Samaria.
33 Hizo también una imagen de Asera, [k] con lo que irritó al Señor, Dios de Israel, más que todos los reyes de Israel anteriores a él.
34 En tiempos de Ahab, Hiel, el de Betel, reconstruyó la ciudad de Jericó. [l] A costa de Abiram, su hijo mayor, echó los cimientos, y a costa de Segub, su hijo menor, puso las puertas, conforme a lo que el Señor había dicho por medio de Josué, hijo de Nun. [m]


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Introducción a I Reyes

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Fuente: Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)

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Notas

I Reyes 16,1-34

Reina-Valera 1995 Notes:



[1] 16.1 Jehú hijo de Hanani: Cf. 2 Cr 20.34.

[2] 16.3-4 Cf. 1 R 14.10-11.

[3] 16.5 El libro de las crónicas de los reyes de Israel: Véase 1 R 14.19 n.

[4] 16.6 Tirsa fue la capital del reino de Israel durante los reinados de Baasa (1 R 15.21), de Ela y de Zimri (1 R 16.8-10), hasta la fundación de Samaria en tiempos de Omri. Véanse 1 R 13.32 n.; 14.17 n.

[5] 16.16 Omri, el sexto rey de Israel, fue un gran hombre de estado, aunque el libro de Reyes, interesado solamente en la evaluación religiosa de los monarcas de Israel y de Judá, pronuncia sobre él un juicio severo. Aún después de la desaparición de su dinastía, los asirios siguieron designando el reino de Israel con el nombre de Bet-humri, "la casa de Omri". Este hizo construir la ciudad de Samaria para convertirla en capital del reino. Véanse 1 R 14.17 n.; 16.6 n.

[6] 16.26 Sobre los caminos de Jeroboam, es decir, los pecados de Jeroboam, véase 1 R 14.16 n.

[7] 16.27 El libro de las crónicas de los reyes de Israel: Véase 1 R 14.19 n.

[8] 16.29-34 Con esta sección se inicia el reinado de Acab, que ocupa una considerable extensión en el relato bíblico debido a la crisis religiosa que desencadenó su matrimonio con la reina fenicia Jezabel (1 R 16.29--22.40). Durante el reinado de Acab ejerció su ministerio Elías, uno de los más grandes profetas de la historia hebrea, cuya influencia se deja ver hasta el NT. Cf. Mal 4.5-6; Mc 9.4-5,11-13; 15.35.

[9] 16.31 El nombre de la princesa fenicia Jezabel podría significar ¿ Dónde está el Príncipe? (es decir, Baal), o bien, El Príncipe existe. Al contraer matrimonio con Acab, Jezabel llegó a Samaria con su religión y sus profetas (cf. 1 R 18.19), hecho bastante frecuente en aquella época (cf. 11.1-5). Luego emprendió una verdadera cruzada a fin de conquistar a Israel para la religión de Baal, pero encontró un insobornable opositor en el profeta Elías. En el libro de Apocalipsis, el nombre de Jezabel se aplica figuradamente a una falsa profetisa, que engañaba a los cristianos con sus enseñanzas (véase Ap 2.20 n.; 2.21 n.).

[10] 16.31 Baal: Véase Jue 2.13 n.

[11] 16.33 Asera: Véase Jue 3.7 nota c.

[12] 16.34 Es probable que la reconstrucción de Jericó haya tenido como finalidad proteger la frontera oriental de Palestina contra las incursiones de los moabitas. El texto bíblico aclara que esa reconstrucción violaba el antiguo juramento que Josué había hecho pronunciar en tiempos de la conquista de Canaán (Jos 6.26).

[13] 16.34 Suele afirmarse con cierta frecuencia que este v. alude a una práctica conocida como "sacrificios de fundación", que consistía en enterrar los cadáveres de niños recién nacidos en los fundamentos de los edificios para asegurar así su estabilidad y permanencia. Sin embargo, no es del todo seguro que esta costumbre haya sido habitual en Canaán. Tal vez dos hijos de Hiel murieron mientras se estaba reconstruyendo la ciudad de Jericó, y se vio en esas muertes el cumplimiento de la maldición pronunciada por Josué (Jos 6.26).