II Crónicas  6 Septuaginta en Español (Jünemann, 1992) | 42 versitos |
1
Oración de Salomón
Y dijo Salomón: «Señor ha dicho habitar en calígine;
2 y yo he edificado casa a tu nombre, santa para ti y dispuesta para habitar por los siglos».
3 Y volvió el rey su semblante y bendijo a toda la congregación de Israel; y toda la congregación de Israel estaba de pie;
4 Y dijo: «¡Bendito, Señor, el Dios de Israel, como que habló en su boca a David, mi padre, y en manos de él cumplió, diciendo:
5 Desde el día que subí mi pueblo de tierra de Egipto, no he elegido ciudad de entre todas las tribus de Israel, para que edifique casa para estar mi nombre allí; y no he elegido varón para ser príncipe sobre mi pueblo de Israel.
6 Y he elegido a Jerusalén para que esté mi nombre allí, y elegido a David para que esté sobre mi pueblo de Israel».
7 «Y vino al corazón de David, mi padre, el edificar una casa a nombre del Señor, Dios de Israel.
8 Y dijo el Señor a David, mi padre: «Por esto: por haber venido a tu corazón el edificar casa a mi nombre, bellamente hiciste por haber venido a tu corazón.
9 Empero, tú no edificarás la casa; porque tu hijo, el que saldrá de tus lomos, éste edificará la casa a mi nombre».
10 Y suscitó el Señor esta palabra que habló, y entrada en lugar de David, mi padre, y sentádome en el trono de Israel, según habló el Señor, y edificado la casa al nombre del Señor, Dios de Israel;
11 y puesto allí el arca, en la que, allí (a) , el pacto del Señor que pactó con Israel».
12 Y púsose por delante del altar, delante de toda la congregación de Israel; y extendió sus manos;
13 (pues Salomón hiciera una basa broncínea y la pusiera en medio del atrio del santuario: de cinco codos de longitud, y de cinco codos su anchura, y de tres codos su altura); y púsose sobre ella; y cayó de rodillas delante de toda la congregación de Israel; y extendió sus manos al cielo;
14 y dijo: «Señor, Dios de Israel, no hay semejante a ti, Dios en el cielo y sobre la tierra, guardando la alianza y la misericordia a tus niños los que caminan delante de ti en su corazón;
15 como has guardado a David, mi padre, como le hablaste diciendo y hablaste en tu boca, y en tus manos cumpliste —como este día.
16 Y ahora, Señor, el Dios de Israel, guarda a tu niño, a David mi padre, lo que le hablaste diciendo: «No te faltará varón ante mi faz, sentado en trono de Israel; empero, si guardaren tus hijos el camino de ellos, para caminar en mi ley, como has caminado delante de mí».
17 Y ahora, Señor, el Dios de Israel, afiáncese ya tu palabra que hablaste a tu niño David.
18 Porque: ¡si verdaderamente ha de habitar Dios con hombres sobre la tierra! Si el cielo y el cielo del cielo no te han de bastar— ¡y cuál esta casa que he edificado!
19 también mirarás a la oración de tu niño y a la súplica mía, Señor Dios, para escuchar la súplica y la oración que tu niño ora delante de ti hoy;
20 para que estén sus ojos abiertos sobre esta casa día y noche, a este lugar que dijiste sería invocado tu nombre allí, para escuchar la oración que ora tu niño a este lugar:
21 Y escucharás la plegaria de tu niño y de tu pueblo Israel, lo que oraron; a este lugar; y tu escucharás en el lugar de tu habitación, desde el cielo; y escucharás y propicio serás.
22 Si pecare un varón contra su prójimo y cogiere sobre él maldición para maldecirle y viniere y se maldijere delante del altar en esta casa,
23 tú escucharás del cielo y harás, y juzgarás a tus siervos, retribuyendo al inicuo y retribuyendo sus caminos sobre su cabeza; y justificando al justo, retribuyéndole según su justicia.
24 Y si herido fuere el pueblo de Israel en frente del enemigo si hubieren pecado contra ti; y se arrepintieren, y confesaren tu nombre, y oraren y suplicaren delante de ti en esta casa;
25 tú escucharás del cielo, y propicio serás a los pecados de tu pueblo de Israel, y los volverás a la tierra que diste a ellos y sus padres.
26 Cuando se cerrare el cielo y no hubiere lluvia; (porque pecarán contra ti, y orarán a este lugar, y alabarán tu nombre, y de sus pecados se arrepentirán; porque los humillarás)
27 tú escucharás del cielo, y propicio serás a los pecados de los niños y de tu pueblo de Israel; porque les manifestarás el camino el bueno en que caminarán en él, y darás lluvia sobre tu tierra, que has dado a tu pueblo en herencia.
28 Hombre si viniere sobre la tierra; muerte si viniere; aire infecto e ictericia, langosta y oruga si naciere, y si le atribulare el enemigo frente por frente de sus ciudades; según cada plaga y cada trabajo;
29 toda oración y toda súplica, que se hiciere por todo hombre su plaga y su flaqueza, y tendiere sus manos a esta casa;
30 tú escucharás del cielo, de tu prevenida morada, y te propiciarás y darás cada uno según sus caminos, como conocieres su corazón; pues sólo (b) conoces el corazón de hijos de hombres;
31 para que te teman y anden por tus caminos, todos los días que ellos vinieren sobre faz de la tierra que diste a nuestros padres.
32 También todo extraño, quien no es de tu pueblo de Israel, y viniere de tierra en lontananza, por tu nombre el grande, y tu mano la poderosa y tu brazo el excelso —y vinieren y oraren a este lugar;
33 tú escucharás del cielo, de tu prevenida morada, y harás según todo cuanto te invocare el extraño, para que conozcan todos los pueblos de la tierra tu nombre y para temerte como tu pueblo de Israel y para conocer que tu nombre invocado ha sido sobre esta casa que edifiqué.
34 Pero, si saliere tu pueblo a guerra sobre sus enemigos, en caminos que los enviares y oraren a ti, según el camino (c) de esta ciudad la que has elegido; y de la casa que he edificado a tu nombre;
35 escucharás, del cielo, su oración y su súplica y harás la justificación de ellos.
36 Porque pecarán contra ti (porque no habrá hombre que no peque), y los percutirás; y los entregarás a faz de enemigos; y los cautivarán los cautivadores a tierra de enemigos, a tierra lejos o cerca;
37 y (d) convirtieren su corazón, en su tierra a donde han sido trasladados, allí; y también se convirtieren y te suplicaren en su cautiverio; diciendo: «Hemos pecado, prevaricado, delinquido»;
38 y se convirtieren a ti en todo su corazón y en toda su alma, en tierra de sus cautivadores, donde los hubieren cautivado, y oraren camino de su tierra que diste a sus padres y de la ciudad que elegiste y de la casa que he edificado a tu nombre;
39 escucharás, del cielo, de tu prevenida morada, su oración y su súplica, y harás juicios, y propicio, serás al pueblo, al que ha pecado contra ti.
40 Y ahora, Señor, estén ya tus ojos abiertos y tus orejas escuchadoras de la plegaria de este lugar.
41 Y ahora álzate, Señor Dios, al reposo tuyo, tú y el arca de tu fortaleza: tus sacerdotes, Señor Dios, revístanse salud, y tus hijos (e) regocíjense en bienes.
42 Señor Dios, no apartes, el rostro de tu ungido; acuérdate de las misericordias (f) de David, tu siervo».


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Introducción a II Crónicas 

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Fuente: Jünemann (1992)

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Notas

II Crónicas  6,11
11 a. Está.



II Crónicas  6,30
30 b. Tú (tácito por énfasis).



II Crónicas  6,34
34 c. Dirección; vueltos hacia Jerusalén.



II Crónicas  6,37
37 d. Si.



II Crónicas  6,41
41 e. H.: «Santos» elegidos.



II Crónicas  6,42
42 f. Hechas.