Nehemías 2 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 20 versitos |
1 Entonces yo era el copero del rey. En aquel tiempo, en el mes de Nisán, durante el vigésimo año del rey Artajerjes, estando ante el rey probando el vino, tomé el vino y se lo ofrecí al rey. Y como yo nunca había estado triste delante de él,
2 el rey me preguntó: ¿Por qué está triste tu semblante ya que no estás enfermo? Eso no es otra cosa sino tristeza de tu corazón. Entonces me asusté muchísimo,
3 y respondí al rey: ¡Oh rey, vive para siempre! ¿Cómo no ha de estar triste mi semblante? Pues la ciudad del reino de mis padres está devastada y sus puertas consumidas por el fuego.
4 Entonces el rey me preguntó: ¿Cuál es la petición que hiciste cuando oraste al Dios del Cielo?
5 Yo respondí al rey: Si al rey le parece bien, y si yo tu siervo soy agradable ante ti, envíame a la provincia de Judá, al lugar del sepulcro de mis padres, para que yo la reconstruya.
6 Pero el rey me dijo: ¡Estás loco! ¿Cuánto demorarás en ir y regresar? No obstante, le plació al rey enviarme, pero fijándome un plazo.
7 Además dije yo al rey: Si al rey le parece bien, que me sea extendida una carta para el gobernador del otro lado del río, a fin de que me deje pasar para ir a Judá.
8 También una carta para Asaf, el guarda del bosque real, para que me dé madera para hacer las puertas del templo, del palacio y de las murallas de la ciudad, y para la casa en la cual voy a vivir. Y el rey me lo concedió según la bondadosa mano de Dios sobre mí.
9 Entonces me dirigí ante el gobernador del otro lado del río, y le hice entrega de la carta del rey. Y el rey había enviado junto conmigo un comandante con hombres de a caballo.
10 Pero al enterarse Sambalat el horonita y Tobías, el siervo de los amonitas, les disgustó muchísimo que alguien viniera a buscar el bienestar de los hijos de Israel.
11 Cuando arribé a Jerusalén, estuve allí durante tres días;
12 después me levanté de noche, yo y los hombres que habían venido conmigo, sin dar a conocer a nadie lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciera en Jerusalén. Y no llevaba animales conmigo sino sólo el animal sobre el cual cabalgaba.
13 Era de noche cuando salí por la puerta del Valle, rumbo al manantial de las Colinas, hasta la puerta del Muladar; y me detuve junto a las murallas de Jerusalén que estaban derribadas, y las puertas habían sido consumidas por el fuego.
14 Después crucé a través de la puerta del Torrente, rumbo al estanque del Rey, pero no había espacio para que el animal pasara por allí.
15 Siendo aún de noche subí por el torrente, y en la misma noche me detuve y volví a entrar por la puerta del Torrente; luego regresé.
16 Y los oficiales no se percataron de adónde había ido ni de lo que hice, ya que hasta ese momento yo no les había dado a conocer nada a los judíos, a los sacerdotes, a los oficiales, a los escribas ni al resto de los que llevaban a cabo la obra.
17 Después les dije: Ustedes se dan cuenta del mal estado en que estamos, porque he aquí que Jerusalén está devastada y sus puertas consumidas por el fuego. ¡Vengan, reconstruyamos la muralla de Jerusalén, y no seamos más un motivo de ignominia!
18 Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios estuvo conmigo para bien, así como las palabras que el rey me dijo. Y ellos respondieron: ¡Levantémonos y hagamos la obra de reconstrucción! Entonces esforzaron sus manos para hacer esta buena obra.
19 Pero al enterarse Sambalat el horonita, Tobías, los varones amonitas y Gesom el árabe, burlándose de nosotros y escarneciéndonos, preguntaron: ¿Qué es esta cosa que ustedes hacen? ¿Acaso se están rebelando contra el rey?
20 Pero yo les contesté, diciéndoles: El Dios del Cielo nos rescató, y por ello nosotros trabajaremos, restauraremos y haremos la obra de reconstrucción; ustedes no tienen derecho, memoria ni parte respecto a Jerusalén.

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Introducción a Nehemías

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