Nehemías 5 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 19 versitos |
1 Hubo por entonces un gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos los judíos.
2 Y había quienes decían: Nuestros hijos, nuestras hijas y nosotros mismos somos muchos. Necesitamos obtener trigo con que comer y vivir.
3 Otros decían: Hemos empeñado nuestros campos, nuestras viñas y nuestras propias casas para adquirir trigo y satisfacer el hambre.
4 Y otros decían: Hemos tomado dinero prestado a cuenta de nuestros campos y de nuestras viñas para pagar el tributo al rey.
5 Y a pesar de tener la misma carne que nuestros hermanos, y de que nuestros hijos valgan tanto como los de ellos, sin embargo tenemos que vender como esclavos a nuestros hijos y a nuestras hijas. ¡Incluso algunas de nuestras hijas ya son esclavas! Y nada podemos hacer nosotros, porque nuestros campos y viñas pertenecen a otros.
6 Me irrité sobremanera al oír su clamor y sus quejas.
7 Y después de reflexionar en mi interior, decidí reprender a los principales y a los consejeros y les dije: ¡Conque prestáis a nuestros hermanos con usura! Convoqué, pues, contra ellos una gran asamblea,
8 y les dije: Nosotros hemos rescatado, en la medida de nuestras posibilidades, a nuestros hermanos judíos vendidos a los gentiles. Y ahora vosotros ¿vais a vender a vuestros hermanos, para que nos los vendan a su vez? Ellos se callaron, porque no hallaron manera de excusarse.
9 Y añadí: No está bien lo que hacéis. ¿No deberíais caminar en el temor de nuestro Dios, para evitar los insultos de nuestros enemigos los gentiles?
10 También yo, mis hermanos y mis criados les hemos prestado dinero y trigo. ¡Vamos a perdonarles estas deudas!
11 Devolvedles hoy mismo sus campos, sus viñas, sus olivares y sus casas, y el uno por ciento del dinero, del trigo, del mosto y del aceite que les habéis prestado.
12 Y ellos dijeron: Se lo devolveremos sin exigirles nada; haremos como tú dices. Llamé luego a los sacerdotes y les hice jurar que obrarían conforme a esta promesa.
13 Y además sacudí mi manto y dije: ¡Así sacuda Dios de su casa y de su hacienda a todo el que no cumpla esta promesa y así sea él sacudido y quede sin nada! Y toda la asamblea respondió: ¡Amén! Y alabaron a Yahvéh. Y el pueblo cumplió esta promesa.
14 Desde el día en que el rey me nombró gobernador del país de Judá, desde el año veinte hasta el treinta y dos del rey Artajerjes, durante doce años, ni yo ni mis hermanos comimos el pan del gobernador.
15 En cambio, los gobernadores anteriores a mí gravaban al pueblo: además de quitarles pan y vino, les exigían cuarenta siclos de plata. También sus criados oprimían al pueblo. Pero yo no procedí así, por temor de Dios.
16 Antes bien, trabajé en la restauración de las murallas y no compré campo alguno; y todos mis criados estaban allí colaborando en la obra.
17 Y eso que los judíos y los consejeros que se sentaban a mi mesa eran ciento cincuenta, más los que venían a nosotros de los países cercanos.
18 Lo que se preparaba cada día - un toro, seis corderos escogidos y aves - era a mi costa. Y cada diez días, odres de vino en abundancia. Y con todo esto, nunca reclamé el pan del gobernador, porque el trabajo era muy duro para el pueblo.
19 ¡Acuérdate para mi bien, oh Dios mío, de todo lo que hice por este pueblo!

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Introducción a Nehemías

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas