Job  30 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 31 versitos |
1 Ahora, en cambio, se burlan de mí | muchachos más jóvenes que yo, | a cuyos padres no habría permitido | estar entre los perros de mi rebaño.
2 La fuerza de sus brazos no les servía, | carentes como estaban de vigor.
3 Consumidos por el hambre y la miseria, | andaban royendo por la estepa, | de noche, en desolada soledad.
4 Recogían armuelle entre las matas, | se alimentaban de raíces de retama.
5 Expulsados de la vida en sociedad, | ahuyentados lo mismo que ladrones,
6 vivían en taludes de barrancas, | en grutas y grietas de la roca.
7 Lanzaban aullidos en la maleza, | apretujados debajo de espinos,
8 ¡gente canalla y sin nombre, | arrojada a golpes del país!
9 Pero ahora me sacan coplas, | soy el tema de sus burlas;
10 me aborrecen, me abandonan | y aun me escupen cuando paso.
11 Dios me ha debilitado y afligido, | por eso me humillan sin reparo.
12 A mi derecha se alza gente canalla | que hace que mis pasos vacilen, | que prepara la forma de exterminarme.
13 Deshacen mi sendero, | trabajan en mi ruina, | nadie los detiene.
14 Irrumpen por una amplia brecha; | erguido pido auxilio en la asamblea.
15 Se desatan contra mí los terrores, | se llevan como aire mi dignidad, | como nube se esfuma mi prestigio.
16 Entretanto mi vida se diluye: | me atenazan días de aflicción,
17 la noche me taladra los huesos, | pues no duerme el dolor que me roe.
18 Me agarra violento por la ropa, | me ahoga con el cuello de la túnica,
19 me arroja por tierra, en el fango, | confundido con el barro y la ceniza.
20 Te pido auxilio, y no respondes; | me presento ante ti, y no lo adviertes.
21 Te has convertido en mi verdugo | y me atacas con tu brazo musculoso.
22 Me levantas a lomos del viento, | sacudido a merced del huracán.
23 Ya sé que me devuelves a la muerte, | donde todos los vivos se dan cita.
24 ¿No tendí yo la mano al afligido | que me pedía ayuda en la desgracia?
25 ¿No lloré por el que vive en la penuria?, | ¿no mostré compasión por el pobre?
26 Esperaba la dicha, me vino el fracaso; | anhelaba la luz, llegó la oscuridad.
27 Me hierven las entrañas sin cesar, | enfrentado a días de aflicción.
28 Mi vida es sombría, sin sol; | pido auxilio, de pie, en la asamblea.
29 Me he vuelto hermano de chacales, | comparto la amistad con avestruces.
30 Mi piel ha quedado ennegrecida, | mis huesos arden por la fiebre.
31 Mi lira está afinada para el duelo, | mi flauta acompaña a plañideros.

Patrocinio

 
 

Introducción a Job 

JOB

Aunque este libro, probablemente, se terminó de escribir entre los siglos vi y iii a.C., contiene un tema y algunos rasgos teológicos cuyo origen es mucho más antiguo. Nos encontramos ante un poeta que sabe hacer un uso genial de todos los recursos estilísticos de la poesía hebrea. Job se ve de pronto desposeído de todo y brota su pregunta: ¿De qué sirve la honradez? ¿Es Dios injusto y caprichoso? Así queda planteado el problema que trata de resolver el autor: la inexistencia práctica de la retribución divina, la acusación de injusticia a Dios, una crítica a la teología convencional, representada por las intervenciones de los tres amigos. El Señor responde indirectamente a las quejas de Job. Si para Job este mundo es un caos, Dios le hace ver que se trata de un cosmos conducido por su sabiduría y su justicia, cualidades divinas que escapan a la comprensión humana. La experiencia vivida por Job desde la «intemperie» ha aumentado su sabiduría: antes conocía a Dios «de oídas», pero ahora lo «han visto sus ojos» (Job 42:5).

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

Patrocinio

Notas

Job  30,1-31*29-31 A partir de aquí desaparecen los tres amigos, y Job hace un resumen de su vida pasada y presente (Job 29:1-25; Job 30:1-31), preparando su defensa, y proclama bajo juramento su inocencia ante un hipotético tribunal (Job 31:1-40).