Salmos 102 Biblia Textual IV (SBI, 2017) | 28 versitos |
1

Oración de un afligido que desmaya, y en presencia de YHVH derrama su querella.

¡Oh YHVH, escucha mi oración y llegue a Ti mi clamor!
2 ¡No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia! ¡Inclina a mí tu oído! ¡Respóndeme pronto el día en que te invoco!
3 Porque los días se desvanecen como humo Y mis huesos arden como leña seca.
4 Mi corazón herido se agosta como la hierba, Y hasta me olvido de comer mi pan.
5 Al son de mis gemidos La piel ° se me pega a los huesos.
6 Soy semejante a la lechuza del desierto, He venido a ser como un búho de las soledades.
7 Estoy desvelado, y me siento como pájaro sin pareja en el tejado.
8 Mis enemigos me afrentan cada día, Mis escarnecedores me maldicen.
9 He comido, pues, cenizas como pan, Y he mezclado con lágrimas mi bebida,
10 A causa de tu indignación y de tu ira, Porque me alzaste en vilo y me arrojaste.
11 Mis días son una sombra que se alarga, Y me voy secando como la hierba.
12 Tú en cambio, oh YHVH, permaneces para siempre, Tu Nombre pasa de generación en generación.
13 Te levantarás y tendrás compasión de Sión, Porque es el momento de tener misericordia de ella, Porque ha llegado el tiempo señalado,
14 Porque tus siervos aman sus piedras, Y miran con afecto hasta su mismo polvo.
15 Así las naciones temerán el Nombre de YHVH, Y todos los reyes de la tierra tu gloria.
16 Porque YHVH habrá reedificado a Sión, Habrá aparecido en su gloria,
17 Habrá vuelto el rostro a la oración de los desamparados, Pues no habrá despreciado su ruego.
18 Esto será escrito para la postrera generación, Para que un pueblo aún por crear alabe a YH,
19 Que se asomó desde su excelso santuario. Desde los cielos YHVH se fijó en la tierra,
20 Para oír el lamento del cautivo, Para libertar a los condenados a muerte.
21 Así se pregonará en Sión la fama de YHVH, Y su alabanza en Jerusalén,
22 Cuando los pueblos y los reinos sean congregados a una, Para servir a YHVH.
23 Él agotó mi fuerza en el camino, Acortó mis días.
24 Digo: ¡DIOS mío, no me hagas subir en la mitad de mis días! Tú, cuyos años se miden por generaciones.
25 Tú desde el principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos.
26 Ellos ciertamente perecerán, pero Tú permaneces. Todos ellos se desgastarán como una vestidura, Como vestido los cambiarás, y desaparecerán.
27 Pero Tú eres el mismo, Y tus años no se acaban.
28 Los hijos de tus siervos permanecerán, Y su simiente será establecida delante de Ti.

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Introducción a Salmos

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Fuente: Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

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Notas

Salmos 102,5la piel... Lit. la carne.