Salmos 139 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 24 versitos |
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Salmo 139 (138) °

El hombre ante Dios

(1) Al Director. Salmo de David. Señor, tú me sondeas y me conoces.
2 (2) Me conoces cuando me siento o me levanto, | de lejos penetras mis pensamientos;
3 (3) distingues mi camino y mi descanso, | todas mis sendas te son familiares.
4 (4) No ha llegado la palabra a mi lengua, | y ya, Señor, te la sabes toda.
5 (5) Me estrechas detrás y delante, | me cubres con tu palma.
6 (6) Tanto saber me sobrepasa, | es sublime, y no lo abarco.
7 (7) ¿Adónde iré lejos de tu aliento, | adónde escaparé de tu mirada?
8 (8) Si escalo el cielo, allí estás tú; | si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
9 (9) si vuelo hasta el margen de la aurora, | si emigro hasta el confín del mar,
10 (10) allí me alcanzará tu izquierda, | me agarrará tu derecha.
11 (11) Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra, | que la luz se haga noche en torno a mí»,
12 (12) ni la tiniebla es oscura para ti, | la noche es clara como el día, | la tiniebla es como luz para ti.
13 (13) Tú has creado mis entrañas, | me has tejido en el seno materno.
14 (14) Te doy gracias porque me has plasmado portentosamente, | porque son admirables tus obras: | mi alma lo reconoce agradecida,
15 (15) no desconocías mis huesos. | Cuando, en lo oculto, me iba formando, | y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
16 (16) tus ojos veían mi ser aún informe, | todos mis días estaban escritos en tu libro, | estaban calculados antes que llegase el primero.
17 (17) ¡Qué incomparables encuentro tus designios, | Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
18 (18) Si me pongo a contarlos, son más que arena; | si los doy por terminados, aún me quedas tú.
19 (19) ¡Ojalá mataras, oh Dios, a los malvados! | Apártense de mí los sanguinarios,
20 (20) pues hablan de ti dolosamente, | y tus adversarios cuchichean en vano.
21 (21) ¿No odiaré a quienes te odian, Señor?, | ¿no detestaré a quienes se levantan contra ti?
22 (22) Los odio con odio sin límites, | los tengo por enemigos.
23 (23) Sondéame, oh Dios, y conoce mi corazón, | ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
24 (24) mira si mi camino se desvía, | guíame por el camino eterno.

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Introducción a Salmos

SALMOS

La tradición hebrea dio a esta colección el nombre de «Himnos» o «Libro de himnos». En tiempos anteriores fue llamado «Oraciones». Los epígrafes de los salmos nos brindan una tercera posible denominación: en cincuenta y siete epígrafes aparece el nombre Mizmor, que se refiere a un canto con acompañamiento musical (psalmoi en la traducción griega de los LXX). Salmos o Salterio; es decir, una colección de loas o de encomios, de súplicas o de peticiones; un auténtico manual de oración; un conjunto de poemas oracionales u oraciones poéticas. El Salterio es, en su conjunto, un microcosmos bíblico. Los grandes temas del Antiguo Testamento suenan sinfónicamente. El libro, por tanto, debe leerse e interpretarse escuchando las voces procedentes de otros libros del Antiguo Testamento y percibiendo los ecos que resuenan en el Nuevo Testamento.

Aunque el libro está formado por ciento cincuenta salmos en todas sus versiones, no se sigue en ellas una numeración uniforme; es distinta en el texto hebreo (TH) y en la traducción griega de los LXX. Las versiones latinas y la traducción litúrgica siguen la numeración de los LXX, lo cual origina confusiones u obliga a consignar una doble numeración. En la presente traducción la numeración litúrgica va entre paréntesis.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Salmos 139,1-24*139 Alabanza individual con matices sapienciales. La presencia amorosa de Dios lo llena todo, nada se le escapa. Irrastreables son los caminos de Dios, su sabiduría es un abismo (véase Rom 11:33). Solo el Espíritu penetra tales profundidades (véase 1Co 2:10).