Salmos 41 Septuaginta en Español (Jünemann, 1992) | 13 versitos |
1
(Salmo 40)
(Mesiánico)
Cristo quéjase de sus enemigos y de Judas.
(Para el fin; salmo para David)
Bienaventurado el que cuida del mendigo y pobre: en día malo le librará el Señor.
2 El Señor le conserve y felicítele en la tierra, y no le entregue en manos de su enemigo.
3 El Señor le ayudará sobre el lecho de su dolor: todo su estrado has vuelto (a) en su enfermedad.
4 Yo dije: «Señor, apiádate de mí; sana a mi alma, que he pecado contra ti».
5 Mis enemigos hablaron mal de mí: «¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre?»
6 Y si entraba (b) para ver (c) , gratuitamente hablaba (d) , su corazón juntó iniquidad para sí.
7 Salía fuera y hablaba en lo mismo, contra mí. (40:8) Susurraban todos mis enemigos contra mí; excogitaban males para mí,
8 (40:9) palabra malvada dispusieron contra mí: «¿Acaso el que duerme no pasará a levantar?» (e) .
9 (40:10) Pues también el hombre de mi paz, en el cual esperé; el que comía mi pan, engrandeció sobre mí suplantación.
10 (40:11) Tú, empero, Señor, apiádate de mí, y resucítame y les retribuiré.
11 (40:12) En esto conocí que me has querido: que no se ha de alegrar mi enemigo sobre mí.
12 (40:13) Pero a mí, por la inocencia, acogiste y afianzaste delante de ti por siglo.
13 (40:14) ¡Bendito Señor, el Dios de Israel, desde el siglo y por el siglo. Sea, sea!


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Introducción a Salmos

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Fuente: Jünemann (1992)

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Notas

Salmos 41,3
3 a. Dar vuelta el lecho es ablandarle cariñosamente.



Salmos 41,6
6 b. El enemigo.
c. Verme, visitarme.
d. Mal.



Salmos 41,8
8 e. El enfermo es Cristo. «Hagamos dicen sus enemigos, que no se levante, matémosle».