Salmos 59 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 17 versitos |
1 Del director; no destruyas. De David, miktam. Cuando Saúl dio orden de vigilar la casa para darle muerte.

Defiéndeme, mi Dios, de mi enemigo, protégeme de los que se yerguen contra mí;
2 libérame del autor de maleficios, del hombre sanguinario ponme en salvo.
3 Observa cómo me tienden emboscadas y, poderosos, conspiran contra mí, sin delito, Señor, ni pecado de mi parte,
4 sin culpa en mí, se agitan ellos y preparan: despierta, ven y ve.
5 Tú, Señor de los ejércitos y Dios de Israel, despierta y visita a las gentes, no tengas compasión de los traidores. Selah
6 Regresan por la tarde, ladrando como perros, corriendo la ciudad.
7 Mira: van blasonando - espadas en sus labios -: ¿Quién es capaz de oír?
8 Pero tú, oh Señor, te burlas de ellos y tomas a irrisión todas las gentes.
9 A ti, mi fortaleza, van mis ojos: Dios, cierto, es mi refugio,
10 mi Dios viene a mi encuentro con su gracia, él me dará a ver a mis opresores en su suerte.
11 Hazlos, oh Dios, morir, y que mi pueblo no lo olvide, en tu poder dispérsalos, derríbalos, Señor, nuestra defensa.
12 El pecado de su boca es la palabra de sus labios, son presa del orgullo, y perjurio y traición es lo que hablan.
13 Consúmelos, consúmelos en ira y que perezcan, que se sepa que Dios es quien domina desde Jacob hasta los extremos de la tierra. Selah
14 Regresan por la tarde, ladrando como perros, corriendo la ciudad.
15 Van vagando por comida, y, al no saciarse, rondan en la noche.
16 Por mi parte, yo he de cantar tu fortaleza y celebrar tus favores a la aurora, por haberte tú mostrado mi refugio y mi cobijo, el día de la angustia.
17 A ti, mi fortaleza, he de cantar: Dios, cierto, es mi refugio, el Dios de mi favor.

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Introducción a Salmos

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas