Exodo  14 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 31 versitos |
1 Yahvéh habló a Moisés y le dijo:
2 Di a los hijos de Israel que den un rodeo y acampen delante de PiHajirot, entre Migdol y el mar, de cara a BaalSefón; allí acamparéis, cerca del mar.
3 El Faraón dirá de los hijos de Israel: Se han extraviado en el país; el desierto les ha cerrado el paso.
4 Yo endureceré el corazón del Faraón, que se lanzará tras ellos; pero yo me cubriré de gloria a costa del Faraón y de todo su ejército. Así reconocerán los egipcios que yo soy Yahvéh. Así lo hicieron.
5 Cuando se le anunció al rey de Egipto que el pueblo había huido, su corazón y el de sus siervos se volvió contra el pueblo, diciendo: ¿Qué es lo que hemos hecho dejando salir a Israel, de modo que ya no nos sirva más?
6 Y enganchó su carro y llevó consigo a su pueblo.
7 Movilizó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, con sus guerreros sobre cada uno de ellos.
8 Yahvéh endureció el corazón del Faraón, rey de Egipto, que salió en persecución de los hijos de Israel; pero éstos habían salido con la protección divina.
9 Los egipcios salieron tras ellos, y los alcanzaron cuando acampaban junto al mar. Todos los caballos y los carros del Faraón, sus caballeros y su ejército se encontraban cerca de PiHajirot, frente a BaalSefón.
10 Al acercarse el Faraón, los hijos de Israel alzaron los ojos y vieron que los egipcios marchaban contra ellos; y llenos de temor, clamaron a Yahvéh.
11 Dijeron entonces a Moisés: ¿Es que no había bastantes sepulcros en Egipto, para que nos hayas traído a morir en el desierto? ¿Por qué hiciste con nosotros esto, el sacarnos de Egipto?
12 ¿No fue esto lo que te repetíamos en Egipto, cuando te decíamos: Déjanos que sirvamos a los egipcios? ¡Mejor nos hubiera sido servir a los egipcios que morir en el desierto!
13 Moisés dijo al pueblo: No temáis; quedaos tranquilos y veréis la salvación que Yahvéh llevará hoy a cabo en favor vuestro; pues a los egipcios que hoy veis, ya no los volveréis a ver más.
14 Yahvéh combatirá por vosotros; y vosotros no tendréis que hacer nada.
15 Yahvéh dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha.
16 Tú alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, para que los hijos de Israel entren en medio del mar a pie enjuto.
17 Yo endureceré el corazón de los egipcios y entrarán detrás de ellos. Me cubriré de gloria a costa del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de sus guerreros.
18 Los egipcios conocerán que yo soy Yahvéh, cuando me haya cubierto de gloria a costa del Faraón, de sus carros y de los guerreros de sus carros.
19 El ángel de Dios, que iba delante de las huestes de Israel, cambió de lugar y se puso detrás de ellos. También la columna de nube que iba delante de ellos se puso detrás,
20 entre el campo de los egipcios y el de Israel. La nube era tinieblas para unos, y para los otros iluminaba la noche, de modo que las dos huestes no se acercaron una a otra en toda la noche.
21 Moisés extendió su mano sobre el mar y Yahvéh removió sus aguas, durante toda la noche, con un fuerte viento del oriente que secó el mar, y las aguas se dividieron.
22 Los hijos de Israel entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras las aguas formaban para ellos una muralla a derecha y a izquierda.
23 Los egipcios los persiguieron, y toda la caballería del Faraón, sus carros con sus guerreros, entraron tras ellos en medio del mar.
24 Sucedió que, llegada la vigilia matutina, miró Yahvéh desde la columna de fuego y de nube a las huestes de los egipcios y sembró la confusión en ellas.
25 Atascó las ruedas de sus carros, de modo que avanzaran muy lentamente. Dijéronse entonces los egipcios: Huyamos ante Israel, porque Yahvéh pelea por ellos contra Egipto.
26 Dijo luego Yahvéh a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, y que las aguas regresen sobre los egipcios, sobre sus carros y los guerreros de sus carros.
27 Moisés extendió su mano sobre el mar y, al despuntar el día, el mar volvió a su nivel; los egipcios huían de él, pero Yahvéh revolcó a los egipcios en medio del mar.
28 Las aguas, al reunirse, cubrieron carros y jinetes, todo el ejército del Faraón, que habían entrado tras ellos en el mar, y no quedó ni uno solo.
29 Pero los hijos de Israel caminaban a pie enjuto por el lecho del mar, mientras las aguas formaban para ellos una muralla a su derecha y a su izquierda.
30 Aquel día salvó Yahvéh a Israel de mano de los egipcios, e Israel vio a los egipcios muertos en la orilla del mar.
31 Israel vio el gran poder que había desplegado Yahvéh contra Egipto, y el pueblo temió a Yahvéh, y creyó en Yahvéh y en Moisés, su siervo.

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Introducción a Exodo 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas