Eclesiastés 6 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 12 versitos |
1 He observado bajo el sol una desgracia que pesa sobre los hombres:
2 Dios concede a un hombre bienes, fortuna y honores, sin que le falte nada de cuanto puede desear; pero Dios no le concede disfrutarlas, porque un extraño las disfruta. Esto es vanidad y grave desventura.
3 Supongamos que un hombre tiene cien hijos y vive muchos años; por muy larga que sea su vida, si no puede satisfacer su deseo de felicidad y además acaba sin sepultura, afirmo que es mejor un aborto,
4 que llega en un soplo y se marcha a oscuras, | la tiniebla encubre su nombre;
5 no vio el sol ni se enteró de nada, | pero descansa mejor que el otro.
6 Y si no disfruta de la dicha, aunque viva dos veces mil años, ¿no van todos al mismo lugar?
7 El hombre se fatiga para la boca, | y el estómago nunca se llena.
8 ¿En qué aventaja el sabio al necio? | ¿De qué le sirve al pobre | saber manejarse en la vida?
9 Más vale lo que ven los ojos | que dejarse llevar por el deseo. | También esto es vanidad y caza de viento.
10 Lo que existe ya recibió un nombre. Ya sabe que es hombre y que no puede discutir con alguien más fuerte que él.
11 Cuantas más palabras, más vanidad. ¿Qué saca en limpio el hombre?
12 ¿Y quién le dice al hombre lo que va a pasar durante su vida, durante los pocos años de su vana existencia, que atraviesa como una sombra? ¿Quién le dirá lo que va a suceder en el futuro bajo el sol?

Patrocinio

 
 

Introducción a Eclesiastés

ECLESIASTÉS

El término qohelet (ekklesiastes en griego) alude al que reúne o convoca la asamblea, y su identificación -como autor- con Salomón es, como sucede en Prov y Cant, un caso de ficción literaria. Del verdadero autor nada se sabe; la composición del libro suele situarse en la segunda mitad del siglo iii a.C. Como Job, su protagonista desconfía claramente -basándose en la propia experiencia- de la teoría tradicional de la retribución divina, según la cual, Dios premia a los buenos y castiga a los malos. A pesar de sus reflexiones, no logra alcanzar una respuesta satisfactoria a sus interrogantes. Si la misma suerte aguarda al sabio y al necio, ¿qué ventaja aporta entonces la sabiduría? Si nada hay nuevo bajo el sol, ¿a qué buscar? La bancarrota del esfuerzo sapiencial deja paso a otra afirmación radical: la conveniencia de disfrutar de los placeres, que Qohélet entiende, sin embargo, como don divino.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

Patrocinio

Notas