Isaías 33 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 24 versitos |
1 ¡Ay de ti, devastador, que no has sido devastado, traidor a quien no han traicionado! Cuando termines tú de devastar, serás devastado; cuando acabes tú de traicionar, te habrán traicionado.
2 Yahvéh, ten piedad de nosotros, en ti esperamos; sé nuestro brazo cada mañana, nuestra salud en tiempo de angustia.
3 Al fragor del estrépito huyen los pueblos; cuando tú te levantas, se desbandan las naciones.
4 Se amontonará vuestro botín como montón de saltamontes; como se abalanzan las langostas, así se abalanzan sobre él.
5 Excelso es Yahvéh, que mora en lo alto; colma a Sión de equidad y de justicia.
6 Será seguridad de tus días, un caudal de salud, de sabiduría y de conocimiento. El temor de Yahvéh será su tesoro.
7 Mirad, sus heraldos gritan por las calles; los mensajeros de la paz lloran amargamente.
8 Están desiertos los caminos, nadie pasa ya por el sendero. Rompió la alianza, despreció las ciudades, a nadie respetó.
9 Enluteció, languideció la tierra, enrojeció, se marchitó el Líbano; quedó el Sarón como la estepa, sacudidos el Basan y el Carmelo.
10 Ahora me levanto - dice Yahvéh -; ahora me alzo, ahora me elevo.
11 Concebís hojas y parís rastrojos, es vuestro soplo fuego que os devora.
12 Serán los pueblos tizones de cal, abrojos arrancados que en el fuego arderán.
13 Escuchad, lejanos, lo que hice; sabed, cercanos, cuál es mi fuerza.
14 Temieron en Sión los pecadores, temblor sobrecogió a los impíos. ¿Quién de nosotros morará en fuego devorador? ¿Quién de nosotros morará en hogueras eternas?
15 Quien camina con justicia y habla con rectitud; quien rechaza ganancia de coacciones y sacude sus manos por no aceptar soborno; quien tapa sus oídos por no escuchar propuestas sangrientas; quien cierra sus ojos, por no mirar lo malo:
16 éste morará en las alturas, crestas rocosas serán su refugio; el pan se le dará, el agua le está asegurada.
17 A un rey en su esplendor contemplarán tus ojos, y verán un vastísimo país.
18 Tu corazón recordará el terror: ¿Dónde está el que contaba? ¿Dónde está el que pesaba? ¿Dónde está el que contaba las torres?
19 No verás al pueblo insolente, pueblo de idioma oscuro, incomprensible, de lengua bárbara, ininteligible.
20 Contempla a Sión, ciudad de nuestra asamblea. Tus ojos verán a Jerusalén morada tranquila, tienda inamovible, cuyos clavos jamás se arrancarán y ninguna de sus cuerdas será rota.
21 Al contrario, allí será poderoso Yahvéh para nosotros, en un lugar de ríos y de anchos canales. No lo pasará barco de remos, ni lo surcará nave poderosa.
22 Se han aflojado tus maromas, no sostienen la base de su mástil, no despliegan la bandera.
23 Porque Yahvéh es nuestro juez, Yahvéh nuestro legislador, Yahvéh nuestro rey, él nos salvará.
24 Entonces se reparte la presa de un inmenso botín, y hasta los cojos se entregan al saqueo.

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Introducción a Isaías

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas