Isaías 41 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 29 versitos |
1 ¡Islas, escuchadme en silencio! Cobren nueva fuerza los pueblos. Que se acerquen, y entonces que hablen, juntos al juicio lleguemos.
2 ¿Quién suscitó del Oriente a aquel a quien la victoria le sale al paso, le entrega naciones para que a reyes impere? Los reduce a polvo su espada, a tamo fugitivo su arco.
3 Los persigue, atraviesa en paz, el camino con sus pies no roza.
4 ¿Quién lo realizó y lo hizo? Quien llama a las generaciones desde el principio, Yo, Yahvéh, que soy el primero y que estaré con los últimos.
5 Lo ven las islas y temen, tiemblan los confines de la tierra. Se acercaron y vinieron.
6 Uno a otro se ayudan cada cual dice al otro: ¡Ánimo!
7 Anima el artesano al orfebre, el que pulimenta con martillo al que golpea en el yunque. Dice de la soldadura: ¡Está bien! La sujeta con clavos para que no se tambalee.
8 Pero tú, Israel, siervo mío, Jacob a quien elegí, estirpe de Abraham, mi amigo,
9 tú, a quien tomé de los confines de la tierra, a quien llamé desde sus partes más remotas, a quien dije: Eres mi siervo, yo te elegí y no te he rechazado:
10 no temas, que yo estoy contigo; no te asustes, que yo soy tu Dios. Te fortalezco y te ayudo, te sostengo con mi diestra salvadora.
11 Mira: quedarán confundidos y avergonzados todos los que se enojan contigo; serán como nada y perecerán los hombres que contigo discuten.
12 Los buscarás y no los encontrarás a los hombres que altercan contigo; serán como nada, una nulidad los hombres que guerrean contra ti.
13 Pues yo soy Yahvéh, tu Dios, que toma tu diestra y te dice: No temas; yo te ayudo.
14 No temas, gusanillo de Jacob, larva de Israel. Yo te ayudo, dice Yahvéh ; tu redentor es el Santo de Israel.
15 Mira: te convierto en trillo, rastrillo nuevo con muchos dientes, trillarás las montañas y las triturarás, dejarás las colinas como paja.
16 Las aventarás, y el viento se las llevará, las dispersará el huracán; y tú te alegrarás en Yahvéh, en el Santo de Israel te gloriarás.
17 Los pobres, los necesitados buscan agua y no la hay, su lengua por la sed está reseca. Yo, Yahvéh, los atenderé;
18 yo, Dios de Israel, no los abandonaré. Alumbraré corrientes sobre las crestas, manantiales en medio de los valles; convertiré el desierto en estanques, la tierra seca en fuentes de agua.
19 Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos; colocaré en la estepa cipreses, álamos junto con bojes,
20 para que vean y conozcan, adviertan y comprendan a la vez que la mano de Yahvéh hace esto y el Santo de Israel lo crea.
21 Presentad vuestro pleito, dice Yahvéh ; allegad vuestras pruebas, dice el Rey de Jacob.
22 Que se acerquen y nos anuncien las cosas que van a ocurrir. Anunciad qué fueron las cosas pasadas para que prestemos atención y conozcamos su desenlace, o declaradnos las cosas futuras.
23 Anunciad lo que ha de venir después, para que sepamos que sois dioses. ¡Ea!, haced algo bueno o malo, para que nos asustemos y todos temamos.
24 Mirad: vosotros sois menos que nada; vuestras obras, absoluta nulidad. Es abominable quien os elige.
25 Lo suscité del norte y vino, del sol naciente lo llamé por su nombre. Pisoteó gobernadores como barro, como pisa la arcilla el alfarero.
26 ¿Quién lo anunció desde el principio para que lo sepamos, o desde tiempo inmemorial para que digamos: ¡Exacto! ? Nadie en absoluto lo anunció, nadie en absoluto lo declaró, nadie en absoluto oyó vuestras palabras.
27 Yo, el primero, dije a Sión: Mira: están aquí, y a Jerusalén envío un mensajero de dicha.
28 Miré, y no había nadie, entre éstos, no había un consejero, para que les preguntara y ellos me respondieran.
29 Mirad: son nada todos ellos, son nulidad sus obras, viento y vacío sus estatuas. Mirad a mi siervo, a quien sostengo

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Introducción a Isaías

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas