Isaías 43 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 28 versitos |
1 Israel será rescatado y repatriado. Pero ahora, así dice Yahvéh, que te creó, Jacob, que te formó, Israel: No temas, pues te redimo, te llamo por tu nombre, eres mío.
2 Si pasas por las aguas, contigo estoy, si por los ríos, no te anegarán; si andas por el fuego, no te quemarás, y la llama no te abrasará.
3 Pues yo, Yahvéh, soy tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador. Doy a Egipto por tu rescate, a Kus y a Seba por ti.
4 Porque eres caro a mis ojos, muy apreciado, y te amo; doy hombres por ti y pueblos por tu vida.
5 »No temas, que yo estoy contigo: De oriente traeré tu estirpe, y de occidente te recogeré.
6 ¡Entrégalos! - diré al norte -; ¡No los retengas!, al sur. Trae a mis hijos de la lejanía, a mis hijas del confín de la tierra,
7 a todo el que me llame por mi nombre a los que creé para mi gloria, a los que hice y formé.
8 Saca al pueblo ciego, aunque tiene ojos, y a los sordos, aunque tienen oídos.
9 ¡Que todas las naciones se reúnan a la vez y que los pueblos se congreguen! ¿Quién de entre ellos anunciará esto, y las cosas pasadas nos declararán? Pongan sus testigos y se justifiquen, para que se oiga y se diga: ¡Es verdad!
10 Vosotros sois mis testigos, dice Yahvéh, pues sois mi siervo a quien elegí, para que sepáis y creáis en mí y comprendáis que soy yo. Antes de mí ningún dios existió, y después de mí no lo habrá.
11 Yo, yo soy Yahvéh, y fuera de mí no hay salvador.
12 Yo anuncié, salvé y declaré, y no soy entre vosotros un extraño: vosotros sois mis testigos, dice Yahvéh. Yo soy Dios desde siempre
13 y también desde hoy soy el mismo, y no hay quien salve de mi mano: lo haré, y ¿quién lo cambiará?
14 Así dice Yahvéh, vuestro redentor, el Santo de Israel: Por amor vuestro envío a Babilonia y derribo, fugitivos todos ellos, a los caldeos, en sus aves clamorosas.
15 Yo, Yahvéh, vuestro Santo, creador de Israel, vuestro rey.
16 Así dice Yahvéh, que hizo en el mar un camino y en las aguas caudalosas un sendero;
17 que sacó carros y caballos, tropas y adalides a la vez; yacen tendidos, no se levantan, se apagaron como mecha, se extinguieron:
18 No recordéis las cosas pasadas, no repaséis las cosas antiguas.
19 Aquí estoy haciendo una cosa nueva, ahora mismo despunta, ¿no la conocéis? Yo haré en el desierto un camino, en el páramo ríos.
20 Me ensalzarán las fieras salvajes, los chacales y los avestruces, porque habré puesto en el desierto agua, en el páramo ríos, para dar a beber a mi pueblo elegido.
21 El pueblo que formé para mí contará mi alabanza.
22 Pero tú no me invocaste, Jacob; te cansaste de mí, Israel.
23 No me trajiste el cordero de tus holocaustos ni me ensalzaste con tus sacrificios. No te abrumé exigiéndote ofrendas, ni te cansé pidiéndote incienso.
24 No me compraste con dinero canela, ni me saciaste con la grasa de tus sacrificios; sólo me abrumaste con tus pecados, me cansaste con tus iniquidades.
25 Yo soy, yo soy quien borra tus transgresiones por amor mío, y de tus pecados no me acuerdo.
26 Avísame, vayamos juntos a juicio, refiere tú mismo para justificarte.
27 Tu primer padre pecó, y tus portavoces se rebelaron contra mí.
28 Por eso excomulgué a los jefes del santuario, entregué a Jacob al exterminio y a Israel a los ultrajes.

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Introducción a Isaías

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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