Isaías 63 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 19 versitos |
1 ¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos carmesí, con atavíos esplendorosos y poderoso en la grandeza de su fuerza? Soy yo, el que habla en justicia, que se engrandece para salvar.
2 ¿Por qué están enrojecidos tus vestidos, y tus vestiduras como las del que pisa en el lagar?
3 He pisado el lagar yo solo, pues ningún hombre de los pueblos estuvo conmigo. Los he pisado en mi ira y los he hollado en mi furor; su sangre salpicó mis vestidos y manché toda mi vestidura.
4 Porque el día de la venganza ha estado en mi corazón, y el año de mi redención ha llegado.
5 Miré, y no hubo quien diera auxilio; me asombré de que no hubiera quien apoyara; entonces mi brazo me salvó y mi ira me sostuvo.
6 En mi ira hollé a las naciones y las afligí en mi furor, echando por tierra su poder.
7 La misericordia de Yahweh recordaré, y la alabanza de Yahweh conforme a todo lo que Yahweh me ha otorgado, y ha abundado en misericordia para con la casa de Israel, pues me ha recompensado según sus misericordias y según sus muchas bondades.
8 Porque Él dijo: “Ellos son mi pueblo, hijos que no engañan”; entonces Él se convirtió en su Salvador.
9 Él no los atribuló en ninguna de sus tribulaciones; un ángel de su presencia los salvó. En su amor y en su compasión los redimió, los levantó y los llevó todos los días pasados.
10 No obstante, ellos se rebelaron y contristaron su Espíritu Santo; entonces Él se volvió su adversario, y los combatió.
11 Pero recordó los días pasados, a Moisés su siervo, cómo lo hizo subir del mar para ser pastor de su rebaño, y cómo puso dentro de él su Espíritu Santo.
12 Su glorioso brazo guió la diestra de Moisés; abrió brecha en el mar ante ellos y los hizo de renombre eterno.
13 Los condujo por las profundidades como a un caballo por el desierto, y no tropezaron.
14 El Espíritu de Yahweh los guió como a ganado que desciende al valle. Así condujiste a tu pueblo, y te hiciste un Nombre glorioso.
15 Mira desde el Cielo, y contempla desde tu santa y gloriosa morada. ¿Dónde están tu celo y tu poderío? ¿Se ha apartado de nosotros la conmoción de tus entrañas y tu misericordia?
16 Porque tú eres nuestro Padre. Abraham no nos conoce, ni Israel nos reconoce. Tú, oh Yahweh, eres nuestro Padre, Redentor nuestro, y tu Nombre es desde la eternidad.
17 ¿Por qué, oh Yahweh, nos has dejado extraviarnos de tu camino, y endureciste nuestro corazón ante tu temor? ¡Vuélvete por amor a tus siervos, la tribu de tu heredad!
18 Por poco tiempo poseerá tu pueblo santo; los que nos oprimen han pisoteado tu santuario.
19 Hemos llegado a ser desde tiempo antiguo como aquéllos sobre los cuales aún no hubieras gobernado, ni sobre quienes nunca hubiera sido invocado tu Nombre.

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Introducción a Isaías

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