1 Advertencia contra los egipcios (1-2) Cuando Joacín llevaba cuatro años de reinar en Judá, el Dios de Israel me habló acerca de las otras naciones, y del ejército de Necao, rey de Egipto. Por esos días el rey de Babilonia había derrotado a Necao en la ciudad de Carquemis, junto al río Éufrates. El mensaje que me dio fue el siguiente: |
3 «¡Egipcios, tomen sus armas y prepárense para el combate! |
4 ¡Ensillen y monten los caballos! ¡Afilen las lanzas y pónganse las corazas! ¡Cúbranse con los cascos! |
5 »¿Pero qué es lo que veo? ¡Los soldados egipcios retroceden! Derrotados y llenos de miedo, huyen sin mirar atrás. ¡Hay terror por todas partes! |
6 »¡Los más veloces no pueden huir! ¡Los más fuertes no logran escapar! ¡Allá en el norte, a la orilla del río Éufrates, tropiezan y ruedan por el suelo! |
7 »Una nación se acerca con violencia. ¡Hasta se parece al río Nilo cuando sus aguas se desbordan! ¿Qué nación puede ser? |
8 ¡Es Egipto, que se ha enfurecido, que ha crecido como el Nilo! Viene decidido a inundar la tierra, a destruir ciudades y a matar gente. |
9 »¡Que ataquen los caballos! ¡Que avancen los carros de guerra! ¡Que marchen los soldados! ¡Que tomen sus armas los soldados de los países africanos! |
10 »El día de la victoria pertenece al poderoso Dios de Israel. Él ganará la batalla; se vengará de sus enemigos. La espada se empapará de sangre y acabará por matar a todos. Allá en el país del norte, a la orilla del río Éufrates, el Dios de Israel matará a mucha gente. |
11 »Soldados de Egipto: de nada les servirá que vayan a Galaad y consigan alguna crema curativa; aunque consigan medicinas, no les servirán de nada. |
12 Todo el mundo está enterado de que han sido derrotados; por todas partes se escuchan sus gritos de dolor; chocan los guerreros unos contra otros, y ruedan por el suelo». |
13 Cuando el rey de Babilonia vino para atacar a los egipcios, Dios me dio este mensaje: |
14 «Esto debe saberse en Egipto; debe anunciarse en sus ciudades: “¡Soldados, prepárense para la batalla! ¡Ya viene su destrucción!” |
15 (15-17) »Los soldados se tropiezan; caen uno encima del otro, y dicen: “¡Huyamos! ¡Volvamos a nuestro país antes que nos mate el enemigo! ¡Nuestro rey es un charlatán! ¡Habla mucho y no hace nada!” »Pero los soldados han caído, y ya no podrán levantarse, porque yo los derribé. ¡Yo soy el Dios de Israel! |
18 (18-19) »Ustedes, los que viven en Egipto, vayan empacando lo que tienen, porque serán llevados prisioneros; la capital será destruida y quedará en ruinas y sin gente. »Les juro por mí mismo que el enemigo que viene se parece al monte Tabor, que sobresale entre los montes; se parece al monte Carmelo, que está por encima del mar. ¡Yo soy el Dios todopoderoso! ¡Yo soy el único Rey! |
20 »La hermosura de Egipto será destruida; Babilonia vendrá del norte y la atacará. |
21 Egipto contrató soldados extranjeros, todos muy fuertes y valientes, ¡pero hasta ellos saldrán huyendo!; ¡saldrán corriendo a toda prisa! Ya llegó el día de su derrota; ¡ya llegó el día de su castigo! |
22 »El ejército babilonio es muy numeroso; tanto que nadie lo puede contar. Por eso los soldados egipcios huirán como serpientes desprotegidas. |
23 »Egipto parece un bosque tupido, pero sus enemigos lo rodearán y lo atacarán con sus hachas, dispuestos a derribar todos los árboles. |
24 »¡Egipto quedará humillado! ¡Caerá bajo el poder de Babilonia!» |
25 Esperanza para el pueblo de Dios El Dios de Israel dice: «Voy a castigar al rey de Egipto, a sus dioses y a todos los que confían en ellos. |
26 Dejaré que caigan en poder del rey de Babilonia y de su ejército, para que los maten. Sin embargo, en el futuro Egipto volverá a ser habitado como antes. Les juro que así lo haré. |
27 (27-28) »Y ustedes, pueblo de Israel, no tengan miedo ni se asusten; yo haré que vuelvan de Babilonia, adonde fueron llevados como esclavos. No tengan miedo, israelitas. Ustedes son mi pueblo; son descendientes de Jacob. Yo les prometo que volverán a vivir tranquilos porque yo estoy con ustedes. »Destruiré a todas las naciones por las que los dispersé, pero a ustedes no los destruiré; sólo los castigaré por su bien, pues merecen que los corrija. Les juro que así lo haré». |