Ezequiel  11 Septuaginta en Español (Jünemann, 1992) | 25 versitos |
1
Continuación de la vista.
Perecen los nobles; torna el pueblo. Desaparece la visión.
Y me levantó consigo un espíritu, y me llevó sobre la puerta de la casa del Señor, la enfrente, la que mira al oriente. Y sobre los vestíbulos de la puerta, como (a) veinticinco varones; y vi en medio de ellos a Jezonías, el de Azur y a Feltías, el de Banaías, los jefes del pueblo.
2 Y me dijo el Señor: «Hijo del hombre, éstos, los varones que piensan cosas vanas, y aconsejan consejo malo en esta ciudad;
3 los que dicen: «¿Acaso no se acaban de edificar las casas? Esta (b) es la olla y nosotros la carne.»
4 «Por esto profetiza sobre ellos; profetiza, hijo de hombre.»
5 Y cayó sobre mí el espíritu del Señor y me dijo: «Di: Esto dice el Señor: «Así habéis dicho, casa de Israel, y los consejos de vuestro espíritu yo sé;
6 habéis multiplicado vuestros muertos en esta ciudad y llenado vuestras vías de heridos.
7 Por esto dice el Señor: «Vuestros muertos que heristeis en medio de ella, éstos son la carne; y ésta la olla es; y a vosotros sacaré de en medio de ella.
8 Espada teméis, y espada traeré sobre vosotros, dice el Señor.
9 Y os sacaré de en medio de ella; y os entregaré en manos de extraños; y haré en vosotros juicios.
10 En espada caeréis; sobre los montes de Israel os juzgaré, y conoceréis que yo soy el Señor.
11 (Esta os será en olla; y vosotros no seréis, no, en su medio, en carne; en los confines de Israel os juzgaré.
12 Y conoceréis esto: que yo soy el Señor; que en mis justificaciones no habéis andado, y mis juicios no habéis hecho, y según los juicios de las gentes, en contorno vuestro, habéis hecho) (c)
13 Y aconteció que, profetizando yo, Feltías, el de Banaías, muriera; y caigo sobre mi rostro, y vociferé con voz grande, y dije: «¡Ay de mí, ay de mí, Señor; ¿en consumación tú haces los residuos de Israel?»
14 Y fue hecha palabra del Señor a mí, diciendo:
15 «Hijo de hombre, tus hermanos y los varones de tu cautividad y toda la casa de Israel ha sido consumados, a los cuales dijeron, a ellos, los habitantes de Jerusalén: «Lejos estad del Señor: a nosotros ha sido dada la tierra en herencia.»
16 Por esto di: «Esto dice el Señor»: «Porque los rechazaré a las gentes, y los dispersaré en toda la tierra, y seréles santificación pequeña en las regiones donde entraren, allí.»
17 Por esto di: «Esto dice el Señor: «También los acogeré de entre las gentes; y congregárelos de las regiones donde los dispersé en ellas, y daréles la tierra de Israel.
18 Y entrarán allí, y quitarán todas las abominaciones de ella y todas sus iniquidades, de ella.
19 Y les daré corazón, otro; y espíritu nuevo les daré; y sacaré el corazón el lapídeo de su carne y les daré corazón cárneo;
20 porque en mis preceptos anden, y mis justificaciones guarden y las hagan; y me serán mi pueblo, y yo les seré su Dios.
21 Y al corazón de sus abominaciones y sus iniquidades, así como su corazón andaba, sus caminos sobre sus cabezas he dado», dice el Señor.
22 Y alzaron los querubines sus alas; y las ruedas (d) , junto a ellos; y la gloria del Dios de Israel con ellos por cima de ellos.
23 Y ascendió la gloria del Señor de en medio de la ciudad; y detúvose sobre el monte que está frente a la ciudad.
24 Y cogióme consigo un espíritu y me llevó a tierra de los caldeos, a la cautividad, en visión, en espíritu de Dios. Y ascendí de la visión que vi;
25 y hablé a la cautividad todas las palabras del Señor, las que me había manifestado.


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Introducción a Ezequiel 

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Fuente: Jünemann (1992)

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Notas

Ezequiel  11,1
1 a. Unos. Podía alguno o algunos no estar continua o activamente allí.



Ezequiel  11,3
3 b. Esta es la ciudad recién edificada, inexpugnable. Nosotros corremos la misma suerte que ella.



Ezequiel  11,12
12 c. H.



Ezequiel  11,22
22 d. Estaban.