Ezequiel  32 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 32 versitos |
1 El año duodécimo, el duodécimo del mes, el día primero del mes, me fue dirigida la palabra de Yahvé, diciendo:
2 Hijo de hombre, canta una elegía al faraón, rey de Egipto, y di: Eras como el león de las gentes, eras como el cocodrilo de los mares i; con tus narices hacías hervir las aguas y las enturbiabas con tus patas, y hollabas sus canales."
3 Así dice el Señor, Yahvé: Yo te tenderé la red con una turba de pueblos que te subirán en mi esparavel,
4 y te echaré en tierra seca, y te dejaré en medio del campo. Haré venir sobre ti todas las aves del cielo y saciaré de ti a todas las bestias de la tierra.
5 Esparciré tus carnes por los montes y llenaré de tu carroña los valles.
6 Regaré con tu sangre la tierra sobre los montes y de ella se llenarán los torrentes.
7 Al apagar tu luz, velaré los cielos y oscureceré las estrellas. Cubriré de nubes el sol, y la luna no resplandecerá.
8 Todos los astros que brillan en los cielos los vestiré de luto por ti, y cubriré de tinieblas la tierra, dice el Señor, Yahvé.
9 Y llenaré de horror el corazón de muchos pueblos cuando lleve al cautiverio a los tuyos, a tierras que no conocen.
10 Dejaré por ti atónitos a muchos pueblos y a sus reyes, que temerán por ti cuando yo blanda mi espada ante ellos el día de tu ruina.
11 Porque así dice el Señor, Yahvé: La espada del rey de Babilonia te alcanzará.
12 Yo haré caer a tu multitud con la espada de los valientes, todos ellos los más violentos de los pueblos, que destruirán la soberbia de Egipto, y todas sus muchedumbres quedarán deshechas.
13 Y haré perecer todos tus ganados de sobre las muchas aguas, que no enturbiará ya más pie de hombre ni pezuña de bestia.
14 Entonces haré que se limpien sus aguas y que se deslicen sus canales como aceite, dice el Señor, Yahvé.
15 Cuando tornare en desierto la tierra en Egipto y asolare cuanto la llena, cuando hiriere a cuantos la habitan, entonces sabrán que yo soy Yahvé.
16 Esta es la elegía que cantarán: la cantarán las hijas de las gentes, la cantarán sobre Egipto y sobre toda su muchedumbre, dice el Señor, Yahvé.
17 El año duodécimo, el quince del mes, fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo:
18 Hijo de hombre, compone un canto lúgubre a la muchedumbre de Egipto. Precipítale a él y a las hijas de las gentes fuertes a las profundidades de la tierra, con los que bajan a la fosa.
19 ¿Conque nos sobrepasabas por belleza? Baja, baja a la fosa y yace entre los incircuncisos.
20 Cae en medio de los muertos a la espada, que la espada ya ha sido entregada; traedlo con toda su pompa7."
21 En el “seol” se dirigirán a él los valientes, diciéndole a él y a sus auxiliares: Han bajado a la fosa y yacen entre los incircuncisos, entre los muertos a la espada.
22 Allí está Asur con todos sus ejércitos, cuyos sepulcros están en torno de él.
23 Están sepultados en lo profundo de la fosa, rodeándole en torno, todos traspasados por la espada, los que sembraron el terror en la tierra de los vivos.
24 Allí está Elam con todas sus mesnadas en torno de su sepulcro; todos los muertos a la espada cayeron, y bajaron incircuncisos a lo profundo de la fosa. Los que esparcieron el terror en la tierra de los vivos, trajeron su ignominia a lo profundo de la fosa."
25 En medio de los muertos pusieron su lecho para él y sus muchedumbres. Sus sepulcros lo rodean, todos incircuncisos, muertos a la espada. Sembraron el espanto en la tierra de los vivos, pero vinieron con su ignominia a unirse con los que bajaron al “seol” y yacen en medio de los muertos.
26 Allí Mesec y Túbal, con todos sus ejércitos, cuyos sepulcros le rodean; todos incircuncisos, muertos a la espada, los que aterrorizaban a la tierra de los vivos."
27 No yacen con los héroes los caídos de antiguo, que descendieron a la morada de los muertos con sus armas de guerra, la espada bajo sus cabezas y el escudo sobre sus huesos, con haber sido el terror de los guerreros en la tierra de los vivos.
28 También tú serás quebrantado entre los incircuncisos y yacerás con los muertos a la espada.
29 Allí está Edom, sus reyes y sus príncipes todos, que, a pesar de su valor, yacen entre los muertos a la espada y duermen con los incircuncisos, con los que bajaron a la fosa.
30 Allí están todos los príncipes del septentrión y todos los sidonios, que con su ignominia descendieron a los muertos a pesar del terror que inspiraba su valor. Incircuncisos se acostaron con los muertos a la espada, y comparten su ignominia con los que bajan a la fosa.
31 El faraón los verá y se consolará de su muchedumbre, de los suyos muertos a la espada y de todo su ejército, dice el Señor, Yahvé.
32 Porque yo sembraré mi terror en la tierra de los vivos, y se acostarán en medio de los incircuncisos, con los muertos a la espada, el faraón y toda su muchedumbre, dice el Señor, Yahvé.

Patrocinio

 
 

Introducción a Ezequiel 

Times New Roman ;;;;

Ezequiel.
Introducción.

Vida del profeta.
Ezequiel (en hebreo Yejezque'el: Dios conforta) era de la clase sacerdotal , y fue llevado a Babilonia como cautivo en 598 a.C., juntamente con el rey Jeconías y parte de la aristocracia judaica. Según el mismo nos dice, moraba en una localidad llamada Tell-Abib, junto al río Kebar (o Naru Kabaru, de las inscripciones cuneiformes), al sur de Babilonia. Allí vivía con su esposa, participando de las penas de los exilados. En el año quinto de su cautividad (593), mientras se hallaba a orillas de dicho río, fue llamado misteriosamente al ministerio profético 2, que ejerció durante veintidós años. Su último escrito datado es del 572 a.C. (año 27 de su traslado a Babilonia). No sabemos cómo ni cuándo murió. Según una tradición antigua judaica, fue muerto por un juez1 del pueblo que había sido reprendido por el profeta 3.

Misión del profeta.
Como Jeremías tenía por misión predicar a los judíos de Palestina los caminos del Señor, anunciándoles los castigos y recriminándoles su pésima conducta de abandono de las vías del Señor, Ezequiel fue el hombre providencial que se ocupó de mantener viva la fe yahvista en el destierro de Babilonia. La situación era sumamente delicada, ya que los exilados, lejos de comprender el sentido de su destino en los planes de Dios - como castigo de sus pecados - , continuaban con su propensión a la idolatría. Acusaban a Yahvé de ser injusto con ellos al hacerles cargar con culpas de sus antepasados 4. Por otra parte, estaban seguros de que su exilio duraría muy poco tiempo, y, sobre todo, que Dios no permitiría la destrucción de Jerusalén y de su templo por los caldeos5. Ezequiel debía hacer frente a estas falsas concepciones, fustigar sus vicios, como la propensión a la idolatría, a los adulterios, perjurios y pecados contra la justicia social.
Sobre todo, como Jeremías en Jerusalén, predicaba contra la falsa confianza fetichista en el templo de Jerusalén como garantía de permanencia de la nación judaica. En la misión de Ezequiel tenemos que distinguir dos momentos o etapas: la anterior a la destrucción de la Ciudad Santa por los babilonios (587 a.C.), durante la cual tuvo que hacer frente a las falsas esperanzas de repatriación de los exilados, anunciándoles reiteradamente el colapso de la Ciudad Santa, y la etapa que siguió a la toma de Jerusalén por los caldeos. Se han cumplido sus profecías exterminadoras, y, ante la depresión colectiva nacional, empezó a predicar la resurrección de la nación, en una nueva teocracia ideal, en la que se cumplirían las íntimas aspiraciones individuales y colectivas de los descendientes de Abraham 6.
Basándose en numerosas alteraciones textuales, algunos autores han propuesto la tesis de que la predicación de Ezequiel, anterior a la destrucción de Jerusalén, tuvo por escenario Palestina, de forma que el profeta se dirigía, como Jeremías, a sus compatriotas que no habían sido llevados en la primera cautividad 7. Esta hipótesis, al principio deslumbradora e insinuante como solución a complejos problemas textuales del libro de Ezequiel, no parece en realidad que tenga muchos visos de objetividad histórica, ya que crea mayores problemas en relación a la vida y actividad literario-profética de Ezequiel, como veremos al tratar de la composición y datación de sus oráculos.

Ambiente histórico.
La situación política internacional de la época de Ezequiel es similar a la que hemos descrito en la introducción al libro de Jeremías. Después del colapso del imperio asirio en 612, en que tiene lugar la conquista de Nínive por Nabopolasar (625-605), caudillo babilonio, auxiliado por los medos, Egipto quiere conquistar la zona de influencia en las antiguas provincias conquistadas por Asiría; por ello, Necao II, en 609, sube, a través de Palestina y Siria, al encuentro de los ejércitos medo-babilónicos. Al pasar por Megiddo, junto al Carmelo, le sale al paso el rey Josías de Judá, que muere en el combate (609 a.C.); le sucedió su hijo Joacaz, pero éste fue depuesto por Necao II, que había establecido su cuartel general en Ribla, sobre el Orontes (Alta Siria). En su lugar colocó en el trono de Jerusalén al hijo de Josías, Eliaquim, al que cambió el nombre en Joaquim (609-598). Poco después el faraón fue vencido en Carquemis (606 a.C.) por las tropas acaudilladas por Nabucodonosor, hijo de Nabopolasar.
En 605 muere Nabopolasar, y su hijo le sucede en la dirección del nuevo imperio. Después de derrotar a los egipcios, Nabucodonosor hizo una incursión por Palestina (606-5). En el 603, el rey de Judá, Joaquim, confiado en Egipto, se insurreccionó contra el monarca caldeo, y éste se limitó de momento a enviar partidas de soldados que devastasen Judá. En 598 puso sitio formal a Jerusalén, durante cuyo asedio murió el rey Joaquim, y le sucedió su hijo Joaquín o Jeconías, el cual se rindió a los tres meses de reinado, siendo deportado con la aristocracia del país a Babilonia, y entre los cautivos estaba el propio Ezequiel. Las tropas caldeas saquearon el templo, llevándose los vasos sagrados.
El vencedor puso de rey en Jerusalén a Matanías, hijo de Josías, cambiándole el nombre en Sedecías (598-586). Al principio éste se mantuvo sumiso a Babilonia, pero por instigación del faraón Hofra se unió a una liga anticaldea organizada por Amón y Tiro. Las tropas de Nabucodonosor volvieron al asedio y tomaron la ciudad en julio-agosto de 586. La ciudad fue totalmente arrasada con su templo, y las fuerzas vivas de la población fueron deportadas, quedando sólo en el país los labriegos y peonaje. Sedecías, capturado por los babilonios, fue llevado a Ribla, donde delante de Nabucodonosor le sacaron los ojos después de asistir al asesinato de sus hijos. Después fue deportado. Con ello la catástrofe nacional del pueblo judío llegó a su colmo, y la crisis de la conciencia nacional fue el problema con que tuvieron que enfrentarse los profetas Jeremías en Palestina y Ezequiel en el exilio.

Contenido y estructura del libro.
Podemos dividirlo en tres partes bien netas. Después de una introducción en la que se relatan las circunstancias de la vocación profética del profeta (1:1-3:21), encontramos: a) una serie de oráculos contra Jerusalén y Judá (3:22-24:27); b) oráculos contra las naciones paganas (c.25-32), y c) promesas de restauración (c.33-48). Esta sistematización clara, lógica y aun cronológica de los escritos de Ezequiel ha llamado siempre la atención de los comentaristas, aunque recientemente los críticos han negado esta armoniosa estructura, ya que sorprenden muchas intercalaciones y desplazamientos que interrumpen el contexto 8. Con todo, la estructura lógica general y aun cronológica se mantiene, como se ve en el esquema siguiente:

Difisión del libro:
I. Oráculos anteriores a la destrucción de Jerusalén (58-6).
A) Introducción: Vocación del profeta (1:1-3:21).
B) Conminaciones contra Juda (3:22-24:27).
1.Anuncio del castigo sobre la Ciudad Santa (acciones simbólicas y oráculos: 3:22-7:27).
2.Visión de la idolatría en el templo. La gloria de Yahvé abandona la ciudad (8:1-11:25).
3.Vaticinios sobre la cautividad del rey y el pueblo. Juicio contra los falsos profetas, cortesanos y pecadores en general (12:1-23:40).
4.Epílogo: principio del cerco de Jerusalén.
C) Conminaciones contra las naciones paganas (25:1-32:32): Contra Amón, Moab, Edom, Filistea, Tiro, Sidón y Egipto.

II. Oráculos después de la destrucción de Jerusalén (586).
A) Preparación para la restauración (33:1-33). Invitación a la penitencia. La ruina, castigo por los pecados.
B) Vaticinios de restauración teocrática (34:1-39:29). Reunión de los dispersos israelitas. Devastación de Edom, renovación de la tierra de Israel. Repatriación del pueblo exilado. Desaparición de los enemigos de Israel.
C) Descripción del nuevo reino de Israel (40,1-48:35). El nuevo templo y su consagración. El nuevo culto, la nueva tierra de Canaán, su fertilidad y división 9.

Composición del libro y autenticidad.
El contenido literario de Ezequiel difiere bien de los libros de Amos, Oseas, Miqueas, Isaías y Jeremías. En éstos, lo esencial es el oráculo, o manifestación oral del profeta, puesta por escrito con todo su vigor e independencia. En el libro de Ezequiel, en cambio, parece que nos encontramos con un escritor que con estilo difuso y diluido va llenando páginas a base de descripciones de visiones y acciones simbólicas. Se le ha llamado profeta de gabinete, porque en sus escritos no está el oráculo conciso y nervioso de los antiguos profetas10, predominando la prosa deslavazada. Pero Ezequiel, más que escritor, es ante todo un predicador que dialoga con su auditorio y que realiza acciones simbólicas ante ellos 11. Bajo esta forma, es el más vivo, el más concreto de todos los profetas12. Pero debemos descubrir también al escritor que redacta sus oráculos para sus contemporáneos. Habla siempre en primera persona, y de hecho hay unidad sustancial de estilo en todos los escritos que se le atribuyen.
La tradición judaico-cristiana ha sostenido siempre la autenticidad de sus escritos, como obra del profeta del exilio, que trabajó en la formación del alma judía después de la catástrofe napional. Sin embargo, esto no quiere decir que el libro suyo, tal como hoy ha llegado a nosotros, sea obra redaccional definitiva del profeta. A pesar de un orden lógico general, hay, como hemos indicado, trastrueques y desajustes en el texto, y estas anomalías han dado lugar a teorías excéntricas respecto del origen del libro de Ezequiel. Así, hay quien adjudica al profeta del exilio sólo las partes poéticas, mientras que la masa prosaica sería obra de un redactor del siglo í 13. Incluso se ha supuesto que la redacción final del libro es del siglo ni a.C., obra de un anónimo que habría presentado los hechos como ocurridos en el siglo VII a.C. 14
Autores más moderados, como Herntrich y Bertholet, suponen que el libro de Ezequiel es de la época inmediata anterior o posterior a la caída de Jerusalén (597-6). El primero distingue dos autores, uno de los 39 primeros capítulos, que sería un profeta que vivió en Jerusalén en los años críticos que precedieron a la destrucción de la ciudad. Los c.40-48 serían, pues, obra de un redactor posterior a la época del exilio 15. El segundo cree que es Ezequiel el autor de todo el libro, pero que lo concerniente a la predicación anterior a la caída de Jerusalén fue escrito por él cuando habitaba en Palestina, mientras que los oráculos y escritos de restauración que siguieron a la destrucción de la Ciudad Santa fueron escritos por él mismo en Babilonia 16. Supone que Ezequiel es el autor sustancial, en cuanto que dejó resúmenes esquemáticos de sus profecías que fueron amplificados y publicados con su nombre por redactores posteriores que pertenecían a su escuela profética. Esta opinión ha sido aceptada por muchos autores aun católicos 17; pero, pasada la primera impresión de novedad, las cosas van volviendo a la tesis tradicional, ya que, si la nueva teoría parece dar razón del sentido de algunos textos, que parecen intercalaciones redaccionales posteriores, por otra parte, aplicada como tesis general al libro, crea mayores problemas de composición. Por ello creemos que es preferible mantener la posición tradicional, que considera a Ezequiel como autor de todo el libro (con ligeras excepciones) que lleva su nombre, y también es mejor suponer que el profeta desarrolló su ministerio desde el principio entre los exilados de Babilonia, como se desprende de sus oráculos y escritos.

Texto y versiones.
El texto hebreo masorético es muy deficiente y en muchos casos inservible. La versión griega de los LXX es, en general, literalista y parece estar basada en un texto hebreo anterior al TM. Por ello resulta muy útil para la reconstrucción de ciertas lecturas. En general, parece superior el texto de los LXX; sin embargo, también en la versión de los LXX hay omisiones y traducciones ininteligibles. Los papiros Chester Beatty (Ez 11-17) Y Scheide (Ez 19-39) han contribuido al estudio de la versión griega, pues datan del siglo II, y son, por tanto, anteriores a la Hexaplar de Orígenes. Sobre todo los papiros Scheide han servido para reivindicar muchas lecciones del TM. La versión de la Vg sigue en general al TM, mientras que la siro-hexaplar acepta muchas variantes de los LXX.

Índole literaria del libro de Ezequiel.
Característica del libro de Ezequiel es la abundancia de visiones: la cuadriga celeste de los querubes 18, los huesos secos 19, el nuevo templo 20, la fuente de aguas 21. Esto hace que su libro sea extremadamente misterioso y difícil de interpretar. Los autores no están concordes al calificar la objetividad de dichas visiones, pues mientras para unos esas fisiones son meras ficciones literarias en función de enseñanzas religiosas, para otros son fisiones reales representadas a su imaginación o a sus sentidos externos.
Otra característica del ministerio profético de Ezequiel es la de acciones simbólicas para representar plásticamente sus enseñanzas teológicas y sus oráculos conminatorios o de restauración. Así, por orden de Dios se encierra en su casa para significar el asedio de Jerusalén22, delinea el plano de la Ciudad Santa, acercando contra él planchas de hierro para simbolizar el próximo cerco por los babilonios 23; se corta los cabellos y los aventa para significar el destino de los exilados 24. También son frecuentes en los escritos de Ezequiel las parábolas o alegorías, como la de las dos hermanas meretrices25, la de la vid arrancada por el águila26, los dos cachorros 27, Oola y Ooliba 2S.
El estilo literario, en general, es prosaico e inferior al de Isaías y Jeremías. San Jerónimo lo define así: Sermo eius nec satis di-sertus nec admodum rusticus, sed ex utroque medie tempera-tus 29. Su propensión a lo visionario y alegórico hace que sea particularmente difícil su interpretación. Respecto de los c.40-49, en los que se habla de la estructura de la nueva teocracia, dice el mismo San Jerónimo: Scripturarum oceanum et mysteriorum Dei laby-rinthum 30. Llevado de la imaginación, el profeta traza idealmente los límites y organización del nuevo reino bajo la protección especial de Dios. Nos hallamos ya en el campo de la apocalíptica, donde lo nebuloso imaginario priva sobre lo racional concreto.
Esta propensión a lo visionario, simbólico y apocalíptico ha servido para que no pocos autores le hayan tachado de anormal y excéntrico, de forma que sus éxtasis y acciones extrañas provendrían de una naturaleza mórbida. Así, se le ha acusado de histérico, epiléptico, cataléptico y neurótico. En realidad, sus acciones simbólicas no son más extrañas que otras de los profetas anteriores, como Oseas, Jeremías y aun de Isaías 31. No debemos perder de vista que nos hallamos entre orientales, donde lo escénico tiene una importancia especial como medio de convencer. En concreto, Ezequiel nos dice de sí mismo que es un signo para la casa de Israel; de ahí que sus acciones simbólicas sean tan frecuentes, y desde luego tiene una mentalidad netamente simbolista. Por ello, a sus problemas familiares personales les da un sentido simbólico con proyección a la comunidad de exilados. Así, su mutismo32, la muerte de su esposa 33 y sus mismas enfermedades 34 tienen un mensaje para Israel. En este sentido podría comparársele a Oseas, cuya vida es una parábola en acción para sus compatriotas 35.

Doctrina teológica.
a) Atributos divinos. - La teología de Ezequiel sigue las líneas generales de sus predecesores, los profetas escritores, Amos, Isaías y Miqueas, pues destaca la universalidad, omnipotencia y justicia de Yahvé sobre todo. Su radio de acción no se limita a la tierra santa, sino que sigue a los deportados de Babilonia 36. Es el Señor único que está sobre todo poder. Los vivientes simbólicos que aparecen llevando el trono de su gloria son el símbolo del poder en los distintos reinos de la naturaleza: el león, el toro, el águila, en el reino animal, son los animales superiores, que en la mitología religiosa mesopotámica simbolizaban a determinadas divinidades. Ezequiel los pone a todos como escabel del Yahvé de los israelitas, que sigue amorosamente la suerte de sus exilados.
Es misericordioso y justo. Israel es su hijo predilecto 37, pero esta elección es totalmente gratuita, sin méritos por parte de aquél 38. Esto impone particulares deberes de gratitud y obediencia. Israel ha sido encontrada por Yahvé en el desierto como una expósita y ha sido elevada a la categoría de reina, esposa de Yahvé. En consecuencia, debía haber reconocido a su único Dios, pero ha pecado, separándose de Yahvé y yéndose tras los ídolos 39. Por eso, Yahvé, por su propia dignidad y santidad, debe castigarle, y el exilio es la pena merecida por las generaciones rebeldes que se han sucedido en Israel desde los tiempos de su instalación en Canaán 40.
b) Responsabilidad individual. - Una de las ideas nuevas en la teología de Ezequiel es la de la valoración del individuo como tal en sus relaciones para con Dios. Hasta entonces en la teología profética prevalecía la idea de la solidaridad, de forma que los componentes del pueblo israelita eran considerados más como ciudadanos de una colectividad que como individuos con derechos y deberes propios. Ante todo, los profetas consideran el destino de la nación como tal, porque la alianza del Sinaí ha sido hecha entre Dios y la nación41. En ese supuesto, las generaciones son solidarias en sus pecados y en sus méritos. Ciertamente que en el Deuteronomio se condena el castigo de los hijos por los pecados de sus padres, y viceversa42, y Jeremías se hizo eco de esta doctrina43, pero es Ezequiel el campeón y teorizante del individualismo44 en la tradición israelita. La catástrofe del 587 había tenido por efecto la pérdida de las ilusiones nacionales, y entonces la conciencia israelita se orientó más a los destinos e intereses del individuo como tal. Ezequiel se hace eco de este estado psicológico y formula el principio de la retribución individual estricta; los exilados se quejaban de que ellos estaban pagando por los pecados de sus antepasados. Esto parecía injusto, y es el profeta el que anuncia un nuevo estado de cosas: ¿Qué andáis repitiendo este proverbio. y decís: Los padres comieron las agraces y los hijos sufren la dentera? Por mi vida, dice Yahvé, que nunca más diréis este refrán. El alma que pecare, ésta morirá, y el hijo no llevará sobre sí la iniquidad del padre, ni el padre la del hijo; la justicia del justo será sobre él, y sobre él será la iniquidad del malvado45. Es sustancialmente la doctrina de Jeremías: En esos días ya no se dirá más: Nuestros padres comieron agraces, y los hijos sufrimos la dentera. Sino que cada uno morirá por su propia iniquidad: quien coma el agraz, ése sufrirá la dentera46.
Ezequiel insiste después en la justificación del pecador que se arrepiente de sus pecados y cambia de conducta: Todos los pecados que cometió no le serán recordados, y en la justicia que obró vivirá. ¿Quiero yo acaso la muerte del impío, dice Yahvé, y no más bien que se convierta de su mal camino y viva?47 Esta doctrina está muy por encima de la antigua, basada en la solidaridad. En el nuevo orden de cosas habrá ante todo justicia retributiva para cada individuo. Esta perspectiva, formulada así con toda valentía por Ezequiel, hará que se planteen en crudo la validez de las tesis tradicionales sobre la ecuación entre la virtud y el premio en esta vida.
Este examen del problema en la literatura sapiencial, sobre todo en Job, dará como fruto la formulación clara del principio de la retribución en ultratumba en el libro de la Sabiduría. Ezequiel no ha llegado a estas claridades, pero ha puesto las bases de la retribución individual en las relaciones de Dios con el hombre.
c) El mesianismo. - Sus ideas mesianicas adolecen de nacionalistas, ya que prevé la gloria de la nueva teocracia, vinculada a la restauración de Israel como nación. En sus idealizaciones sistemáticas y artificiales de la nueva era, piensa en Palestina como centro de la teocracia. Y en su falta de perspectiva histórica junta la próxima restauración después del destierro y la mesiánica definitiva. Al lado de estos anuncios mesiánicos colectivos, Ezequiel presenta vislumbres de un Mesías personal. En 17:22-24 habla de un retoño de un cedro (dinastía davídica) plantado en Sión, que se convertirá en un gran árbol bajo cuyas ramas se cobijarán los israelitas. En 34:23-31 se habla de un nuevo pastor, al que se identifica con David, el cual apacentará a su grey, que ha sido reunida por el propio Yahvé. Ese nuevo Pastor - como el rey David - será el lugarteniente de Yahvé: Yo seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellas (las ovejas). El profeta, pues, en estos vaticinios se sitúa en la línea de las profecías isaianas sobre el Emmanuel, en las que se anuncia un príncipe que inaugurará un reinado de paz y tranquilidad para los descendientes de Jacob. No hay alusiones universalistas, pero tampoco se refleja la idea de un rey despótico intransigente.
d) Ezequiel y el judaismo. - Se ha acusado a Ezequiel de haber sido el creador del alma judaica en sentido peyorativo, como expresión del hermetismo y exclusivismo que encontramos en la secta de los fariseos. En realidad, el profeta no ha hecho sino resaltar la conciencia de elección entre los exilados, para animarlos al cumplimiento de la Ley, cuya transgresión había traído la catástrofe nacional. Sin duda que, para hacer frente a las influencias religiosas babilónicas, Ezequiel - mentalidad esencialmente sacerdotal - urgió el cumplimiento de ciertas leyes rituales que fueran como un vallado defensivo. Los críticos independientes han querido deducir de esta preocupación levítica de Ezequiel que es el verdadero autor de toda la complicada legislación del Levítico. Pero un examen serio del problema hace ver que el profeta no sólo no es el autor de la legislación levítica, sino que muchas veces, al proclamar los principios que han de regir la nueva teocracia, contradice a determinadas leyes levíticas 48.

Ganonicidad del libro.
Según testimonio de San Jerónimo, los judíos no permitían la lectura del libro de Ezequiel antes de haber cumplido los treinta años49. Precisamente por cierta oposición entre la legislación de Ezequiel y la del Levítico, algunos rabinos se permitieron dudar de la canonicidad del libro de Ezequiel50. Pero de hecho fue recibido en el canon judaico sin dificultad. En el Eclo 49:8 se alaba a Ezequiel después de citar a Jeremías, y antes de los doce profetas menores. En el Í. Ô., el libro de Ezequiel no es citado expresamente, pero parece que hay alusiones51. En la Iglesia cristiana primitiva no ha habido dificultades especiales en la admisión de Ezequiel en el canon.

1 Ez 1:3. - 2 Ez 1:1-3:21. - 3 Así lo afirman el Pseudo-Epifanio, De vitis prophetarum g: PG 43:401, y San Isidoro De Sevilla, De ortu et obitu Patrum 39: PL 83:143; San Atanasio, Ór. de incarnatione Verbi 37: PG 25:160. - 4 Ez 18:2. 5 ez 24:21. - 6 Cf. Ez 37:1-28; 0.40-48. - 7 Esta tesis, propuesta primeramente por Herntrich y Bertholet, ha sido recientemente resucitada por P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19· - 8 He aquí algunos ejemplos de desplazamiento del texto: 3.16b-21 parece intercalado en el relato de la visión inaugural. Los versos del c.4 no siguen el orden debido. En los c.5.7 y 26 hay repeticiones y ampliaciones al texto original. Los v.8-17 del c.io son casi una repetición de 1:15-21, etc. Véase L. Dennefeld, o.c., p.462. - 9 Véase H. Hopfl-Miller-Meztinger, Introd. spec. in V. T. (Roma IQ4&) P·463 -465· - 10 P. Auvray, Ezechiel: La Sainte Bible de Jérusalem (París 1949) Ñ·9· - 11 Cf. Ez 12:9; 24:19; 33:10.17-20. - 12 id., ibid. - 13 Así G. Holscher, Der Dichter und das Buch: Bzatw 39 (1924)· - 14 C. Torrey, Pseudo-Ezekiel and the original prophecy (New Haven 1930). - 15 V. Herntrich, Ezekielprobleme: Bzatw 61 (1033). - 16 A. Bertholet, Hesekielprobleme: Mélanges F. Gumont (Bruselas 1936) p.517-523. - 17 Entre ellos el P. Dumeste: RB 46 (193?) 299, Y P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19. - 18 Ez 1:4-28; 10:1-22. - 19 Ez 37:1-28. - 20 Eze_40:1-43 :27. - 21 Ez 47:1-12. - 22 Ez 3:24-27. - 23 Ez4,is. - 24 Ez 5:4. - 25 Ez 16:1-63. - 26 Ez 17:1-24. - 27 Ez 19:1-9. - 28 Ez 23:1-49- - 29 San Jerónimo, Praef. in Ez.: PL 28:938 (995). - 30 id., Comm. in Ez., Prol. in librum 14: PL 25:448 (468). - 31 Cf. 1 Re 11:29-33; Is 20; Jer 13; 18; Os 0.1-3. - 32 Ez 3:26; 24:27; 33:22. - 33 Ez 24:15-24- - 34 Ez 4:4-17. - 35 Cf. Ose.i-3. - 36 Ez c.1-3. - 37 Ex 19:5; Ez 16:1-14. - 38 Ez 20,ss; Jer 2; 11:1-8. - 39 Ez 5:5-17; 16:15-34; 20. - 40 Ez 14:12-21; 17:1-21; cf. Jer 8:4-12; 16:10-17. - 41 Cf. Éxo_20:2. - 42 Cf. Dt 24:16; 2 Re 14:6. - 43 Jer 12:1; 31:29-30. - 44 P. Auvray, o.c., p.16. - 45 EZ 18:28. - 46 Jer 31:29-30. - 47 Ez 18:22-23.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Patrocinio

Notas

Ezequiel  32,1-32

32. Elegías sobre Egipto.
En este capítulo se incluyen dos fragmentos elegiacos: a) canto fúnebre al faraón por su triste muerte (1-16); b) descripción del descenso del faraón a la región lúgubre de los muertos (17-32).

Elegía sobre la suerte del faraón de Egipto (1-16).
1 El año duodécimo, el duodécimo del mes, el día primero del mes, me fue dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 2 Hijo de hombre, canta una elegía al faraón, rey de Egipto, y di: Eras como el león de las gentes, eras como el cocodrilo de los mares i; con tus narices hacías hervir las aguas 2 y las enturbiabas con tus patas, y hollabas sus canales. 3 Así dice el Señor, Yahvé: Yo te tenderé la red con una turba de pueblos que te subirán en mi esparavel, 4 y te echaré en tierra seca, y te dejaré en medio del campo. Haré venir sobre ti todas las aves del cielo y saciaré de ti a todas las bestias de la tierra. 5 Esparciré tus carnes por los montes y llenaré de tu carroña los valles. 6 Regaré con tu sangre la tierra sobre los montes y de ella se llenarán los torrentes. 7 Al apagar tu luz, velaré los cielos y oscureceré las estrellas. Cubriré de nubes el sol, y la luna no resplandecerá. 8 Todos los astros que brillan en los cielos los vestiré de luto por ti, y cubriré de tinieblas la tierra, dice el Señor, Yahvé. 9 Y llenaré de horror el corazón de muchos pueblos cuando lleve al cautiverio a los tuyos, a tierras que no conocen. 10 Dejaré por ti atónitos a muchos pueblos y a sus reyes, que temerán por ti cuando yo blanda mi espada ante ellos el día de tu ruina. 11 Porque así dice el Señor, Yahvé: La espada del rey de Babilonia te alcanzará. 12 Yo haré caer a tu multitud con la espada de los valientes, todos ellos los más violentos de los pueblos, que destruirán la soberbia de Egipto, y todas sus muchedumbres quedarán deshechas. 13 Y haré perecer todos tus ganados de sobre las muchas aguas, que no enturbiará ya más pie de hombre ni pezuña de bestia. 14 Entonces haré que se limpien sus aguas y que se deslicen sus canales como aceite, dice el Señor, Yahvé. 15 Cuando tornare en desierto la tierra en Egipto y asolare cuanto la llena, cuando hiriere a cuantos la habitan, entonces sabrán que yo soy Yahvé. 16 Esta es la elegía que cantarán: la cantarán las hijas de las gentes, la cantarán sobre Egipto y sobre toda su muchedumbre, dice el Señor, Yahvé.

El año duodécimo, el día primero del duodécimo mes (Adar) es el febrero-marzo del 585, es decir, unos siete meses después de la caída de Jerusalén (junio-julio del 586 a.C.) 3. La elegía va dirigida al faraón como personificación del país de Egipto, como antes el rey de Tiro personificaba a su ciudad. El profeta canta irónicamente la supuesta omnipotencia de Egipto, que en un tiempo fue considerado como el león de las gentes (v.2), el máximo imperio, esperanza de las pequeñas naciones contra otras grandes potencias, como Asiría y Babilonia. Se le consideraba como el arbitro de las relaciones internacionales entre aquellos reyezuelos de Palestina y Siria que buscaban su protección, los cuales le adulaban como el león o arbitro de la política internacional; la frase es irónica.
Pero esta estimación era excesiva, ya que Egipto, en el concierto internacional, no era más que el señor de su país, un simple cocodrilo, que no puede vivir sino en las zonas acuosas y ribereñas 4. Egipto no ha podido parangonarse con los grandes imperios mesopotámicos, pues ha sido uno de tantos árboles privilegiados asentados junto a las aguas, que sentían envidia del inmenso poder de Asiría, el gran cedro, que daba sombra a los pequeños reinos del Próximo Oriente. Egipto no podía competir con Asiría. Lo más que podía hacer era enturbiar con sus patas las aguas del Nilo, es decir, tener influencia en su propia tierra. Es una frase despectiva muy característica en Ezequiel, el cual nunca sintió simpatía por el país del Nilo, causante de la ruina de Judá con sus falsas promesas e instigaciones a la rebelión contra el coloso babilónico.
Por sus pretensiones y orgullo, Yahvé le tenderá una red, tomando como instrumento a una turba de pueblos, el ejército abigarrado de mercenarios de diversos países, que le tomarán en el esparavel (v.3) y lo arrojarán a tierra para ser pasto de las aves del cielo y de las fieras (v.4) 5. Sufrirá la más afrentosa de las muertes, quedando sin sepultura honorífica. Todo el país padecerá las consecuencias de la invasión, pues toda la tierra quedará regada en sangre (v.6). El profeta habla de montes y valles de modo convencional, suponiendo que la topografía de Egipto fuera como la de Palestina. Ese día será el día de la manifestación de la justicia del Señor, el día de Yahvé, el cual es descrito con los tradicionales rasgos apocalípticos: oscurecimiento del sol y de las estrellas (v.7) 6. Estas frases no han de tomarse al pie de la letra, pues son expresiones hiperbólicas para encarecer la magnitud de la catástrofe.
La devastación y la ruina harán temblar a muchos pueblos (v.8), que sentirán de cerca la espada en manos de Yahvé, que no es otra que la del rey de Babilonia (v.11), el cual, con los más feroces de los pueblos, caerá sobre el poderoso reino de Egipto, reduciéndolo a la miseria y a la impotencia (v.12). Todos los ganados de sobre las muchas aguas, e.d., que vivían en los abundantes pastos de las riberas de los canales del Nilo, sentirán también la fuerza destructora del invasor y desaparecerán totalmente, en tal forma que las aguas del Nilo y de sus canales no volverán a enturbiarse por pies de hombre y pezuña de bestia (v.13). Las aguas quedarán tan limpias que se deslizarán como el aceite (v. 14). La frase tiene un sentido amenazador, ya que esa limpieza de las aguas se deberá a que no habrá ya animales ni hombres que las enturbien. En el v.15 se insiste en que la devastación y la ruina dominarán por doquier, y por ella sabrán que yo soy Yahvé.
La intervención justiciera de Yahvé, humillando al orgulloso reino de Egipto, hará abrir los ojos a los otros pueblos para que vean quién es el Dios de Israel. Las hijas de las gentes, o naciones paganas, serán las encargadas de recordar en cantos funerarios la gran catástrofe de Egipto enviada por la mano vengadora de Yahvé (v.16).

Elegía sobre el descenso del faraón a la región de. los muertos (17-32)
17 El año duodécimo, el quince del mes, fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 18 Hijo de hombre, compone un canto lúgubre a la muchedumbre de Egipto. Precipítale a él y a las hijas de las gentes fuertes a las profundidades de la tierra, con los que bajan a la fosa. 19 ¿Conque nos sobrepasabas por belleza? Baja, baja a la fosa y yace entre los incircuncisos. 20 Cae en medio de los muertos a la espada, que la espada ya ha sido entregada; traedlo con toda su pompa7. 21 En el seol se dirigirán a él los valientes, diciéndole a él y a sus auxiliares: Han bajado a la fosa y yacen entre los incircuncisos, entre los muertos a la espada. 22 Allí está Asur con todos sus ejércitos, cuyos sepulcros están en torno de él. 23 Están sepultados en lo profundo de la fosa, rodeándole en torno, todos traspasados por la espada, los que sembraron el terror en la tierra de los vivos. 24 Allí está Elam con todas sus mesnadas en torno de su sepulcro; todos los muertos a la espada cayeron, y bajaron incircuncisos a lo profundo de la fosa. Los que esparcieron el terror en la tierra de los vivos, trajeron su ignominia a lo profundo de la fosa. 25 En medio de los muertos pusieron su lecho para él y sus muchedumbres. Sus sepulcros lo rodean, todos incircuncisos, muertos a la espada. Sembraron el espanto en la tierra de los vivos, pero vinieron con su ignominia a unirse con los que bajaron al seol y yacen en medio de los muertos. 26 Allí Mesec y Túbal, con todos sus ejércitos, cuyos sepulcros le rodean; todos incircuncisos, muertos a la espada, los que aterrorizaban a la tierra de los vivos. 27 No yacen con los héroes los caídos de antiguo, que descendieron a la morada de los muertos con sus armas de guerra, la espada bajo sus cabezas y el escudo sobre sus huesos, con haber sido el terror de los guerreros en la tierra de los vivos. 28 También tú serás quebrantado entre los incircuncisos y yacerás con los muertos a la espada. 29 Allí está Edom, sus reyes y sus príncipes todos, que, a pesar de su valor, yacen entre los muertos a la espada y duermen con los incircuncisos, con los que bajaron a la fosa. 30 Allí están todos los príncipes del septentrión y todos los sidonios, que con su ignominia descendieron a los muertos a pesar del terror que inspiraba su valor. Incircuncisos se acostaron con los muertos a la espada, y comparten su ignominia con los que bajan a la fosa. 31 El faraón los verá y se consolará de su muchedumbre, de los suyos muertos a la espada y de todo su ejército, dice el Señor, Yahvé. 32 Porque yo sembraré mi terror en la tierra de los vivos, y se acostarán en medio de los incircuncisos, con los muertos a la espada, el faraón y toda su muchedumbre, dice el Señor, Yahvé.

La elegía fue compuesta, según la datación del texto, en el 586 a.C., es decir, después de la caída de Jerusalén. El texto no nos da el mes; probablemente se ha perdido en la transcripción. La elegía versa sobre el descenso de Egipto y las otras grandes naciones paganas (las hijas de las gentes fuertes, v.18). El profeta enumera los principales pueblos que han tenido importancia histórica en el concierto político del Antiguo Oriente, y, sobre todo, a los pueblos que tuvieron una relación con Israel, como Edom y Sidón. él canto fúnebre se abre con una mordaz ironía: ¿Conque nos precedías en belleza? (v.19). Egipto se gloriaba de ser superior a todos los pueblos. Estos declaran de que nada le ha servido esta supuesta precedencia, ya que tiene que descender al país de los muertos, como los demás pueblos: Baja a la fosa y yace entre los incircuncisos. El contraste es fuerte: Egipto se creía superior y algo aparte de los otros pueblos, pues también será en el seol algo aparte, puesto que tendrá que formar fila con los incircuncisos, a quienes les estaba reservado un lugar ignominioso especial. Los moradores más nobles de la reglón subterránea dirán irónicamente: Han bajado a la fosa y yacen entre los incircuncisos. (v.21); los moradores de Egipto han sufrido la suerte dé los muertos a la espada, asesinados oprobiosamente.
El profeta enumera a los principales reinos que precedieron a Egipto en el descenso a la morada tenebrosa. La enumeración está sujeta a un esquema artificial de exposición: han sido pueblos que han abusado de su poder, y han terminado violentamente su historia por la espada de algún enemigo invasor, y ahora están en. la morada subterránea en la zona de los incircuncisos muertos a la espada. Los pueblos aparecen en el seol formando colonias, o agrupaciones regionales con sus sepulcros, entorno a sus capitanes o. reyes. En la enumeración abre la marcha Asiría (v.22), la gran opresora de Oriente en el siglo VIII. Sus grandes reyes, Sargón, Senaquerib, Asurbanipal, habían sido el terror de los pequeños reinos de Palestina y Siria. Eran famosos por su extrema brutalidad y crueldad con los vencidos. Parecían invencibles, pero al fin fueron derrotados y suplantados por la coalición de medos y babilonios en 612, fecha de la caída de Nínive. Elam (v.24), entre Babilonia y Media-Persia, había tenido su importancia con sus dos capitales de Susa y Anzán; fueron derrotados por Asurbanipal (649 a.C.), desapareciendo como gran nación 8. Mesec y Túbal (v.2¿) son dos pueblos de Armenia 9, región de donde provenían los escitas que en el siglo VII a.C. sembraron el pánico y la ruina en Palestina. Según Eze_39:1s, de ese pueblo sale Gog, el gran enemigo del reino de Dios. Edom, como hemos visto ya, es la región que se extiende al sudeste del mar Muerto. Originariamente era afín al pueblo hebreo, ya que Esaú, el supuesto antepasado, era hermano de Jacob. Históricamente, los edomitas fueron los grandes enemigos de Israel, y le negaron el paso cuando Moisés iba con el pueblo hebreo camino de Canaán 10. Es el enemigo tradicional del pueblo israelita. Los príncipes del septentrión (v.30) deben de ser los reyes de Siria y regiones adyacentes, vecinos de los sidonios. Con este nombre se cierra la enumeración, que no es muy completa, pero en el propósito del profeta basta para probar que todos los pueblos que han abusado de su fuerza no han tenido otro destino que el común de todos los demás pueblos humillados, y aún estarán en peor situación, ya que ocuparán el lugar reservado a los incircuncisos y muertos por la espada.
El faraón, al hacer su ingreso en la morada subterránea, se consolará (v.31) al ver que también otros pueblos han recibido la misma humillación y suerte que él. En esta frase del profeta hay una dosis de ironía contra el faraón: el que antes se gloriaba de ser algo excepcional entre todos los pueblos, considerándose como inmortal, tiene que contentarse con formar parte del cortejo de los imperios desaparecidos. Triste consuelo en boca del que simbolizaba el orgullo y la insolencia. De hecho sabemos que Nabucodonosbr invadió Egipto en el 568, derrotando al ejército del faraón.
Con esta elegía termina la primera parte del libro de Ezequiel. El profeta ha hecho ver a los exilados que la dureza con que Yahvé trataba a su pueblo era bien merecida, y, por otra parte, que Dios castiga a los pueblos paganos que se han excedido en su papel de instrumentos de la justicia divina.

1 La palabra hebrea tanim tiene el sentido amplio de monstruo de los mares, y puede significar cocodrilo, hipopótamo, serpiente marina en la mitología popular, dragón, etc. Hemos escogido cocodrilo en consonancia con la fauna especial del Nilo. 2 El TM con sus ríos. Con un ligero cambio tenemos con tus narices. 3 Los LXX y la versión siríaca tienen año undécimo (585 a.C.). 4 Cf. 29:3. 5 Cf. 29:5; 31:13; 39.I7S. 6 Frases similares las encontramos en Isa_13:10; Joe_2:10; Joe_3:15; Sof_1:15. 7 El texto no está claro, y en detalle las versiones difieren, pero el sentido general es claro. 8 Sobre Elam (as. Elamtu, en griego Susiana) véase Gén_10:22; 14:Sof_1:9; Isa_21:2; Isa_22:6; Jer_49:35-39- 9 Sobre su identificación véase coment. a 27:13. 10 Sobre Edom véase coment. a 25:12-14. En el texto de los LXX, en vez de Edom se lee Asur, que ya ha salido. Algunos quieren cambiar Edom en Aram o Siria.