Ezequiel  8 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 18 versitos |
1 El año sexto, el día cinco del sexto mes, estando yo sentado en mi casa y los ancianos de Judá sentados frente a mí, bajó sobre mí la mano del Señor.
2 Vi una figura que tenía aspecto humano. De lo que parecían sus caderas, y hacia abajo, era de fuego; de sus caderas para arriba, tenía el aspecto de un resplandor, como el brillo del ámbar.
3 Alargando una forma de mano, me aferró por los cabellos. El espíritu me levantó entre el cielo y la tierra y me llevó en visión divina a Jerusalén, a la entrada del pórtico interior que mira hacia el norte, donde estaba la estatua de los celos, que provoca los celos.
4 Allí estaba la Gloria del Dios de Israel, como en la visión que había contemplado en la vega.
5 Me dijo: «Hijo de hombre, dirige la mirada hacia el norte». Dirigí la mirada hacia el norte. Al norte del pórtico del altar, a la entrada, estaba la estatua de los celos.
6 Y añadió: «Hijo de hombre, ¿ves lo que hacen estos, las graves acciones detestables que comete aquí la casa de Israel para que me aleje de mi santuario? Pues aún verás acciones más detestables».
7 Después me llevó a la entrada del atrio, y vi que había una grieta en el muro.
8 Me dijo: «Hijo de hombre, excava en el muro». Excavé en el muro, y había una puerta.
9 Entonces me dijo: «Entra y mira las atroces acciones detestables que estos cometen aquí».
10 Entré y miré: había representaciones de todos los reptiles y animales repugnantes, y de todos los ídolos de la casa de Israel grabados en el muro todo alrededor.
11 Frente a ellos, estaban en pie setenta ancianos de la casa de Israel, entre los cuales se encontraba Jazanías, hijo de Safán. Cada uno tenía un incensario en la mano, del cual subía una nube de incienso perfumado.
12 Y me dijo: «Hijo de hombre, ¿has visto lo que hacen los ancianos de la casa de Israel en la oscuridad, cada cual en las cámaras reservadas a su imagen? Porque piensan: el Señor no nos ve, el Señor ha abandonado el país».
13 ° Y añadió: «Aún los verás cometer acciones detestables más graves».
14 Me llevó a la entrada del pórtico del templo que mira hacia el norte: allí había mujeres sentadas llorando por Tamuz.
15 Y me dijo: «¿Has visto, hijo de hombre? Pues aún verás acciones detestables más graves que estas».
16 Después me llevó al atrio interior del templo. A la entrada del templo del Señor, entre el pórtico y el altar, había unos veinticinco hombres, que de espaldas al templo y mirando hacia el oriente adoraban al sol.
17 Me dijo: «¿Has visto, hijo de hombre? ¿No le bastan a la casa de Judá las acciones detestables que aquí cometen, que colman el país de violencias, indignándome más y más con sus ritos idolátricos?
18 Pues yo también los trataré con furor: no tendré compasión ni tendré piedad. Me invocarán a voz en grito, pero no los escucharé».

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Introducción a Ezequiel 

EZEQUIEL

Ezequiel, sacerdote en Jerusalén, fue deportado a Babilonia con el primer grupo de exiliados (597 a.C.). El libro de su nombre tiene una redacción uniforme que privilegia la primera persona del profeta, con pocas excepciones (Eze 1:3; Eze 24:24), y una clara estructura dramática. Presenta también algunos rasgos propios de la literatura apocalíptica: la técnica del ocultamiento (el libro cerrado -«comido» por el profeta- y la mudez), la presentación de la historia en períodos claramente definidos (caps. Eze 16:1-63; Eze 20:1-49; Eze 23:1-49) y la minuciosa datación de algunos oráculos. El mensaje del libro abarca problemas e inquietudes variadas, pero está conducido por una preocupación central: infundir esperanza en una comunidad nacional y religiosa que se ha visto sometida a una grave crisis, ética, religiosa y política. La conversión será una condición necesaria para un nuevo futuro del pueblo.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Ezequiel  8,13-14*8:13-14 Las acciones detestables se resumen en la adoración de los ídolos. Tamuz, divinidad conocida en Sumer como Dumuzi, fue incorporada al panteón de Asiria y Babilonia y llegó a Grecia como Adonis. Es un dios pastor, más que de la vegetación. Cuando Tamuz desciende a la morada de los muertos, su esposa Innana/Astarté, prescribe una celebración anual de duelo por el esposo. A este rito, ejecutado por mujeres, parece referirse aquí Ezequiel.