Daniel  3 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 30 versitos |
1 ° El rey Nabucodonosor fabricó una estatua de oro de unos treinta metros de alta y tres de ancha, y la colocó en la llanura de Dura, provincia de Babilonia.
2 Y el rey Nabucodonosor mandó reunir a los sátrapas, ministros, prefectos, consejeros, tesoreros, letrados, magistrados y todos los gobernadores de las provincias para que acudiesen a la inauguración de la estatua que había erigido el rey Nabucodonosor.
3 Entonces se reunieron los sátrapas, ministros, prefectos, consejeros, tesoreros, letrados, magistrados y todos los gobernadores de las provincias para la inauguración de la estatua que había erigido el rey Nabucodonosor, y permanecieron ante la estatua erigida por Nabucodonosor.
4 El heraldo gritó con fuerza: «A vosotros, pueblos, naciones y lenguas, se os hace saber:
5 En cuanto oigáis tocar la trompa, la flauta, la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos, os postraréis y adoraréis la estatua de oro que ha erigido el rey Nabucodonosor.
6 Quien no se postre en adoración será inmediatamente arrojado al horno encendido».
7 Así pues, en el momento en que todos los pueblos oyeron tocar la trompa, la flauta, la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro erigida por el rey Nabucodonosor.
8 En aquel tiempo unos caldeos fueron a denunciar a los judíos.
9 Dijeron al rey Nabucodonosor:
10 —¡Viva el rey eternamente! Su Majestad ha decretado que, cuando alguien escuche tocar la trompa, la flauta, la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos, se postre adorando la estatua de oro,
11 y quien no se postre en adoración será arrojado a un horno encendido.
12 Pues bien, hay unos judíos, Sidrac, Misac y Abdénago, a quienes has encomendado el gobierno de la provincia de Babilonia, que no obedecen la orden real, ni temen a tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has erigido.
13 Entonces Nabucodonosor, montando en cólera y enfurecido, mandó traer a Sidrac, Misac y Abdénago. Enseguida aquellos hombres fueron llevados ante el rey.
14 Nabucodonosor les preguntó: —¿Es cierto, Sidrac, Misac y Abdénago, que no teméis a mis dioses ni adoráis la estatua de oro que he erigido?
15 Mirad: si al oír tocar la trompa, la flauta, la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos, estáis dispuestos a postraros adorando la estatua que he hecho, hacedlo; pero, si no la adoráis, seréis arrojados inmediatamente al horno encendido, y ¿qué dios os librará de mis manos?
16 Sidrac, Misac y Abdénago contestaron al rey Nabucodonosor: —A eso no tenemos por qué responderte.
17 Si nuestro Dios a quien veneramos puede librarnos del horno encendido, nos librará, oh rey, de tus manos.
18 Y aunque no lo hiciera, que te conste, majestad, que no veneramos a tus dioses ni adoramos la estatua de oro que has erigido.
19 Entonces Nabucodonosor, furioso contra Sidrac, Misac y Abdénago, y con el rostro desencajado por la rabia, mandó encender el horno siete veces más fuerte que de costumbre,
20 y ordenó a sus soldados más robustos que atasen a Sidrac, Misac y Abdénago y los echasen en el horno encendido.
21 Así, a aquellos hombres, vestidos con sus pantalones, camisas, gorros y demás ropa, los ataron y los echaron en el horno encendido.
22 Puesto que la orden del rey era severa, y el horno estaba ardiendo al máximo, sucedió que las llamas abrasaron a los que conducían a Sidrac, Misac y Abdénago;
23 mientras los tres, Sidrac, Misac y Abdénago, caían atados en el horno encendido.
(24) Ellos caminaban en medio de las llamas alabando a Dios y bendiciendo al Señor.
(25) Puesto en pie, Azarías oró de esta forma; alzó la voz en medio del fuego y dijo:
(26) «Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres, | digno de alabanza y glorioso es tu nombre.
(27) Porque eres justo en cuanto has hecho con nosotros | y todas tus obras son verdad, | y rectos tus caminos, | y justos todos tus juicios.
(28) Has decretado sentencias justas | en todo lo que has hecho caer sobre nosotros | y sobre la ciudad santa de nuestros padres, Jerusalén, | pues lo has hecho con rectitud y justicia | a causa de nuestros pecados.
(29) Porque hemos pecado y cometido iniquidad | apartándonos de ti, y en todo hemos delinquido, | sin obedecer tus mandatos.
(30) No los hemos guardado, ni puesto en práctica, | como se nos mandó para que nos fuese bien.
(31) Cuanto has hecho recaer sobre nosotros | y cuanto nos has hecho, | lo has hecho con verdadera justicia.
(32) Nos has entregado en poder de enemigos impíos, | los peores adversarios, | y de un rey injusto, el más inicuo en toda la tierra.
(33) Ahora no podemos abrir la boca, | vergüenza y oprobio abruman a tus siervos | y a quienes te adoran.
(34) Por el honor de tu nombre, | no nos desampares para siempre, | no rompas tu alianza,
(35) no apartes de nosotros tu misericordia. | Por Abrahán, tu amigo; por Isaac, tu siervo; | por Israel, tu consagrado;
(36) a quienes prometiste multiplicar su descendencia | como las estrellas del cielo, | como la arena de las playas marinas.
(37) Pero ahora, Señor, somos el más pequeño | de todos los pueblos; | hoy estamos humillados por toda la tierra | a causa de nuestros pecados.
(38) En este momento no tenemos príncipes, | ni profetas, ni jefes; | ni holocausto, ni sacrificios, | ni ofrendas, ni incienso; | ni un sitio donde ofrecerte primicias, | para alcanzar misericordia.
(39) Por eso, acepta nuestro corazón contrito | y nuestro espíritu humilde, | como un holocausto de carneros y toros | o una multitud de corderos cebados.
(40) Que este sea hoy nuestro sacrificio, | y que sea agradable en tu presencia: | porque los que en ti confían | no quedan defraudados.
(41) Ahora te seguimos de todo corazón, | te respetamos, y buscamos tu rostro; | no nos defraudes, Señor;
(42) trátanos según tu piedad, | según tu gran misericordia.
(43) Líbranos con tu poder maravilloso | y da gloria a tu nombre, Señor.
(44) Sean confundidos cuantos traman maldad contra tus siervos; | sean avergonzados, sin poder ni dominio, | y su fuerza sea arrebatada.
(45) Sepan que tú eres el Señor, el único Dios, | glorioso sobre toda la tierra».
(46) Los criados del rey que los habían arrojado dentro no paraban de avivar el horno con nafta, pez, estopa y sarmientos.
(47) La llama se elevaba más de veinte metros por encima del horno;
(48) se expandió y abrasó a los caldeos que halló alrededor del horno.
(49) Pero el ángel del Señor descendió al horno con Azarías y sus compañeros y sacó la llama de fuego fuera del horno;
(50) formó en el centro del horno una especie de viento como rocío que soplaba, y el fuego no les tocó en absoluto, ni les hizo daño ni les causó molestias. °
(51) Entonces los tres, como una sola boca, empezaron a cantar himnos, a glorificar y a bendecir a Dios dentro del horno diciendo:
(52) «Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres: | a ti gloria y alabanza por los siglos. | Bendito tu nombre, santo y glorioso: | a él gloria y alabanza por los siglos.
(53) Bendito eres en el templo de tu santa gloria: | a ti gloria y alabanza por los siglos.
(54) Bendito eres sobre el trono de tu reino: | a ti gloria y alabanza por los siglos.
(55) Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos: | a ti gloria y alabanza por los siglos.
(56) Bendito eres en la bóveda del cielo: | a ti honor y alabanza por los siglos.
(57) Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(58) cielos, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(59) ángeles del Señor, bendecid al Señor; | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(60) aguas del espacio, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(61) ejércitos del Señor, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(62) sol y luna, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(63) astros del cielo, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(64) lluvia y rocío, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(65) vientos todos, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(66) fuego y calor, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(67) fríos y heladas, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(68) rocíos y nevadas, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(69) témpanos y hielos, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(70) escarchas y nieves, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(71) noche y día, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(72) luz y tinieblas, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(73) rayos y nubes, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos.
(74) Bendiga la tierra al Señor, | ensálcelo con himnos por los siglos.
(75) Montes y cumbres, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(76) cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor, | ensálcelo con himnos por los siglos;
(77) manantiales, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(78) mares y ríos, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(79) cetáceos y peces, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(80) aves del cielo, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(81) fieras y ganados, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(82) hijos de los hombres, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos.
(83) Bendiga Israel al Señor, | ensálcelo con himnos por los siglos.
(84) Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(85) siervos del Señor, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(86) almas y espíritus justos, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(87) santos y humildes de corazón, bendecid al Señor, | ensalzadlo con himnos por los siglos;
(88) Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor; | ensalzadlo con himnos por los siglos, | porque nos sacó del abismo y nos salvó de la muerte, | nos arrancó del horno encendido y nos libró del fuego.
(89) Dad gracias al Señor porque es bueno, | porque es eterna su misericordia.
(90) Fieles todos del Señor, bendecid al Dios de los dioses, | alabadle y dadle gracias | porque es eterna su misericordia».
24 (91) Entonces el rey Nabucodonosor se alarmó, se levantó y preguntó, estupefacto, a sus consejeros: —¿No eran tres los hombres que atamos y echamos al horno? Le respondieron: —Así es, majestad.
25 (92) Preguntó: —Entonces, ¿cómo es que veo cuatro hombres, sin atar, paseando por el fuego sin sufrir daño alguno? Y el cuarto parece un ser divino.
26 (93) Y acercándose Nabucodonosor a la puerta del horno encendido, dijo: —Sidrac, Misac y Abdénago, siervos del Dios altísimo, salid y venid.
27 (94) Enseguida Sidrac, Misac y Abdénago salieron del fuego. Los sátrapas, ministros, prefectos y consejeros se aprestaron para ver a aquellos hombres en cuyos cuerpos no había hecho mella el fuego; no se les había quemado el cabello de la cabeza, los pantalones estaban intactos, y ni siquiera olían a humo.
28 (95) Nabucodonosor, entonces, dijo: —Bendito sea el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago, que envió un ángel a salvar a sus siervos, que, confiando en él, desobedecieron el decreto real y entregaron sus cuerpos antes que venerar y adorar a otros dioses fuera del suyo.
29 (96) Por eso decreto que a quien blasfeme contra el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago, de cualquier pueblo, nación o lengua que sea, lo hagan pedazos y su casa sea derribada. Porque no existe otro Dios capaz de librar como este.
30 (97) Después el rey dio cargos a Sidrac, Misac y Abdénago en la provincia de Babilonia.

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Introducción a Daniel 

DANIEL

El texto original del libro de Daniel es caso único en la Biblia. Comienza en hebreo (Dan 1:1 - Dan 2:4 a), pasa de pronto al arameo (Dan 2:4 b- Dan 7:27) y continúa después en hebreo (Dan 8:1 - Dan 12:13). Además, las versiones griegas incluyen pasajes que faltan en el texto hebreo-arameo. La unidad del libro se mantiene a pesar de la diversidad existente entre las tres secciones; la figura de Daniel como protagonista de los relatos sirve de hilo conductor. La unidad profunda está en la forma de mostrar cómo Dios, que tiene pleno dominio sobre los reinos de la tierra y es reconocido incluso por los grandes reyes gentiles (sección primera), va a establecer su reinado en un futuro inmediato (sección segunda), pero entre tanto no dejará que triunfen la injusticia y la idolatría (sección tercera).

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Daniel  3,1-30*1-6 Son historias que se desarrollan en las cortes de Nabucodonosor (Dan 1:1-21; Dan 2:1-49; Dan 3:1-30; Dan 4:1-34), de Baltasar (Dan 5:1-30) y de Darío el medo (Dan 6:1-28), abarcando así todo el período de la cautividad hasta Ciro el persa (véase Dan 1:21), que decretó la vuelta de los judíos a su tierra el año 539. Solo Nabucodonosor (604-562) y Ciro (559-530) son reyes conocidos por la historia. La mención de Baltasar y Darío puede deberse no tanto a un error o ignorancia del autor, cuanto a su intención de señalar de algún modo el carácter ficticio de las narraciones.


Daniel  3,1-30*3:1-97 Historia similar a la de Dan 6:1-28. Que en ella no aparezca el profeta puede ser signo de que en su origen era independiente de las otras. La estatua representa la idolatría en general. Los tres jóvenes son ejemplo de quien pone la confianza en Dios, y de quien defiende la libertad de conciencia y de religión mediante una resistencia pasiva ante órdenes que sobrepasan las competencias de quienes rigen la sociedad.
Daniel  3,23*3:51-90 Himno de alabanza construido de forma artística: primero se alaba directamente a Dios (Dan 3:52-56), después se invita a que lo hagan todas las criaturas (Dan 3:57-88), y al final se cantan los motivos por los que alaban y dan gracias los tres jóvenes (Dan 3:89 s).