Daniel  . 7,8

(8-12) »Mientras yo miraba los diez cuernos, de pronto le salió otro cuerno más pequeño, que al salir echó abajo a tres de ellos. A estos tres se les quitó el poder, pero se les dejó con vida, pues todavía no había llegado la hora de su muerte. Luego mataron al cuarto monstruo y echaron su cuerpo al fuego. El pequeño cuerno tenía ojos humanos, y mientras todo esto sucedía hablaba con mucho orgullo.

»Vi que aparecieron unos tronos,

y un Anciano tomó asiento.

Su ropa era blanca como la nieve,

y su pelo era blanco como la lana.

Del trono y de sus ruedas

brotaba un río de fuego.

Miles y miles de personas

adoraban al Anciano todo el tiempo.

El Anciano se sentó para juzgar

y abrió los libros.


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