Joel  3 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 21 versitos |
1 ° (4:1) En aquellos días, | en el momento en que cambie | el destino de Judá y de Jerusalén,
2 (4:2) reuniré a todos los pueblos, | los haré bajar al valle de Josafat | y allí los juzgaré; | por mi pueblo, por Israel, por mi heredad, | que dispersaron entre los pueblos; | y por mi país, que se lo repartieron.
3 (4:3) Echaron mi pueblo a suertes, | cambiaron mozos por rameras, | vendieron mozas por vino | y encima se lo bebieron.
4 (4:4) Más aún: | Vosotros, Tiro y Sidón | y todos los distritos filisteos: | ¿qué tenéis contra mí? | ¿Me arreglaréis las cuentas, | tomaréis represalias contra mí? | Rápidamente voy a tomar | represalias contra vosotros.
5 (4:5) Vosotros, que me habéis robado | mi plata, mi oro y mis joyas, | y los habéis llevado a vuestros templos;
6 (4:6) y a la gente de Judá y de Jerusalén | los habéis vendido a los griegos, | para alejarlos de su tierra.
7 (4:7) Pues mirad, los voy a sacar | del lugar donde los vendisteis | y me vengaré de vosotros:
8 (4:8) venderé vuestros hijos e hijas | a los habitantes de Judá, | que los venderán a los sabeos, | pueblo lejano. | Lo ha dicho el Señor.
9 ° (4:9) Anunciad esto entre los pueblos: | ¡Santificaos para la guerra, | despertad a los valientes! | ¡Que se acerquen, | que suban todos los guerreros!
10 (4:10) Forjad espadas con vuestros arados, | lanzas con vuestras podaderas. | Que el flojo diga: ¡Soy un valiente!
11 (4:11) De prisa, venid, | pueblos todos de alrededor, | reuníos allí. | ¡Señor, haz que bajen tus valientes!
12 (4:12) Que se movilicen y suban las naciones | al valle de Josafat, | pues allá voy a plantar mi trono | para juzgar a todos los pueblos de alrededor.
13 (4:13) Echad la hoz, | pues la mies está madura; | venid a pisar la uva, | que el lagar está repleto | y las cubas rebosan. | ¡Tan enorme es su maldad!
14 (4:14) ¡Muchedumbres, muchedumbres | en el valle de Josafat! | Pues se acerca el Día del Señor | en el valle de la Decisión.
15 (4:15) Se oscurecerán el sol y la luna, | y las estrellas perderán su brillo.
16 (4:16) El Señor ruge en Sión | y da voces en Jerusalén; | temblarán cielos y tierra. | Pero el Señor es abrigo para su pueblo, | refugio para los hijos de Israel.
17 (4:17) Sabréis que yo soy el Señor, | vuestro Dios que vive en Sión, | mi santo monte. | Jerusalén será santa | y los extranjeros no pasarán más por ella.
18 (4:18) Aquel día | las montañas chorrearán vino nuevo, | las colinas rezumarán leche | y todos los torrentes de Judá | bajarán rebosantes. | Y brotará una fuente de la casa del Señor | que regará el valle de Sitín.
19 (4:19) Egipto será una desolación | y Edón un desierto solitario, | por la violencia ejercida contra Judá, | cuya sangre inocente derramaron en su país.
20 (4:20) Judá será habitada para siempre | y Jerusalén de generación en generación.
21 (4:21) Vengaré su sangre, no quedará impune. | El Señor vive en Sión.

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Introducción a Joel 

JOEL

Este libro, de difícil datación, tiene dos partes claras: los caps. Joe 1:1-20 y Joe 2:1-32, sirviéndose de la imagen de una plaga de langostas, invitan a la confesión y a la penitencia; los caps. Joe 3:1-21 y Joe 4:1-21, en clave escatológica, anuncian la llegada del «Día del Señor», con promesas para Israel y amenazas para los otros pueblos.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Joel  3,1-21*3 Texto más que famoso, en el que el don de profecía repartido entre todos los israelitas supone la comunicación y la relación directa de Dios con todos y cada uno de ellos. San Pedro evoca de forma explícita el texto en la primera parte de su discurso el día de Pentecostés, señalando que lo ocurrido entonces supuso el cumplimiento de esta palabra profética.


Joel  3,1-3*4:1-3 Se descubre en estos versos cómo se va a perfilar el castigo de los otros pueblos junto con la restauración escatológica de Judá y Jerusalén.
Joel  3,9-17*4:9-17 Las imágenes agrícolas, guerreras y jurídicas sirven para describir las cuentas que Dios va a tomar a los pueblos. Se vuelve a la antigua concepción de la guerra santa, en la que Dios guerrea a favor de su pueblo.