Levítico 12 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 8 versitos |
1 ° El Señor habló así a Moisés:
2 «Di esto a los hijos de Israel: “Cuando una mujer quede embarazada y tenga un hijo varón, quedará impura durante siete días; será impura como durante sus reglas.
3 El octavo día será circuncidado el niño;
4 y ella permanecerá treinta y tres días más purificando su sangre. No tocará ninguna cosa santa ni entrará en el Santuario hasta terminar los días de su purificación.
5 Si da a luz una niña, quedará impura durante dos semanas, como durante sus reglas, y se quedará en casa sesenta y seis días más purificando su sangre.
6 Al cumplirse los días de su purificación, sea por niño o por niña, presentará al sacerdote, a la entrada de la Tienda del Encuentro, un cordero de un año como holocausto, y un pichón o una tórtola como sacrificio expiatorio.
7 El sacerdote lo ofrecerá ante el Señor, haciendo por ella el rito de expiación, y quedará purificada del flujo de su sangre. Esta es la ley referente a la mujer que da a luz un niño o una niña.
8 Si no le alcanza para ofrecer una res menor, tome dos tórtolas o dos pichones, uno para el holocausto y otro para el sacrificio expiatorio; el sacerdote hará por ella el rito de expiación y quedará pura”».

Patrocinio

 
 

Introducción a Levítico

LEVÍTICO

La Biblia griega llamó a este libro Levítico, pues buena parte de él trata del culto y de cuanto se relaciona con él; y, como es sabido, el culto era incumbencia de los sacerdotes, descendientes de Leví. Los temas principales del libro son:

1) los sacrificios (en sus diversas variedades);

2) el sacerdocio (como consagración y separación de unos elegidos);

3) la pureza ritual (cualidad necesaria para participar en el culto), y

4) la ley de santidad (que incide en la calidad moral de quienes se vinculan al Dios Santo).

El libro del Levítico es citado en el Nuevo Testamento en relación con dos grandes motivos: al exponer el mandamiento principal, Jesús remite a Lev 19:18 (amor al prójimo como a sí mismo) para completar la referencia a Deu 6:4 (amar a Dios sobre todo); por su parte, la Carta a los Hebreos evoca el tema de los sacrificios del Antiguo Testamento para resaltar la figura de Jesucristo, Sumo Sacerdote, que se ofrece a sí mismo y establece la Nueva Alianza en su sangre.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

Patrocinio

Notas

Levítico 12,1-8*11-15 Los sacerdotes resolvían e instruían sobre los casos de pureza e impureza (Lev 10:10 s). Ejemplo de sus instrucciones son estos capítulos. Que alguien fuera «impuro» significaba que no estaba en condiciones de participar en el culto. La Morada del Dios santo, del Dios puro, fuente de salud y de vida, intolerante con todo lo sucio, nocivo y muerto, está en medio de Israel; los israelitas contaminados de impureza contaminarían, al acercarse para el culto, esa Morada; para que eso no sucediera, la santidad de Dios los destruiría.


Levítico 12,1-8*12 La antigua concepción sobre la impureza de la mujer que ha dado a luz, muy extendida entre los pueblos primitivos, pudo estar determinada por el temor ante el misterio de la generación, obra de fuerzas divinas o demoníacas. El peligro por el que pasaba la vida de la parturienta podía hacer sospechar la presencia de lo demoníaco. En Israel la impureza se hace derivar de la pérdida de sangre. Indirectamente se aseguraba a la mujer un período de recuperación.