Levítico 17 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 16 versitos |
1 ° El Señor habló así a Moisés:
2 «Di a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel: “Esta es la orden del Señor:
3 cualquier hombre de la casa de Israel que mate buey, oveja o cabra dentro del campamento o fuera del mismo,
4 y no los lleve a la entrada de la Tienda del Encuentro, para presentarlos como ofrenda al Señor ante su Morada, será reo de sangre. Ese hombre ha derramado sangre y será excluido de su pueblo.
5 Así pues, los hijos de Israel han de presentar en honor del Señor al sacerdote, a la entrada de la Tienda del Encuentro, aquellas víctimas que matan en el campo, para que se ofrezcan como sacrificios de comunión.
6 El sacerdote derramará la sangre sobre el altar del Señor, a la entrada de la Tienda del Encuentro, y quemará las grasas como aroma que aplaca al Señor.
7 En adelante no seguirán inmolando sus sacrificios a los sátiros con los que se prostituían. Es ley perpetua para ellos, generación tras generación”.
8 Diles también: “Cualquier hombre de la casa de Israel, o de los emigrantes que residen entre ellos, que ofrezca holocausto o sacrificio de comunión,
9 y no lo lleve a la entrada de la Tienda del Encuentro para sacrificarlo en honor del Señor, será excluido de su pueblo.
10 Si un hombre cualquiera de la casa de Israel, o de los emigrantes que residen entre ellos, come cualquier clase de sangre, yo me volveré contra el que coma sangre y lo excluiré de su pueblo.
11 Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os he dado la sangre para hacer expiación sobre el altar por vuestras vidas, pues la expiación por la vida se hace con la sangre.
12 Por eso tengo dicho a los hijos de Israel: ‘No comeréis sangre ninguno de vosotros, ni el emigrante que reside entre vosotros’.
13 Cualquier hombre de los hijos de Israel, o de los emigrantes que residen entre ellos, que cace un animal o un ave comestible, derramará su sangre y la cubrirá con tierra.
14 Porque la vida de toda carne está en su sangre. Por eso mandé a los hijos de Israel: ‘No comeréis la sangre de carne alguna, pues la vida de toda carne está en su sangre. Quien la coma, será excluido’.
15 Todo nativo o emigrante que coma carne de bestia muerta o destrozada lavará sus vestidos, se bañará y quedará impuro hasta la tarde; después será puro.
16 Si no los lava ni se baña, cargará con su falta”».

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Introducción a Levítico

LEVÍTICO

La Biblia griega llamó a este libro Levítico, pues buena parte de él trata del culto y de cuanto se relaciona con él; y, como es sabido, el culto era incumbencia de los sacerdotes, descendientes de Leví. Los temas principales del libro son:

1) los sacrificios (en sus diversas variedades);

2) el sacerdocio (como consagración y separación de unos elegidos);

3) la pureza ritual (cualidad necesaria para participar en el culto), y

4) la ley de santidad (que incide en la calidad moral de quienes se vinculan al Dios Santo).

El libro del Levítico es citado en el Nuevo Testamento en relación con dos grandes motivos: al exponer el mandamiento principal, Jesús remite a Lev 19:18 (amor al prójimo como a sí mismo) para completar la referencia a Deu 6:4 (amar a Dios sobre todo); por su parte, la Carta a los Hebreos evoca el tema de los sacrificios del Antiguo Testamento para resaltar la figura de Jesucristo, Sumo Sacerdote, que se ofrece a sí mismo y establece la Nueva Alianza en su sangre.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Levítico 17,1-16*17 Este capítulo es como el prólogo de la ley de santidad, que, en paralelo con el Código deuteronómico, comienza por la ley de concentración de todo el culto en el único Santuario (Deu 12:1-32).