Levítico 26 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 46 versitos |
1 ° No os hagáis ídolos, ni erijáis imágenes o estelas, ni coloquéis en vuestra tierra piedras talladas para postraros ante ellas, porque yo soy el Señor, vuestro Dios.
2 Guardad mis sábados, y respetad mi Santuario. Yo soy el Señor.
3 Si camináis según mis preceptos y guardáis mis mandamientos, poniéndolos en práctica,
4 yo os mandaré las lluvias a su tiempo, para que la tierra dé sus cosechas y el árbol del campo dé su fruto.
5 El tiempo de trilla alcanzará hasta la vendimia, y la vendimia hasta la sementera; comeréis vuestro pan hasta saciaros y habitaréis tranquilos en vuestra tierra.
6 Yo traeré la paz al país y dormiréis sin que nadie perturbe vuestro sueño; haré desaparecer del país las fieras, y la espada no traspasará vuestras fronteras.
7 Perseguiréis a vuestros enemigos; que caerán ante vosotros a filo de espada.
8 Cinco de vosotros pondréis en fuga a cien, y cien de vosotros a diez mil; vuestros enemigos caerán ante vosotros a filo de espada.
9 Me volveré hacia vosotros, os haré fecundos, os multiplicaré y mantendré mi alianza con vosotros.
10 Comeréis de la cosecha añeja y tendréis que tirar la añeja para hacer sitio a la nueva.
11 Pondré mi morada en medio de vosotros y no os rechazaré.
12 Me pasearé en medio de vosotros y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.
13 Yo soy el Señor, vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus esclavos; rompí las coyundas de vuestro yugo y os hice andar con la cabeza bien alta.
14 Pero, si no me escucháis ni cumplís todos estos mandamientos;
15 si despreciáis mis preceptos y rechazáis mis normas, no haciendo caso de todos mis mandamientos y rompiendo mi alianza,
16 yo también haré lo mismo con vosotros. Daré suelta sobre vosotros al terror, a la tisis y a la fiebre, que os abrasen los ojos y os consuman la vida. Sembraréis en vano vuestra semilla, pues la cosecha se la comerán vuestros enemigos.
17 Me volveré contra vosotros y sucumbiréis ante vuestros enemigos; os tiranizarán los que os aborrecen y huiréis sin que nadie os persiga.
18 Si ni aun así me obedecéis, os castigaré siete veces más por vuestros pecados.
19 Quebrantaré vuestro orgullo y vuestra fuerza. Convertiré vuestro cielo en hierro y en bronce vuestra tierra.
20 Vuestras fuerzas se consumirán en vano, pues vuestra tierra no dará sus cosechas y el árbol del campo os negará sus frutos.
21 Y si seguís enfrentándoos a mí y no queréis oírme, os castigaré siete veces más por vuestros pecados.
22 Daré suelta contra vosotros a fieras salvajes, que os privarán de vuestros hijos, acabarán con vuestro ganado y os reducirán a unos pocos, hasta que vuestros caminos queden desiertos.
23 Si ni aun así escarmentáis, sino que seguís enfrentándoos a mí,
24 también yo me enfrentaré a vosotros, y os azotaré yo mismo siete veces más por vuestros pecados.
25 Traeré sobre vosotros la espada vengadora de la alianza. Os refugiaréis entonces en vuestras ciudades, pero yo enviaré contra vosotros la peste y seréis entregados en manos del enemigo.
26 Cuando yo os retire el sustento del pan, diez mujeres cocerán todo vuestro pan en un solo horno, y os lo darán tan racionado que comeréis y no os saciaréis.
27 Si ni con eso me obedecéis y seguís enfrentándoos a mí,
28 yo me enfrentaré a vosotros con furia y os castigaré yo mismo siete veces más por vuestros pecados.
29 Comeréis la carne de vuestros hijos y la carne de vuestras hijas comeréis.
30 Destruiré vuestros altos, demoleré vuestros altares de incienso, amontonaré vuestros cadáveres sobre los cadáveres de vuestros ídolos y os aborreceré.
31 Reduciré vuestras ciudades a ruina y asolaré vuestros santuarios, no aspiraré ya más los aromas que me aplacan.
32 Asolaré el país y quedarán horrorizados de ello vuestros mismos enemigos cuando vengan a ocuparlo.
33 A vosotros os aventaré entre las naciones y os perseguiré con la espada desenvainada. Vuestra tierra será un yermo y vuestras ciudades una ruina.
34 Entonces gozará la tierra de sus sábados, durante todo el tiempo en que esté desolada, mientras vosotros estéis en la tierra de vuestros enemigos; entonces sí que descansará la tierra y gozará de sus sábados.
35 Durante todo el tiempo de la desolación descansará, por lo que no pudo descansar en vuestros sábados cuando habitabais en ella.
36 A los que queden de vosotros, les infundiré pánico en sus corazones, en la tierra de sus enemigos; el susurro de una hoja que vuela los pondrá en fuga: huirán como quien huye de la espada, y caerán sin que nadie los persiga.
37 Se atropellarán unos a otros, como quien huye de la espada, sin que nadie los persiga. No podréis manteneros delante de vuestros enemigos.
38 Pereceréis entre las naciones y os tragará la tierra de vuestros enemigos.
39 Y quienes sobrevivan, se pudrirán a causa de su iniquidad en las tierras de vuestros enemigos; por las iniquidades de sus padres unidas a las suyas se pudrirán.
40 Entonces confesarán su iniquidad y la iniquidad de sus padres, cómo se rebelaron contra mí y se enfrentaron conmigo.
41 También yo me he enfrentado con ellos y los he llevado a la tierra de sus enemigos. Entonces se humillará su corazón incircunciso y expiarán su iniquidad.
42 Y yo me acordaré de mi alianza con Jacob y de mi alianza con Isaac; y de mi alianza con Abrahán; y me acordaré de la tierra.
43 Pero la tierra será antes abandonada por ellos y gozará de sus sábados, mientras quede desolada durante su ausencia; y ellos pagarán el castigo de su iniquidad, por haber desechado mis normas y haber desdeñado su alma mis preceptos.
44 Pero incluso cuando estén ellos en tierra enemiga, no los desecharé ni los aborreceré hasta exterminarlos y romper mi alianza con ellos, porque yo soy el Señor, su Dios.
45 Me acordaré en favor de ellos de la alianza que hice con sus padres, a quienes saqué de la tierra de Egipto, ante los ojos de las naciones, para ser su Dios. Yo soy el Señor”».
46 Estos son los preceptos, las normas y las leyes que el Señor estableció entre él y los hijos de Israel en el monte Sinaí, por medio de Moisés.

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Introducción a Levítico

LEVÍTICO

La Biblia griega llamó a este libro Levítico, pues buena parte de él trata del culto y de cuanto se relaciona con él; y, como es sabido, el culto era incumbencia de los sacerdotes, descendientes de Leví. Los temas principales del libro son:

1) los sacrificios (en sus diversas variedades);

2) el sacerdocio (como consagración y separación de unos elegidos);

3) la pureza ritual (cualidad necesaria para participar en el culto), y

4) la ley de santidad (que incide en la calidad moral de quienes se vinculan al Dios Santo).

El libro del Levítico es citado en el Nuevo Testamento en relación con dos grandes motivos: al exponer el mandamiento principal, Jesús remite a Lev 19:18 (amor al prójimo como a sí mismo) para completar la referencia a Deu 6:4 (amar a Dios sobre todo); por su parte, la Carta a los Hebreos evoca el tema de los sacrificios del Antiguo Testamento para resaltar la figura de Jesucristo, Sumo Sacerdote, que se ofrece a sí mismo y establece la Nueva Alianza en su sangre.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Levítico 26,1-46*26 Una colección legislativa debía terminar con promesas y bendiciones para los cumplidores, y amenazas y maldiciones para los infractores (véase Éxo 23:20-33; Deu 28:1-68; Deu 27:11-26; Jos 8:34).