Nahúm  3 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 19 versitos |
1 ¡Ay de la ciudad sanguinaria, toda ella mentira, repleta de rapiña, lugar de incesante pillaje!
2 ¡Escuchad! Latigazos, estruendoso crujido de ruedas, caballos desbocados, rebotar de carros,
3 jinetes enhiestos, flamear de espadas, fulgor de lanzas, multitud de muertos, montón de despojos, cadáveres sin fin, se tropieza en cadáveres.
4 Por las incontables fornicaciones de la prostituta, de atractivos encantos, maestra en brujerías, traficante en naciones con sus prostituciones y en pueblos con sus hechicerías,
5 aquí estoy yo contra ti - oráculo de Yahvéh Sebaot -, para levantarte las faldas hasta taparte la cara, y mostrar a las naciones tu desnudez y a los pueblos tu ignominia.
6 Lanzaré contra ti inmundicias, te afrentaré y haré escarnio de ti.
7 Por eso quien te vea huirá de ti, diciendo: ¡Nínive ha sido destruida! ¿Quién la tendrá compasión? ¿Dónde podré hallar consoladores para ella?
8 ¿Eres tú mejor que NoAmón, asentada entre los Nilos, circundada por las aguas, cuyo antemural era el mar y su muralla las aguas?
9 Eran su fuerza Etiopía y Egipto, gente sin número. Put y los libios le ayudaban.
10 No obstante, fue al destierro, marchó al cautiverio; también sus niños fueron estrellados en todas las bocacalles; sus nobles fueron echados a suerte, todos sus grandes fueron cargados de cadenas.
11 También tú serás embriagada y desfallecerás. También tú andarás buscando ayuda de tu enemigo.
12 Todas tus fortalezas son higueras cargadas de brevas; si se sacuden, caen en la boca de quien se las va a comer.
13 Mira a tu pueblo: sólo hay mujeres en medio de ti. Las puertas de tu país están abiertas a tus enemigos: el fuego ha devorado tus cerrojos.
14 Provéete de agua para el asedio, refuerza tus defensas, métete en el barro, pisa el mortero, mételo en el molde de fabricar ladrillos.
15 Allí te consumirá el fuego, te devorará como la langosta. Multiplícate como la langosta, pulula como el saltamontes,
16 multiplica tus traficantesmás que las estrellas del cielo: la langosta desplegó sus alas y voló.
17 Tus guardianes son como saltamontes, tus escribas como nube de insectosque se posan en los paredonesen un día de frío. Sale el sol y se escapan, y nadie sabe adonde se van.
18 Duermen tus pastores, ¡oh rey de Asiria! Descansan tus oficiales. Tu pueblo anda disperso por los montes y no hay quien lo congregue.
19 Irremediable es tu desastre, incurable tu llaga. Cuantos oigan hablar de ti contra ti aplaudirán, porque ¿sobre quién no pasó tu incesante maldad?

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Introducción a Nahúm 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas