Habacuc  3 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 19 versitos |
1 Plegaria de Habacuc, profeta, en el tono de “shiguinot.”
2 Yo, ¡oh Yahvé! oí tu renombre y he temido, ¡oh Yahvé! tus obras. Dales existencia en el transcurso de los años, manifiéstalas en medio de los tiempos. En la ira acuérdate de la misericordia.
3 Llega Dios de Teman, y el Santo del monte Farán. (Selah), u majestad cubre los cielos, y la tierra se llena de su gloria.
4 Su resplandor es como la luz; de sus manos salen como cuernos, con que vela su poder."
5 Delante de El va la mortandad, y a su zaga va el azote.
6 Si se detiene, hace temblar la tierra, y si mira, se conmueven las naciones. Los montes eternos se resquebrajan, se abajan los eternos collados, sus antiguos caminos.
7 Llenas de terror veo las tiendas de Kusán, ( tiemblan los campamentos de Madián.
8 ¿Acaso, Yahvé, se enciende tu ira contra los ríos o es contra los mares tu furorcuando subes sobre tus caballos, sobre tus carros de victoria?
9 Pones al desnudo tu arco y llenas de saetas tu aljaba. (Selah.) Hiendes con torrentes la tierra.
10 A tu vista tiemblan las montañas, irrumpen diluvios de aguas, alza su voz el abismo del mar, hacia la altura sus manos eleva.
11 El sol y la luna se quedan en su morada ante la luz de tus saetas,ante el resplandor de tu lanza fulgurante.
12 En tu ira huellas la tierra, en tu furor trillas los pueblos.
13 Sales a campaña para salvar a tu pueblo, para libertar a tu ungido. Abates la cúspide de la casa del impío, desnudando sus cimientos hasta la roca. (Selah.)
14 Atraviesas con tus lanzas las cabezas de sus guerreros, que irrumpen para desbaratarme, exultan como quien devora al desvalido en secreto.
15 Te sumerges en la mar con tus caballos, i en el hervidero de las grandes aguas.
16 Y lo oí y se estremecieron mis entrañas; al estruendo temblaron mis labios, se reblandecieron mis huesos, y mis pasos se hicieron vacilantes. Tranquilo espero el día de la aflicción, que vendrá sobre el pueblo que nos oprime,"
17 Que no dé sus yemas la higuera ni sus frutos la vid, falte la cosecha del olivo y no den mantenimiento los campos. Desaparezcan las ovejas del redil y no haya bueyes en los establos;"
18 yo me alegraré en Yahvé y me gozaré en el Dios de mi salvación.
19 Yahvé, mi Señor, es mi fortaleza, que me da pies como de ciervo y me hace correr por las alturas. Al maestro de canto. A las cuerdas.

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Introducción a Habacuc 

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Çábacuc.
Introducción.

Personalidad del profeta y época de su ministerio.
Habacuc (en hebreo Jabaquq: Abrazo?) l es calificado expresamente con el título de profeta, lo que parece indicar que pertenecía al grupo de profetas o nabis, que se dedicaban a fomentar la vida religiosa en el pueblo, aunque puede ser simplemente una calificación del compilador en razón de sus oráculos. Tampoco de Habacuc se hace ninguna referencia patronímica ni geográfica. Por lo que se dice en 3:16, parece deducirse que habitaba en Jerusalén. En Dan 14:32-38 se habla de un profeta llamado Habacuc, que fue llevado milagrosamente por un ángel a Babilonia para alimentar a Daniel, que estaba en el foso de los leones. Pero no hay ninguna razón para identificarlos 2. Algunos autores han supuesto que Habacuc pertenecía a la clase sacerdotal o levítica, porque en 3:19 encontramos alusiones salmódico-litúrgicas.
No concuerdan los autores respecto a la determinación histórica de la predicación de Habacuc. La opinión tradicional es la que supone que el profeta ejerció su ministerio en los días de Jeremías, cuando Babilonia se formaba como imperio y no era todavía amenaza para Judá, es decir, en el último cuarto del siglo VII a.C. 3 De hecho, en 1:6 el profeta habla de los caldeos como del instrumento de la justicia divina sobre la tierra. Pero algunos autores han supuesto que el profeta más bien aludiría al castigo de Asiría a manos de los caldeos, instrumento de la justicia divina para humillarlos 4.
Algunos han cambiado el nombre de caldeos (en heb. Kasdim) en griegos (en heb. Kittim, o de Creta) e insisten en ciertos detalles que parecen explicarse mejor en la invasión de Alejandro Magno. Así se alude al empleo de la caballería 5, a la rapidez de su invasión 6, a la conquista de Tiro por medio de un terraplén. Estos autores, pues, suponen que el libro ha sido compuesto en los años de la invasión del gran macedonio, entre la batalla de Iso y la de Arbela, hacia el 331 a.C.

Contenido y estructura del libro.
La idea fundamental del libro es la exaltación de la justicia divina, que castiga inexorablemente los pecados y retribuye a los que permanecen fieles a Dios en las calamidades. El libro tiene dos partes:

1. Anuncio del castigo: 1:1-2:20.
Quejas del profeta por los pecados del pueblo: 1:2-4.
El castigo merecido infligido por mediación de los caldeos: 1:5-11.
Disputa del profeta con Yahvé: 1:12-2:1.
Respuesta de Yahvé: El justo vive en su fe: 2:2-5.
Cinco ayes contra los caldeos: 2:6-20.

2. Cántico y oración: 3:1-19.
Invocación del juicio divino contra Babilonia: 3:1-2.
Descripción del juicio: 3:2.
Confianza del profeta en Dios Salvador: 3:16-19 8.

En la primera parte, el profeta protesta por el triunfo de la injusticia, pues el impío aplasta al justo. Yahvé contesta que no tardará en llegar el castigo al pecador, particularmente al enemigo invasor. Después el profeta se calma y entona un canto de alabanza por la realización del castigo merecido.

Autenticidad.
No pocos autores suponen que el c.3 es una adición posterior de tipo litúrgico. Es la descripción bellísima de una teofanía de Yahvé, que viene del desierto como un turbión a castigar a los enemigos. Sin embargo, bien podemos suponer que, aunque sea de Habacuc, ha sido retocada para el uso litúrgico en el templo; de ahí las indicaciones musicales 9. El estilo es vigoroso y aplastante, en consonancia con el estilo heroico de los dos primeros capítulos. Las imágenes son sumamente atrevidas; las frases, nerviosas y entrecortadas, utilizando el autor la geografía, la naturaleza y las tradiciones históricas para expresar la gran teofanía de Yahvé-Juez sobre los pueblos.

Texto y canonicidad.
El TM está en estado bastante deficiente, con trasposiciones y algunas glosas. Recientemente se ha descubierto un nuevo texto hebraico en el desierto de Judá, que es un buen auxiliar de la crítica textual de Habacuc. La versión de los LXX difiere algunas veces del TM, y sirve para esclarecer pasajes oscuros.
Respecto de la canonicidad, no ha habido dificultad en ser recibido en el catálogo judaico y cristiano. Habacuc aparece citado en Act 13:49 (Hab 1:5), en Rom 1:17 (Hab 2:2) y en Gal 3:11 (Hab 2:4). Y muchos Santos Padres han considerado al cántico de Habacuc como mesiánico, en sentido literal o típico10.

1 La grafía en las transcripciones griegas varía mucho: Amakum, Abbafeum, Ambakuk. Supuestas estas transcripciones, algunos autores relacionan el nombre de Habbaquq con el hambaququ asirio, nombre de una planta. - 2 Lo identifica, entre otros, san jerónimo, Comm. m Hab. pról.: PL 25:1274. - 3 Es la opinión de Vigouroux, Tobac, Goetsberger, Hoonacker, etc. - 4 Así Budde. - 5 1:8; 3:15. - 6 Hab_1:6.8.11. - 7 Hab 1:10. - 8 Cf. Hopfl-Miller-Metzinger, O.C., P-553- - 9 Estas son las palabras misteriosas Selah y Lmnaseaj, que aparecen reiteradamente en los Salmos. - 10 Así Eusebio, Dem. Evang. 6:15: PG 22:441-448; San Cipriano, Test. adv. lud. 2:21: PL 4:7i5 (744); San Jerónimo, Comm. in Hab 3: PL 25:1307-1338 (1339-1402); San Agustín, De civ. Dei 18:32: PL 41:588-591.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Habacuc  3,1-19

3. Plegaria y canto triunfal del Profeta.
Este maravilloso salmo épico-lírico cierra el libro de Habacuc. Por su semejanza con algunos salmos, algunos autores creen que se trata de una composición litúrgica añadida como apéndice al libro de Habacuc. Pero, en general, las ideas son semejantes a las del libro del profeta que acabamos de comentar, pues se canta a Yahvé como a un guerrero majestuoso que avanza contra los enemigos, que no especifica, pero bien pueden ser los caldeos. La expresión es vigorosa, y la imaginación, ardiente. Es una de las más bellas composiciones poéticas de la Biblia.

Teofanía triunfal de Yahvé (1-4).
1 Plegaria de Habacuc, profeta, en el tono de shiguinot. 2 Yo, ¡oh Yahvé! oí tu renombre y he temido, ¡oh Yahvé! tus obras. Dales existencia en el transcurso de los años, manifiéstalas en medio de los tiempos. En la ira acuérdate de la misericordia. 3 Llega Dios de Teman, y el Santo del monte Farán. (Selah), u majestad cubre los cielos, y la tierra se llena de su gloria. 4 Su resplandor es como la luz; de sus manos salen como cuernos, con que vela su poder. 5 Delante de El va la mortandad, y a su zaga va el azote. 6 Si se detiene, hace temblar la tierra, y si mira, se conmueven las naciones. Los montes eternos se resquebrajan, se abajan los eternos collados, sus antiguos caminos.

La indicación introductoria indica el uso litúrgico de la composición, que debía ser cantada en un tono para nosotros desconocido, llamado shiguinot. El hecho de que encontremos la palabra musical selah a lo largo de la composición prueba el carácter salmódico de esta maravillosa poesía épico-lírica. La descripción de la imponente teofanía se abre con una exclamación enfática: El profeta ha sentido el rumor de la presencia de Dios, que se acerca, y es sobrecogido de reverente temor. Hasta los mismos amigos de Dios tiemblan ante su presencia, porque sienten escalofrío de su santidad.
Ahora Dios se presenta con una imponente escolta de destrucción (la mortandad y el azote, o epidemia, v.5). El profeta presiente en ello la próxima manifestación de secretas obras o prodigios, y, en su ansia de ver triunfar la gloria de Dios, pide que las manifieste ante las naciones: Dales existencia en el transcurso de los años. (v.3). Por otra parte, Yahvé ya ha manifestado su justicia vengadora sobre su pueblo, y ahora el profeta pide que esa cólera desatada se convierta en compasión para Israel: En la ira acuérdate de la misericordia (v.2). Asiste tembloroso a la aparición majestuosa de Yahvé, que viene del oriente para castigar a sus enemigos.
Conforme a la tradición antigua, supone que Yahvé avanza desde el desierto del Sinaí desde Teman y el monte Farán. Como en otro tiempo Yahvé avanzaba protegiendo a Israel a través de los territorios de Edom, camino de la tierra de promisión *, así ahora viene también envuelto en la nube, cubriendo con su majestad los cielos y llenando con su gloria y resplandor la tierra. Viene envuelto en la luz como en la tempestad del Sinaí, y de sus manos salen cuernos. La teofanía está calcada sobre la del Sinaí. Dios es demasiado trascendente y santo para manifestarse tal cual es, y por eso con sus cuernos vela su poder. Es una clara alusión a los cuernos que salían del rostro de Moisés después de entrar en contacto con la divinidad 2.
Los cuernos eran símbolo de la divinidad, como expresión del poder. Los dioses mesopotámicos iban cubiertos con una tiara de siete cuernos enroscados hacia arriba. En la Biblia, el cuerno es símbolo de poder. Habacuc se conforma a estas ideas para describir la majestuosa aparición de Yahvé, que avanza como un guerrero indómito escoltado de dos poderes formidables: delante de El va la mortandad y a su zaga va el azote (v.5), instrumentos de su justicia. A su presencia, la misma tierra es siente sobrecogida de temblor ,(v.6), y a su mirada se conmueven las naciones. Y hasta los montes se sienten débiles para soportar el peso de Yahvé: Los montes eternos se resquebrajan. (v.6b). En la literatura profética del A.T. es corriente presentar a Yahvé como un gigante que avanza por las cimas de los collados.

El poder de Yahvé sobre la naturaleza (7-11).
7 Llenas de terror veo las tiendas de Kusán 3, ( tiemblan los campamentos de Madián. 8 ¿Acaso, Yahvé, se enciende tu ira contra los ríos o es contra los mares tu furorcuando subes sobre tus caballos, sobre tus carros de victoria? 9 Pones al desnudo tu arco y llenas de saetas tu aljaba 4. (Selah.) Hiendes con torrentes la tierra. 10 A tu vista tiemblan las montañas, irrumpen diluvios de aguas, alza su voz el abismo del mar, hacia la altura sus manos eleva. 11 El sol y la luna se quedan en su morada ante la luz de tus saetas,ante el resplandor de tu lanza fulgurante.

El profeta, a la vista de la manifestación terrorífica de Yahvé, que va a descargar sobre los enemigos de Judá, piensa en las victorias antiguas sobre Kusán en tiempos del juez Otoniel y sobre Madián en tiempos de Gedeón5. Los recuerdos de guerra se mezclan con los lirismos de la naturaleza. Ante la majestad de Yahvé vuelven a temblar las tierras de Kusán y los campamentos de Madián (v.7). El profeta, al ver a Yahvé como un guerrero que se prepara al combate, piensa que es para algo más que para descargar sobre la naturaleza, que domina sin rival: ¿Acaso, Yahvé, se enciende tu ira contra los ríos.? (v.8). Yahvé avanza sobre sus caballos y carros de victoria, que son las nubes huracanadas, cargadas de siniestros diluvios. Y el profeta se complace en describir la manifestación del poder de Dios en la tempestad como introducción a la descripción dé sus efectos terroríficos sobre los malvados y enemigos de Israel.
Yahvé en la tempestad se porta como un guerrero, que desnuda su arco y se provee de saetas (rayos) para lanzarlos contra la tierra. A su mandato viene la lluvia torrencial y se hiende con torrentes la tierra (v.9). La conmoción de la naturaleza es total; las torrenteras lo invaden todo, y las aguas, provenientes del abismo del mar, dan bramidos aterradores (alzan su voz). Por unos momentos, mientras ruge la tempestad, el sol y la luna están como acobardados, y se quedan en su morada, aterrados ante la luz de las saetas (relámpagos) y ante el resplandor de la lanza fulgurante de Yahvé (sus rayos devastadores).

El poder de Yahvé sobre sus enemigos (12-15).
12 En tu ira huellas la tierra, en tu furor trillas los pueblos. 13 Sales a campaña para salvar a tu pueblo, para libertar a tu ungido. Abates la cúspide de la casa del impío, desnudando sus cimientos hasta la roca. (Selah.) 14 Atraviesas con tus lanzas las cabezas de sus guerreros, que irrumpen para desbaratarme, exultan como quien devora al desvalido en secreto. 15 Te sumerges en la mar con tus caballos, i en el hervidero de las grandes aguas.

Después de la patética descripción del poder de Dios sobre la naturaleza, el profeta canta el triunfo de Yahvé sobre los enemigos de Israel. Los pueblos, como la tierra, están sometidos a su furor (v.12); Yahvé sale a campaña para luchar por los intereses de su pueblo, para libertar a su ungido, que puede ser el rey de Judá o el mismo pueblo israelita6. Yahvé vela por los derechos de la justicia, y por eso castiga duramente al impío, destruyéndole su casa, desnudando sus cimientos hasta la roca. Cuando llega el momento de pelear contra los enemigos de Israel, Yahvé se lanza a la batalla, sembrando la mortandad (v.14), y como en los días del paso del mar Rojo, se sumerge en el mar con sus caballos en persecución de sus enemigos.

Triunfo de Dios y consolación del profeta (16-19).
16 Y lo oí y se estremecieron mis entrañas; al estruendo temblaron mis labios, se reblandecieron mis huesos, y mis pasos se hicieron vacilantes. Tranquilo espero el día de la aflicción, que vendrá sobre el pueblo que nos oprime, 17 Que no dé sus yemas la higuera ni sus frutos la vid, falte la cosecha del olivo y no den mantenimiento los campos. Desaparezcan las ovejas del redil y no haya bueyes en los establos; 18 yo me alegraré en Yahvé y me gozaré en el Dios de mi salvación. 19 Yahvé, mi Señor, es mi fortaleza, que me da pies como de ciervo y me hace correr por las alturas. Al maestro de canto. A las cuerdas.

El profeta, ante el estrago producido por la intervención de Yahvé contra los enemigos, siente un íntimo estremecimiento (v.16). Es el escalofrío consiguiente a la presencia majestuosa del Dios de los ejércitos. Pero, por otra parte, experimenta una íntima tranquilidad al ver la justicia de su Dios cargando sobre el pueblo que los oprime. Ni siquiera la aflicción consiguiente a la esterilidad del campo puede inquietar al profeta, que ha asistido al castigo de sus enemigos. Es una aflicción pasajera sobre el país, que se ha de compensar con la conciencia de sentirse seguros en Yahvé, Dios de su salvación. (v.18). Yahvé es su fortaleza, que le da la agilidad del ciervo para correr por los montes.
Muchos autores creen que los í.17-iQ son adiciones salmódicas posteriores que un glosista colocó como colofón del cántico de Hahacuc. Has indicaciones musicales al maestro de canto. A las cuerdas, neginot, parecen avalar esta opinión 7.

1 Cf. Deu_33:2; Jue_5:4. Sobre la identificación de Teman no hay duda, pues aparece reiteradamente en la Biblia junto a Bosra, en Edom (Abd v.9). Farán es, según unos, la cordillera que se extiende al sur de Ain-Kades (el Djebel Magrah), y según otros es la que se extiende desde el Sinaí hasta el golfo de Elán. 2 Cf. Ex 34.295. 3 Así según la Bib. de Jér. Lit. el hebreo dice: bajo la maldad contemplé las tiendas de Kusán. 4 Reconstrucción problemática por paralelismo. El hebreo dice lit.: los juramentos de las tribus o de las varas, lo que no parece hacer sentido. 5 Cf. Jue_3:8.10; 7:1s. 6 El pueblo de Israel es muchas veces llamado ungido de Yahvé (cf. Sal_18:8; Sal_84:10; Sal_84:89, Sal_84:39.52). El mismo título se da al rey (cf. 1Sa_24:7; 1Sa_26:9; Lam_4:20). 7 Cf. Sal_18:335.