Zacarías 4 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 14 versitos |
1 El ángel que hablaba conmigo volvió y me despertó, como a quien se lo despierta de su sueño.
2 El me preguntó: "¿Qué ves?". Yo le respondí: "Veo un candelabro de oro macizo, con un recipiente en la parte superior: sobre el candelabro hay siete lámparas, y siete mecheros para las lámparas que están arriba de él.
3 A su lado hay dos olivos" uno a la derecha y otro a la izquierda del recipiente".
4 Yo tomé la palabra y dije al ángel que hablaba conmigo: "¿Qué son estas cosas, mi Señor?".
5 El ángel que hablaba conmigo me respondió: "¿No sabes qué son estas cosas?" Yo le dije: "No, mi Señor". [6 a] El me respondió: [10 b] "Estas siete lámparas son los ojos del Señor que vigilan toda la tierra".
6 b Esta es la palabra del Señor acerca de Zorobabel: ¡No por el poder ni por la fuerza, sino por mi espíritu...! -dice el Señor de los ejércitos-.
7 ¿Quién eres tú, gran montaña? ¡Ante Zorobabel te convertirás en una llanura! El sacará la piedra maestra a los gritos de: "¡Qué hermosa, qué hermosa es!".
8 La palabra del Señor me llegó en estos términos:
9 Las manos de Zorobabel pusieron los cimientos de esta Casa, y sus manos la terminarán. Así sabrán que me ha enviado a ustedes el Señor de los ejércitos.
10 ¿Quién despreció el día de los modestos comienzos? Que se alegre, al ver la piedra elegida en manos de Zorobabel.
11 Entonces tomé la palabra y le dije: "¿Qué son esos dos olivos, a la derecha y a la izquierda del candelabro?".
12 Por segunda vez le pregunté: "¿Qué son las dos ramas de olivo, que derraman aceite dorado a través de los dos tubos de oro?".
13 El me respondió: "¿No sabes lo que son esas cosas?". Yo le dije: "No, mi Señor".
14 El me respondió: "Son los dos Ungidos que están de pie junto al Señor de toda la tierra".

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Introducción a Zacarías


Zacarías

Este libro consta de dos partes bastante diversas. La primera (caps. 1-8) es la obra del profeta ZACARÍAS, que ejerció su actividad en Jerusalén desde noviembre del 520 a. C. -un mes antes que la concluyera Ageo hasta diciembre del 518. La segunda es más de un siglo posterior y proviene de uno o varios autores, designados habitualmente con el nombre de Segundo o Déutero Zacarías.
Bajo este aspecto, el libro de Zacarías se asemeja al de Isaías, que se divide en tres partes, de autores y épocas diferentes, agrupadas bajo el nombre del gran profeta del siglo VIII.


Primera Parte del Libro de Zacarías

Zacarías era de familia sacerdotal y pertenecía probablemente al grupo de profetas dedicados al servicio del Santuario. Esto explica la importancia que atribuye al Templo, al sacerdocio y a todas las cuestiones relacionadas con el culto. Su obra es "muy oscura", como ya lo señalaba san Jerónimo. En ella se entremezclan fragmentos de una autobiografía, visiones simbólicas que preludian los "apocalipsis" posteriores y una serie de oráculos mesiánicos.
Zacarías insiste en la necesidad de reconstruir el Templo (1. 16; 4. 9; 6. 15). Pero, más allá de esta finalidad inmediata, desarrolla el mesianismo esbozado por Ageo en torno a la persona de Zorobabel y va marcando las etapas que llevarán a la instauración de la era mesiánica. El Señor va a entrar en acción (1. 7-15). Las naciones enemigas serán derrotadas (2. 1-4) y Jerusalén será reconstruida en una zona sin fronteras, porque el mismo Señor será su muralla (2. 5-9). Josué y Zorobabel -representantes de los poderes religioso y civil- ejercerán en perfecta armonía el gobierno de la comunidad (3. 1 - 4. 14). El país será purificado de toda maldad (5. 1-11) y Babilonia, "el país del Norte", recibirá su castigo (6. 1-8). Una acción simbólica presenta a Zorobabel como rey davídico (6. 9-15) y una cuestión sobre el ayuno ofrece al profeta la ocasión de hacer un llamado a la conversión, mediante la práctica de la justicia, de la fidelidad y la misericordia (7. 8-14). Por último, el profeta amplía su perspectiva en sentido universalista, siguiendo la línea del Segundo Isaías.
Zacarías hace revivir el antiguo mesianismo real, vinculado a la descendencia de David. Pero su estrecha relación con los medios sacerdotales le hace asociar al príncipe davídico un jefe religioso, el Sumo Sacerdote Josué. Esta doble corriente -real y sacerdotal- del mesianismo del Antiguo Testamento encontrará su plena realización en Jesucristo, "nacido de la estirpe de David según la carne" ( Rom_1:3 ) y constituido a la vez "Sumo Sacerdote de los bienes futuros" ( Heb_9:11 ).

Segunda Parte del Libro de Zacarías

Los seis capítulos siguientes del libro de Zacarías difieren considerablemente de los ocho primeros. Mientras que las visiones y los oráculos de la primera parte están fechados y son expresamente atribuidos a Zacarías, de ahora en adelante no se menciona más a este profeta y faltan por completo las indicaciones cronológicas. También el trasfondo histórico se ha modificado. Ya no se habla para nada de la reconstrucción del Templo, y la esperanza mesiánica -que antes estaba centrada en la persona de Zorobabel, como símbolo de la restauración nacional- ahora se desplaza hacia otras figuras de perfil menos definido: el Rey Mesías pobre y pacífico ( Heb_9:9-10 ), el Buen Pastor despreciado y rechazado ( Heb_11:4-14 ) y el misterioso "Traspasado" ( Heb_12:10 ). Con toda probabilidad, esta segunda parte fue compuesta entre los años 330 y 300 a. C., cuando los Seléucidas y los Lágidas se repartieron el poder y la herencia de Alejandro Magno ( 1Ma_1:1-9 ). Así se explica la mención de los griegos como una fuerza hostil al Pueblo de Dios ( 1Ma_9:13 ).
Estos capítulos son una recopilación de oráculos, cuyo tema común es la decisión del Señor de establecer su reinado definitivo sobre toda la tierra ( 1Ma_14:9 ). Con estos elementos de origen y estilo diversos, el redactor final parece haber construido una especie de díptico, compuesto de dos partes simétricas, que describen la instauración de la era mesiánica siguiendo un doble movimiento: después de una primera intervención de Dios, que culmina en un aparente fracaso ( 1Ma_11:15-17 ), la nueva Jerusalén, liberada de sus enemigos y purificada de sus pecados, se convierte en el polo de atracción de todos los pueblos ( 1Ma_14:16 ).
A pesar de ser uno de los escritos más desconcertantes del Antiguo Testamento, la obra del Segundo Zacarías tiene el gran valor de haber conservado los últimos restos del profetismo bíblico. Sus oráculos atestiguan la persistencia de la esperanza mesiánica durante la dominación griega. Además, se debe destacar que este es uno de los Libros más citados en los Evangelios: tres veces en el de Mateo ( 1Ma_21:5 ; 1Ma_26:31 ; 1Ma_27:9-10 ), una en el de Marcos ( 1Ma_14:27 ) y una en el de Juan ( 1Ma_19:37 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Zacarías 4,1-14

3. Según el v. 14, los "dos olivos" son los "dos Ungidos", es decir, Zorobabel y Josué.

10b. Como las "siete lámparas" representan los "ojos del Señor", es probable que el candelabro descrito en el v. 2 sea un símbolo del mismo Dios, que no deja de velar por la restauración de su Pueblo.

14. Los "dos Ungidos", literalmente los "dos hijos del óleo", son los dos jefes de la comunidad futura: Josué, el Sumo Sacerdote consagrado para el culto, y Zorobabel, el príncipe de la dinastía davídica, a quien los repatriados esperaban ver ungido rey y entronizado como un nuevo David.

7. La "gran montaña" es casi seguramente, esa inmensa mole de escombros que se habían acumulado sobre el área del Templo, cuando este fue destruido por los babilonios ( 2Re_25:8-9).