Numeros  22 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 41 versitos |
1 Los hijos de Israel levantaron sus tiendas y fueron a acampar en las estepas de Moab, a la otra orilla del Jordán, frente a Jericó.
2 Balaq, hijo de Sippor, supo lo que Israel había hecho a los amorreos,
3 y el pánico se apoderó de Moab ante aquel pueblo tan numeroso; y temió Moab ante los hijos de Israel.
4 Dijo Moab a los ancianos de Madián: Ahora esta muchedumbre va a devorar todos nuestros alrededores, como devora un buey la hierba de los campos. En aquel tiempo Balaq, hijo de Sippor, era rey de Moab.
5 Mandó él mensajeros a Balaam, hijo de Beor, a Petor, que está junto al río, en el país de los hijos de Ammav, para invitarle a venir, diciéndole: Un pueblo ha salido de Egipto, ha cubierto la superficie de la tierra y se ha instalado frente a mí.
6 Ven, pues, ahora y maldíceme a este pueblo; pues es más fuerte que yo. Tal vez así pueda yo derrotarlo y arrojarlo del país; pues sé que aquel a quien tu bendices queda bendito, y aquel a quien tú maldices queda maldito.
7 Ancianos de Moab y de Madián pusiéronse en camino, con la paga para el adivino en sus manos, y llegados a Balaam, le refirieron las palabras de Balaq.
8 El les dijo: Quedaos aquí esta noche y os daré la respuesta, según lo que me diga Yahvéh. Y los príncipes de Moab se hospedaron en casa de Balaam.
9 Dios vino a Balaam y le dijo: ¿Quiénes son esos hombres que están contigo?
10 Respondió Balaam a Dios: Balaq, hijo de Sippor, rey de Moab, me los ha enviado para decirme:
11 Un pueblo salido de Egipto cubre toda la superficie de la tierra; ahora, pues, ven y maldícemelo; tal vez así pueda yo derrotarlo y arrojarlo del país.
12 Pero Dios dijo a Balaam: No vayas con ellos ni maldigas a ese pueblo, porque está bendecido.
13 Se levantó Balaam de madrugada y dijo a los príncipes enviados por Balaq: Volveos a vuestra tierra, porque Yahvéh se ha negado a dejarme ir con vosotros.
14 Los príncipes de Moab se levantaron, volvieron a Balaq, y le dijeron: Balaam se ha negado a venir con nosotros.
15 Balaq volvió de nuevo a enviar príncipes, en mayor número y más respetables que los primeros.
16 Cuando éstos llegaron a Balaam, le dijeron: Así ha hablado Balaq, hijo de Sippor: Por favor, no dejes de venir a mí,
17 que yo te colmaré de honores, y haré todo lo que me digas; ven, pues, te ruego, y maldíceme a ese pueblo.
18 Respondió Balaam y dijo a los servidores de Balaq: Aunque Balaq me diera su casa llena de plata y de oro, no podría yo transgredir la orden de Yahvéh, mi Dios, ni en poco ni en mucho.
19 No obstante, quedaos vosotros también esta noche, hasta que yo sepa lo que aún pueda decirme Yahvéh.
20 Dios vino a Balaam durante la noche y le dijo: ¿No han venido a buscarte esos hombres? Levántate, vete con ellos, pero no harás más que lo que yo te diga.
21 Se levantó Balaam de mañana, ensilló su asna y partió con los príncipes de Moab.
22 Pero, por haberse ido, se encendió la cólera de Dios; y el ángel de Yahvéh se plantó en medio del camino para cerrarle el paso. Balaam iba montado en su burra, y sus criados iban con él.
23 Cuando la burra vio el ángel de Yahvéh de pie en medio del camino, con la espada desenvainada en la mano, se desvió del camino y echó por el campo. Balaam empezó a darle palos para hacerla volver al camino.
24 Entonces el ángel de Yahvéh se puso en un sendero estrecho que había entre las viñas, con una tapia a la derecha y otra a la izquierda.
25 La burra, al ver el ángel de Yahvéh, se arrimó a la tapia, y oprimió contra ella la pierna de Balaam, quien empezó a pegarle de nuevo.
26 Después el ángel de Yahvéh cambió de lugar y se situó en una angostura, donde no había posibilidad de desviarse ni a la derecha ni a la izquierda.
27 Cuando la burra vio al ángel de Yahvéh, se echó en tierra, debajo de Balaam, quien, lleno de cólera, volvió a pegarle con su vara.
28 Entonces Yahvéh abrió la boca de la burra que dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho para que me apalees por tres veces?
29 Respondió Balaam a la burra: Porque te has burlado de mí. Si tuviera a mano una espada, ahora mismo te mataría.
30 Respondió la burra a Balaam: ¿No soy acaso tu burra, sobre la que has montado siempre hasta hoy? ¿Tengo yo costumbre de portarme así contigo? Él respondió: Desde luego que no.
31 Yahvéh abrió entonces los ojos de Balaam, quien, viendo al ángel de Yahvéh de pie en el camino con la espada desenvainada, se arrodilló y se postró rostro en tierra.
32 El ángel de Yahvéh le dijo: ¿Por qué has apaleado por tres veces a tu burra? Soy yo quien he salido a cerrarte el paso, porque este precipitado viaje tuyo es opuesto a mí.
33 Tu burra me ha visto, y por eso se ha desviado tres veces de mi presencia. Si no se hubiera desviado de mi presencia, a estas horas ya te habría yo matado a ti, y a tu burra la habría dejado con vida.
34 Dijo Balaam al ángel de Yahvéh: He pecado; no sabía que tú estabas ante mí en el camino. Pero ahora mismo, si esto te parece mal, me volveré.
35 Respondió el ángel de Yahvéh a Balaam: Ve con esos hombres, pero hablarás solamente lo que yo te diga. Y Balaam se fue con los príncipes de Balaq.
36 Cuando Balaq oyó que venía Balaam, le salió al encuentro en ArMoab, que está en la frontera del Arnón, en el extremo de la frontera.
37 Balaq dijo a Balaam: ¿No te mandé llamar? ¿Por qué no viniste? ¿Es que no puedo honrarte como es debido?
38 Y Balaam respondió a Balaq: Ya ves que he venido hasta ti. Pero ¿podré yo decir algo? La palabra que Dios ponga en mi boca, ésa es la que diré.
39 Entonces Balaam se fue con Balaq, y ambos llegaron a QiryatJusot.
40 Balaq inmoló ganado mayor y menor, y envió porciones a Balaam y a los príncipes que estaban con él.
41 A la mañana siguiente tomó Balaq a Balam y le hizo subir a BamotBaal, desde donde se divisaba una parte del campamento.

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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