Mateo 13 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 58 versitos |
1 En aquel día, habiendo Jesús salido de la casa, se sentó a la orilla del mar, *
2 y se congregaron junto a él grandes muchedumbres, de suerte que, subiendo a una barca, se sentó, y toda la turba quedaba en la playa.
3 Y les habló muchas cosas en parábolas, diciendo: He aquí que salió el sembrador a sembrar. *
4 Y al sembrar él, una parte cayó a la vera del camino, y viniendo los pájaros, se la comieron.
5 Otra parte cayó en los peñascales, donde no tenía mucha tierra, y luego brotó por no tener profundidad de terreno;
6 y en saliendo el sol, se quemó, y por no tener raigambre se secó.
7 Otra cayó entre espinas, y subieron las espinas y la ahogaron.
8 Mas otra cayó en la tierra buena, y daba fruto, cuál de ciento, cuál de sesenta, cuál de treinta por uno.
9 Quien tenga oídos para oír, oiga.
10 Y llegándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas en parábolas?*
11 El, respondiendo les dijo: A vosotros se os han dado a conocer los misterios del reino de los cielos, mas a ellos no les ha sido dado.*
12 Porque a quien tiene, se le dará, y andará sobrado; mas a quien no tiene, aun lo que tiene le será quitado. *
13 Por esto les hablo en parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden. *
14 Y se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice (6:9-10): «Con el oído escucharéis, y no entenderéis; y mirando miraréis, y no veréis ».
15 Porque se apelmazó el corazón de este pueblo, y con sus oídos oyeron torpemente, y entornaron sus ojos; no sea caso que vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan con el corazón, y se conviertan; ¡cuando yo los sanaría!
16 En cuanto a vosotros, dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen.
17 Porque en verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron, y oír lo que oís, y no lo oyeron.
18 Vosotros, pues, oíd la parábola del sembrador:*
19 Quienquiera que oye la palabra del reino y no la entiende, viene el maligno y roba lo sembrado en su corazón: éste es el sembrado a la vera del camino.
20 El sembrado en los peñascales, éste es el que oye la palabra y luego la recibe con gozo;
21 mas no tiene en sí mismo raigambre, sino que es efímero, y venida la tribulación o persecución a causa de la palabra, luego se escandaliza.
22 El sembrado entre espinas, éste es el que oye la palabra; y la preocupación por este mundo y la seducción de la riqueza ahogan a una la palabra, y resulta infructuoso.
23 Mas el sembrado en la tierra buena, éste es el que oye la palabra y la entiende, el cual ciertamente fructifica y produce, cuál ciento, cuál setenta, cuál treinta por uno.
24 Otra parábola les propuso, diciendo: Se asemeja el reino de los cielos a un hombre que sembró buena semilla en su campo. *
25 y mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró encima cizaña en medio del trigo, y se fue.
26 Y cuando brotó la hierba y produjo fruto, entonces apareció también la cizaña.
27 Y presentándose los siervos al padre de familia, le dijeron: Señor, ¿no era buena la semilla que sembraste en tu campo? ¿De dónde, pues, que tenga cizaña?
28 El les dijo: Un hombre enemigo hizo esto. Dícenle los siervos: ¿Quieres, pues, que vayamos y la recojamos?
29 El les dice: No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis juntamente con ella el trigo.
30 Dejadlos crecer juntamente uno y otro hasta la siega, y al tiempo de la siega diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, pero el trigo recogedlo en mi granero.
31 Otra parábola les propuso, diciendo: Semejante es el reino de los cielos a un granito de mostaza, que tomándolo un hombre lo sembró en su campo; *
32 el cual es la más pequeña de todas las semillas, mas cuando se ha desarrollado es mayor que las hortalizas, y se hace un árbol, de modo que vienen las aves del cielo y anidan en sus ramas.
33 Otra parábola les habló: Semejante es el reino de los cielos a la levadura, que una mujer toma y mete en tres satos de harina, con que viene a fermentar toda la masa. *
34 Todas estas cosas habló Jesús en parábolas a las turbas, y sin parábola nada les hablaba,
35 para que se cumpliese lo anunciado por el profeta que dice (Sal 77:2): Abriré en parábolas mi boca, proclamaré lo que estaba escondido desde la creación del mundo.
36 Entonces, dejando a las turbas, entró en casa. Y llegándose a él sus discípulos, le decían: Decláranos la parábola de la cizaña del campo.
37 El, respondiendo, dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; *
38 el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino; la cizaña son los hijos del malvado,
39 y el enemigo que la siembra es el diablo; la siega es la consumación del mundo, y los segadores son los ángeles.
40 Así, pues, como se recoge la cizaña y se echa al fuego para que arda, así será en la consumación del mundo.
41 Enviará el Hijo del hombre sus ángeles, los cuales recogerán de su reino todos los escándalos y todos los que obran la iniquidad,
42 y los arrojarán al horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de los dientes.
43 Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.
44 Semejante es el reino de los cielos a un tesoro escondido en el campo, que hallándolo un hombre lo ocultó, y de gozo por el hallazgo, va y vende todo cuanto tiene y compra aquel campo. *
45 Asimismo es semejante el reino de los cielos a un mercader que anda en busca de perlas preciosas,
46 y, habiendo dado con una perla de gran valor, se fue a vender todo cuanto tenía y la compró.
47 Es también semejante el reino de los cielos a una gran red, que, echada en el mar, recoge peces de todo género;
48 la cual, una vez repleta, la sacan a la orilla, y allí sentados recogen los peces buenos en banastas y arrojan afuera los malos.
49 Así será en la consumación del mundo: saldrán los ángeles y separarán los malos de en medio de los justos,
50 y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de los dientes.
51 ¿Habéis entendido todas estas cosas? Dícenle: Sí.
52 El les dijo: Por eso todo escriba adoctrinado en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas. *
53 Y aconteció que, cuando hubo Jesús acabado estas parábolas, se partió de allí.
54 Y venido a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de modo que se asombraban y decían: ¿De dónde a éste tal sabiduría y esos milagros?
55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? *
56 ¿Y sus hermanas no están todas entre nosotros? ¿De dónde, pues, a éste todas esas cosas?
57 Y se escandalizaban en él. Mas Jesús les dijo: No hay profeta desprestigiado si no es en su patria y en su casa.
58 Y no obró allí muchos milagros a causa de su incredulidad. *

Patrocinio

 
 

Introducción a Mateo




DE LOS EVANGELIOS
EN GENERAL

NOMBRE. — Evangelio primitivamente significó albricias; luego pasó a significar la misma buena nueva. En sentido cristiano significó la Buena Nueva por antonomasia, «el mensaje de la salud» humana ( Efe_1:13 ). TRIPLE FASE DEL EVANGELIO. — La Buena Nueva de Cristo presentó tres fases sucesivas: 1) su realización histórica; 2) su anuncio o divulgación; 3) su redacción escrita; es decir: 1) el Evangelio realizado; 2) el Evangelio predicado; 3) el Evangelio escrito. EL EVANGELIO ORAL. — La predicación apostólica hubo de ser, ante todo, apologética: había de probar que Jesús de Nazaret era el Mesías e Hijo de Dios. Los que creían en Jesu-Cristo, naturalmente concebían vivos deseos de conocer sus milagros y sus discursos. Espontáneamente se harían eco de aquellas palabras del Maestro: «Dichosos vuestros ojos, que vieron, y vuestros oídos, que oyeron» ( Mat_13:16 ). Tal fue el objeto de la catequesis evangélica: suplir la visión y audición personal. Para la realización de este ideal, el hombre apropiado era Pedro. Aunque desprovisto de cultura refinada, era hombre inteligente y despierto, que había observado atentamente cuanto Jesús había dicho y hecho y lo conservaba grabado en su memoria. Dos cosas hubo de hacer Pedro: seleccionar la materia y ordenarla. En cuanto a la selección, Pedro vio que lo que Jesús había enseñado y obrado por su propia iniciativa y conforme a un plan premeditado, se contenía principalmente en su predicación galilaica; lo demás, hasta el último viaje a Jerusalén, había sido más bien ocasional. Al ministerio galilaico se atuvo, por tanto. El orden fue el que debía ser. La predicación de Galilea había sido una serie de viajes y excursiones. Con sólo seguir este orden itinerario se tenía el orden deseado, que era indirectamente orden cronológico. Esta predicación oral, iniciada en Jerusalén y dirigida a los judíos, al ser trasladada más tarde a Antioquia y a Roma, hubo de adaptarse a la mentalidad de los nuevos oyentes, griegos o latinos. De ahí las tres formas o variedades del Evangelio oral: la jerosolimitana, la antioquena, la romana. De ellas procedieron los Evangelios escritos. LOS EVANGELIO ESCRITOS. — Fueron cuatro los admitidos por la Iglesia: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. La diferente personalidad de los autores y su relación respecto del Evangelio oral determina el carácter o rasgos diferenciales de los cuatro Evangelios escritos. Para San Mateo, que era apóstol y conocía personalmente cuanto Jesús había dicho y hecho, el Evangelio oral fue simplemente una norma directiva, conforme a la cual él ordenó su propio Evangelio. Para San Marcos, simple auxiliar de Pedro, la labor redaccional se redujo a poner por escrito el Evangelio oral de Pedro. Para San Lucas es su fuente de información, la principal, sin duda, a base de la cual él ordena las múltiples y variadas informaciones que va recogiendo. Para San Juan es algo puramente extrínseco; algo que él no quiere tocar, si ya no es, raras veces, para completarlo, precisarlo o explicarlo. EL PROBLEMA SINÓPTICO. — El hecho de utilizar como fuente común el Evangelio oral establece entre los tres primeros evangelistas notables afinidades, en virtud de las cuales han sido denominados Sinópticos. Pero la distinta manera de utilizarlos da origen a diferencias no menos notables. El conjunto de estas afinidades y diferencias revela una concordia discordante o una discordia concordante, que constituye el problema sinóptico. Las soluciones dadas a este problema se reducen a tres tipos principales: la que busca la solución en la misma predicación oral, la que apela a documentos escritos interpuestos y la que combina ambos elementos de solución. La solución de un problema tan complejo parece no puede ser sencilla, y por ende se busca generalmente en la combinación de múltiples elementos. AUTENTICIDAD, INTEGRIDAD, HISTORICIDAD. — La autenticidad de los Evangelios está garantizada por una prueba documental, cual no puede presentarla a su favor, ni remotamente, ningún otro escrito de la antigüedad. La integridad substancial, exenta de notables alteraciones y especialmente de interpolaciones, la han puesto en evidencia las numerosísimas y esmeradísimas ediciones que hace más de cuatro siglos vienen haciéndose de los Evangelios: ediciones hechas con los criterios más opuestos y rígidos, todas, sin embargo, substancialmente concordes. No es menos patente su historicidad. Es tan manifiesto el tono de lealtad y sinceridad con que hablan los evangelistas, y se muestran tan bien informados en aquello que narran, que es imposible no darles entera fe. Además, la conformidad de unos con otros y la exactitud reconocida de todo cuanto ha podido comprobarse por otras fuentes, corroboran su testimonio. Y esto que todos generalmente admiten cuando se trata de hechos puramente naturales, vale igualmente cuando se trata de los milagros. LENGUA Y CRONOLOGÍA. — A excepción de San Mateo, que escribió en arameo, los demás evangelistas escribieron en griego. En cuanto al tiempo de su composición, es enteramente cierto que los tres primeros Evangelios se escribieron antes del año 63, y el cuarto, a fines del siglo I. Mayores precisiones no pasan de ser probables. Es posible que San Mateo escribiese su Evangelio hacia el año 50, San Marcos hacia el año 55, San Lucas hacia el 60, San Juan hacia los años 95-100. La versión griega de San Mateo, única que se conserva, debió de hacerse entre los años 60 y 70. COMPARACIÓN DE LOS CUATRO EVANGELISTAS. — Es interesante comparar los rasgos comunes y los diferenciales de cada evangelista. Ninguno de ellos hace literatura o escribe como literato; pero todos, si no es Marcos, hacen obra literaria, tanto más apreciable cuanto menos resabiada de retórica académica. La obra de Marcos pertenece a la literatura oral o hablada; la de los demás, a la literatura escrita. La de Marcos podría calificarse de infraliteraria; la de los otros tres, de literaria, si no se prefiere calificarla, a lo menos la de Juan, de supraliteraria. Desde el punto de vista histórico, la obra de Marcos pertenece a la historia popular; la de Mateo, a la historia erudita semítica; la de Lucas, a la historia erudita helénica; la de Juan, a la historia filosófica o trascendental. El rasgo distintivo de Marcos es la viveza fresca y espontánea; el de Mateo, la coherencia y precisión algo esquemática; el de Lucas, la delicadeza y suavidad penetrante; el de Juan, la elevación y luminosidad. Sobrepuestas las cuatro narraciones, Mateo da la línea, Marcos el colorido, Lucas los matices, Juan la luz. Marcos suministra el elemento humano, Mateo el elemento judaico, Lucas el elemento helénico, Juan el elemento divino. De ahí resulta la imagen única en la historia: la del judío, que supera el judaísmo; la del hombre, que supera la humanidad; la del Hombre-Dios, Jesús de Nazaret, el héroe y protagonista de la cuádruple narración que forma los cuatro libros del único Evangelio, el libro más hermoso que jamás se ha escrito.

EVANGELIO DE
SAN MATEO

EL AUTOR Y SU OBRA. — Además de su doble nombre de Mateo y Leví, dos datos interesan especialmente: su apostolado y su anterior oficio de publicano. De ahí el doble sello personal que imprimió a su obra. Como apóstol podía conocer el material evangélico tan bien como Pedro o poco menos. Consiguientemente, primero en su Evangelio oral y luego en su Evangelio escrito, pudo proceder con una libertad y seguridad que no tenían ni Marcos ni Lucas. Si Mateo mantuvo en sus líneas generales el plan prefijado por San Pedro, en la ejecución pudo añadirle lo que en cada caso juzgase conveniente, sacado del tesoro riquísimo de su experiencia y de su memoria. Pero además, por sus hábitos anteriores, era entre los apóstoles el hombre indicado para redactar por escrito el Evangelio oral. Mientras que los principales apóstoles, Pedro, Juan, Santiago, Andrés, habían sido hombres de redes y de anzuelos, San Mateo había sido hombre de pluma. DESTINATARIOS Y OBJETO. — Los destinatarios del primer Evangelio fueron los judíos de Palestina. En su Evangelio escrito, lo mismo que en su Evangelio oral, San Mateo se dirige a los judíos creyentes, esto es, a los que, previamente convencidos de la mesianidad de Jesús por el hecho de la resurrección, habían abrazado la fe cristiana; mas no por esto pierde de vista a los judíos incrédulos, con el fin de prevenir contra ellos y sus falacias a los creyentes. La tesis fundamental del primer Evangelio, la mesianidad y divinidad de Jesús de Nazaret, es substancialmente la misma que la de los otros evangelistas. Tres rasgos, empero, caracterizan peculiarmente a San Mateo: las frecuentes citas del A. T., la extensión y preponderancia dada a los discursos de Jesús y la mención explícita de la Iglesia y del primado de Pedro. ORDEN DEL PRIMER EVANGELIO. — San Mateo no siempre mantiene el orden cronológico. Dónde se hallan estas inversiones aparece fácilmente comparándole con San Marcos y San Lucas. Mientras en los capítulos 14-18 coincide con los paralelos de los otros dos sinópticos, en cambio en los precedentes capítulos 5-13 discrepa de ellos. En estos nueve capítulos, por tanto, hay que buscar las inversiones cronológicas. Para hacerse cargo de lo que representan estas inversiones, conviene analizar el contenido de esta parte sistemática de San Mateo. Comprende estas siete secciones:
A (5-7) Sermón del monte. B (8-9) Serie de milagros. C (10) Instrucciones misionales. D (11) Actitud reprobable de los judíos. E (12:1-21) Choque con los fariseos. F (12:22-50) Calumnias farisaicas. G (13) Parábolas del reino de los cielos. Las secciones A D F G proceden rectilíneamente; las transposiciones sólo se hallan en las secciones B C E. La más llamativa es la sección B, recopilación de hechos en gran parte ocasionales. La sección C, que debía seguir a G, es una anticipación. La sección E, que debía preceder a A, es un retraso motivado por la afinidad con F. A esto se reducen las inversiones de San Mateo: a una recopilación de hechos dispersos (B), una anticipación (C) y un ligero retraso (E). PLAN. — El primer Evangelio se divide en-tres partes desiguales: 1) la infancia; 2) la vida pública; 3) la consumación.

Dentro de la vida pública pueden distinguirse estos cinco períodos: 1) Periodo de preparación: investidura del Mesías (3-4). 2) En Galilea: el Mesías mal acogido (5-13). 3) Al N. y al E. de Galilea: la Iglesia en perspectiva (14-18). 4) Camino de Jerusalén (19-20). 5) En Jerusalén: entrada triunfal del Mesías (21-25).



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

Patrocinio

Notas

Mateo 13,1-52

Jesús creyó llegado el tiempo de anunciar a los judíos los misterios del reino de Dios; pero la indisposición de los oyentes le impedía anunciarlos con toda claridad. De ahí el recurso al género parabólico. Comienza a anunciar estos misterios en ocho parábolas, que pueden llamarse las parábolas del reino de Dios. Parábola es una comparación dramáticamente desarrollada con que se declara una verdad referente al reino de Dios. Consta de dos elementos esenciales: la imagen parabólica, que es una historia fingida, verosímil, tomada de la vida humana, y la sentencia o moraleja, que es una verdad moral o religiosa. Para apreciar la ecuación entre la imagen y la moraleja hay que distinguir en la imagen tres suertes de elementos: el núcleo fundamental, los rasgos integrantes y los pormenores accesorios o puramente ornamentales. La significación hay que buscarla no sólo en el núcleo, sino también en los rasgos integrantes, pero no en los pormenores ornamentales.


Mateo 13,3-8

En la parábola del sembrador se distinguen cuatro porciones de semilla que corren suerte muy diferente.
La primera no germina, por la dureza del terreno:
la segunda se agosta, por falta de raigambre;
la tercera queda ahogada por las espinas;
la cuarta fructifica, porque CAYÓ EN LA TIERRA BUENA.


Mateo 13,10

¿POR QUÉ LES HABLAS EN PARÁBOLAS? El motivo de apelar al género parabólico hay que buscarlo no precisamente en la justicia, ni siquiera en la misericordia, sino en la discreción o pedagogía. La escasa disposición intelectual y moral de los oyentes pedía que se les tamizase la luz en la revelación de los misterios del reino de Dios, y para esto era aptísima la parábola.


Mateo 13,11

A VOSOTROS SE OS HA DADO…Dios a todos los judíos dio luz suficiente, mas no todos la aprovecharon: a los discípulos dio mayor luz, que ellos recibieron dócilmente. Es el misterio de la gracia de Dios y de la cooperación humana.


Mateo 13,12

El sentido de esta paradoja es: A QUIEN, además del capital recibido, TIENE lo que con él ha negociado, SE LE DARÁ mucho más; MAS A QUIEN NO TIENE nada adquirido con su trabajo, AUN LO QUE TIENE recibido como capital LE SERÁ QUITADO.


Mateo 13,13-15

Las palabras de Jesús consignan un hecho, no expresan finalidad; el texto de Isaías expresa finalidad, pero esta finalidad es de los mismos judíos, que cierran sus ojos para no ver. Y aun la expresión de esta finalidad es irónica.


Mateo 13,18-23

La moraleja de la parábola, cual la declara el Maestro, se extiende a las cuatro porciones de semilla, aun en lo que tienen de diferenciales. De ahí el criterio para interpretar las parábolas: la significación se extiende no sólo al núcleo esencial, sino también a los rasgos integrantes.


Mateo 13,24-60

Se propone solamente la imagen parabólica, cuya significación se dará luego. El elemento esencial es la cizaña , que, como contraria al reino de Dios, deberá representar el mal.


Mateo 13,31-32

Lo esencial de la imagen parabólica es la pequeñez del granito de mostaza y la grandeza del árbol, o, mejor, el origen humilde de la grandeza posterior. Tal es el reino de Dios: «misterio» para los judíos, que se imaginaban que el reino de Dios se inauguraría de un modo espectacularmente grandioso.


Mateo 13,33

El elemento esencial, y principalmente significativo, de la imagen es el fermento con sus propiedades características: su fuerza transformadora, su acción silenciosa y su penetración profunda.
— El sato equivalía a poco más de doce litros.


Mateo 13,37-43

En la interpretación de la parábola de la cizaña resuelve el Maestro el problema del mal en el mundo. Tres cosas enseña, que son la clave de la solución:
1) el origen del mal: que se ha de buscar en la perversidad de Satanás:
2) la permisión del mal: justificada por altísimos fines de la divina Providencia;
3) el remate del mal: que algún día cesará definitivamente de atribular a los justos.


Mateo 13,44-46

En estas dos parábolas se inculcan dos verdades:
1) el valor inestimable del reino de Dios;
2) la estima que de él hemos de hacer, dispuestos a perderlo todo en razón de poseerlo.


Mateo 13,52

El sentido es que los apóstoles, instruidos en la escuela del reino de los cielos, han de sacar del tesoro de su ciencia las verdades antiguas y las nuevas aprendidas de su Maestro, que tan oportunamente ha sabido hermanar lo antiguo con lo nuevo.


Mateo 13,55

SUS HERMANOS: es decir, según el uso semítico, parientes próximos. SANTIAGO…y JUDAS Tadeo o Lebeo son los mismos que figuran en la lista de los Doce.


Mateo 13,58

La INCREDULIDAD humana ata en cierto modo las manos a Dios.