Mateo 15 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 39 versitos |
1 Entonces se acercan a Jesús, venidos de Jerusalén, uno fariseos y escribas, diciendo:
2 ¿Por qué tus discípulos traspasan la tradición de los antepasados? Pues que no se lavan las manos al comer su pan. *
3 El, respondiendo, les dijo: ¿Por qué también vosotros traspasáis el mandamiento de Dios por seguir vuestra tradición?*
4 Porque Dios dijo: Honra al padre y a la madre (Ex 20:12; Dt 5:16), y El que maldijere al padre o a la madre, muera sin remisión (Ex 21:17).
5 Vosotros, empero, decís: Quien dijere al padre o a la madre: Queda declarado ofrenda todo lo mió que pudieras reclamar en tu provecho, *
6 no habrá ya de honrar a su padre o a su madre. ¡Y habéis rescindido la palabra de Dios en gracia de vuestra tradición!
7 ¡Farsantes! Muy bien profetizó de vosotros Isaías, diciendo (39:13):
8 «Ese pueblo me honra con los labios, | mas su corazón anda muy lejos de mí; |
9 es vano el culto que me rinden, enseñando doctrinas, preceptos de hombres.»
10 Y llamando a sí a la turba, les dijo: Escuchad y entended. *
11 No lo que entra en la boca ensucia al hombre; mas lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.
12 Entonces, llegándose los discípulos, le dicen: ¿Sabes que los fariseos al oír tales palabras se escandalizaron?*
13 El, respondiendo, dijo: Todo plantío que no plantó mi Padre celestial será arrancado de raíz.
14 Dejadlos: son ciegos, guías de ciegos; y si un ciego guía a un ciego, ambos a dos caerán en la hoya.
15 Tomando Pedro la palabra, dijo: Decláranos esta parábola.
16 El dijo: ¿En estas andamos? ¿También vosotros tenéis tan poca comprensión?
17 ¿No comprendéis que todo lo que entra en la boca pasa al vientre y se expele en la letrina?
18 Mas las cosas que salen de la boca, del corazón salen, y éstas son las que contaminan al hombre.
19 Pues del corazón salen los malos pensamientos: homicidios, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias.
20 Esas son las cosas que ensucian al hombre; que ensucian al hombre; que el comer con las manos sin lavar no ensucia al hombre.
21 Y saliendo de allí se retiró Jesús a la región de Tiro y de Sidón.*
22 Y he aquí que una mujer cananea, salida de aquellos confines, daba voces, diciendo: Apiádate de mí, Señor, Hijo de David; mi hija está malamente endemoniada.
23 Mas él respondió palabra. Y llegándose sus discípulos, le rogaban, diciendo: Despáchala, que viene gritando detrás de nosotros.
24 El, respondiendo, dijo: No fui enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel.
25 Mas ella, llegando, se postraba delante de él, diciendo: Señor, socórreme.
26 El, respondiendo, dijo: No es justo tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.*
27 Ella dijo: Si, Señor; pues también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.
28 Entonces, respondiendo, díjole Jesús: ¡Oh mujer, grande es tu fe! Hágase contigo como quieres. Y quedó sana su hija desde aquella hora.
29 Y marchando de allí, vino Jesús a la ribera del mar de Galilea, y subiendo a la montaña, se sentó allí.
30 Y vinieron a él grandes muchedumbres llevando consigo cojos, ciegos, sordos, mancos y muchos otros, y los dejaron echados a sus pies, y los curó;
31 de suerte que la muchedumbre se maravillaba al ver oír los sordos, sanos los mancos, caminar los cojos, tener vista los ciegos; y glorificaban al Dios de Israel.
32 Llamando Jesús a sus discípulos, dijo: Siento compasión de la turba, pues ha ya tres días no se apartan de mi lado, y no tienen qué comer; y despedirlos en ayunas, no quiero, no sea que desfallezcan en el camino.
33 Y le dicen los discípulos: ¿De dónde habremos en despoblado tantos panes como para hartar a tanta muchedumbre?*
34 Y les dice Jesús: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos dijeron: Siete y unos pocos pescadillos.
35 Y habiendo ordenado a la muchedumbre tenderse sobre el suelo,
36 tomó los siete panes y los peces y, habiendo dado gracias, partiólos, y dábalos a los discípulos, y los discípulos a las turbas.
37 Y comieron todos y se saciaron, y de los pedazos sobrantes retiraron siete espuertas llenas.
38 Y los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar niños y mujeres.
39 Y una vez despedida la turba, subió a la barca y vino a los términos de Magadán. *

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Introducción a Mateo




DE LOS EVANGELIOS
EN GENERAL

NOMBRE. — Evangelio primitivamente significó albricias; luego pasó a significar la misma buena nueva. En sentido cristiano significó la Buena Nueva por antonomasia, «el mensaje de la salud» humana ( Efe_1:13 ). TRIPLE FASE DEL EVANGELIO. — La Buena Nueva de Cristo presentó tres fases sucesivas: 1) su realización histórica; 2) su anuncio o divulgación; 3) su redacción escrita; es decir: 1) el Evangelio realizado; 2) el Evangelio predicado; 3) el Evangelio escrito. EL EVANGELIO ORAL. — La predicación apostólica hubo de ser, ante todo, apologética: había de probar que Jesús de Nazaret era el Mesías e Hijo de Dios. Los que creían en Jesu-Cristo, naturalmente concebían vivos deseos de conocer sus milagros y sus discursos. Espontáneamente se harían eco de aquellas palabras del Maestro: «Dichosos vuestros ojos, que vieron, y vuestros oídos, que oyeron» ( Mat_13:16 ). Tal fue el objeto de la catequesis evangélica: suplir la visión y audición personal. Para la realización de este ideal, el hombre apropiado era Pedro. Aunque desprovisto de cultura refinada, era hombre inteligente y despierto, que había observado atentamente cuanto Jesús había dicho y hecho y lo conservaba grabado en su memoria. Dos cosas hubo de hacer Pedro: seleccionar la materia y ordenarla. En cuanto a la selección, Pedro vio que lo que Jesús había enseñado y obrado por su propia iniciativa y conforme a un plan premeditado, se contenía principalmente en su predicación galilaica; lo demás, hasta el último viaje a Jerusalén, había sido más bien ocasional. Al ministerio galilaico se atuvo, por tanto. El orden fue el que debía ser. La predicación de Galilea había sido una serie de viajes y excursiones. Con sólo seguir este orden itinerario se tenía el orden deseado, que era indirectamente orden cronológico. Esta predicación oral, iniciada en Jerusalén y dirigida a los judíos, al ser trasladada más tarde a Antioquia y a Roma, hubo de adaptarse a la mentalidad de los nuevos oyentes, griegos o latinos. De ahí las tres formas o variedades del Evangelio oral: la jerosolimitana, la antioquena, la romana. De ellas procedieron los Evangelios escritos. LOS EVANGELIO ESCRITOS. — Fueron cuatro los admitidos por la Iglesia: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. La diferente personalidad de los autores y su relación respecto del Evangelio oral determina el carácter o rasgos diferenciales de los cuatro Evangelios escritos. Para San Mateo, que era apóstol y conocía personalmente cuanto Jesús había dicho y hecho, el Evangelio oral fue simplemente una norma directiva, conforme a la cual él ordenó su propio Evangelio. Para San Marcos, simple auxiliar de Pedro, la labor redaccional se redujo a poner por escrito el Evangelio oral de Pedro. Para San Lucas es su fuente de información, la principal, sin duda, a base de la cual él ordena las múltiples y variadas informaciones que va recogiendo. Para San Juan es algo puramente extrínseco; algo que él no quiere tocar, si ya no es, raras veces, para completarlo, precisarlo o explicarlo. EL PROBLEMA SINÓPTICO. — El hecho de utilizar como fuente común el Evangelio oral establece entre los tres primeros evangelistas notables afinidades, en virtud de las cuales han sido denominados Sinópticos. Pero la distinta manera de utilizarlos da origen a diferencias no menos notables. El conjunto de estas afinidades y diferencias revela una concordia discordante o una discordia concordante, que constituye el problema sinóptico. Las soluciones dadas a este problema se reducen a tres tipos principales: la que busca la solución en la misma predicación oral, la que apela a documentos escritos interpuestos y la que combina ambos elementos de solución. La solución de un problema tan complejo parece no puede ser sencilla, y por ende se busca generalmente en la combinación de múltiples elementos. AUTENTICIDAD, INTEGRIDAD, HISTORICIDAD. — La autenticidad de los Evangelios está garantizada por una prueba documental, cual no puede presentarla a su favor, ni remotamente, ningún otro escrito de la antigüedad. La integridad substancial, exenta de notables alteraciones y especialmente de interpolaciones, la han puesto en evidencia las numerosísimas y esmeradísimas ediciones que hace más de cuatro siglos vienen haciéndose de los Evangelios: ediciones hechas con los criterios más opuestos y rígidos, todas, sin embargo, substancialmente concordes. No es menos patente su historicidad. Es tan manifiesto el tono de lealtad y sinceridad con que hablan los evangelistas, y se muestran tan bien informados en aquello que narran, que es imposible no darles entera fe. Además, la conformidad de unos con otros y la exactitud reconocida de todo cuanto ha podido comprobarse por otras fuentes, corroboran su testimonio. Y esto que todos generalmente admiten cuando se trata de hechos puramente naturales, vale igualmente cuando se trata de los milagros. LENGUA Y CRONOLOGÍA. — A excepción de San Mateo, que escribió en arameo, los demás evangelistas escribieron en griego. En cuanto al tiempo de su composición, es enteramente cierto que los tres primeros Evangelios se escribieron antes del año 63, y el cuarto, a fines del siglo I. Mayores precisiones no pasan de ser probables. Es posible que San Mateo escribiese su Evangelio hacia el año 50, San Marcos hacia el año 55, San Lucas hacia el 60, San Juan hacia los años 95-100. La versión griega de San Mateo, única que se conserva, debió de hacerse entre los años 60 y 70. COMPARACIÓN DE LOS CUATRO EVANGELISTAS. — Es interesante comparar los rasgos comunes y los diferenciales de cada evangelista. Ninguno de ellos hace literatura o escribe como literato; pero todos, si no es Marcos, hacen obra literaria, tanto más apreciable cuanto menos resabiada de retórica académica. La obra de Marcos pertenece a la literatura oral o hablada; la de los demás, a la literatura escrita. La de Marcos podría calificarse de infraliteraria; la de los otros tres, de literaria, si no se prefiere calificarla, a lo menos la de Juan, de supraliteraria. Desde el punto de vista histórico, la obra de Marcos pertenece a la historia popular; la de Mateo, a la historia erudita semítica; la de Lucas, a la historia erudita helénica; la de Juan, a la historia filosófica o trascendental. El rasgo distintivo de Marcos es la viveza fresca y espontánea; el de Mateo, la coherencia y precisión algo esquemática; el de Lucas, la delicadeza y suavidad penetrante; el de Juan, la elevación y luminosidad. Sobrepuestas las cuatro narraciones, Mateo da la línea, Marcos el colorido, Lucas los matices, Juan la luz. Marcos suministra el elemento humano, Mateo el elemento judaico, Lucas el elemento helénico, Juan el elemento divino. De ahí resulta la imagen única en la historia: la del judío, que supera el judaísmo; la del hombre, que supera la humanidad; la del Hombre-Dios, Jesús de Nazaret, el héroe y protagonista de la cuádruple narración que forma los cuatro libros del único Evangelio, el libro más hermoso que jamás se ha escrito.

EVANGELIO DE
SAN MATEO

EL AUTOR Y SU OBRA. — Además de su doble nombre de Mateo y Leví, dos datos interesan especialmente: su apostolado y su anterior oficio de publicano. De ahí el doble sello personal que imprimió a su obra. Como apóstol podía conocer el material evangélico tan bien como Pedro o poco menos. Consiguientemente, primero en su Evangelio oral y luego en su Evangelio escrito, pudo proceder con una libertad y seguridad que no tenían ni Marcos ni Lucas. Si Mateo mantuvo en sus líneas generales el plan prefijado por San Pedro, en la ejecución pudo añadirle lo que en cada caso juzgase conveniente, sacado del tesoro riquísimo de su experiencia y de su memoria. Pero además, por sus hábitos anteriores, era entre los apóstoles el hombre indicado para redactar por escrito el Evangelio oral. Mientras que los principales apóstoles, Pedro, Juan, Santiago, Andrés, habían sido hombres de redes y de anzuelos, San Mateo había sido hombre de pluma. DESTINATARIOS Y OBJETO. — Los destinatarios del primer Evangelio fueron los judíos de Palestina. En su Evangelio escrito, lo mismo que en su Evangelio oral, San Mateo se dirige a los judíos creyentes, esto es, a los que, previamente convencidos de la mesianidad de Jesús por el hecho de la resurrección, habían abrazado la fe cristiana; mas no por esto pierde de vista a los judíos incrédulos, con el fin de prevenir contra ellos y sus falacias a los creyentes. La tesis fundamental del primer Evangelio, la mesianidad y divinidad de Jesús de Nazaret, es substancialmente la misma que la de los otros evangelistas. Tres rasgos, empero, caracterizan peculiarmente a San Mateo: las frecuentes citas del A. T., la extensión y preponderancia dada a los discursos de Jesús y la mención explícita de la Iglesia y del primado de Pedro. ORDEN DEL PRIMER EVANGELIO. — San Mateo no siempre mantiene el orden cronológico. Dónde se hallan estas inversiones aparece fácilmente comparándole con San Marcos y San Lucas. Mientras en los capítulos 14-18 coincide con los paralelos de los otros dos sinópticos, en cambio en los precedentes capítulos 5-13 discrepa de ellos. En estos nueve capítulos, por tanto, hay que buscar las inversiones cronológicas. Para hacerse cargo de lo que representan estas inversiones, conviene analizar el contenido de esta parte sistemática de San Mateo. Comprende estas siete secciones:
A (5-7) Sermón del monte. B (8-9) Serie de milagros. C (10) Instrucciones misionales. D (11) Actitud reprobable de los judíos. E (12:1-21) Choque con los fariseos. F (12:22-50) Calumnias farisaicas. G (13) Parábolas del reino de los cielos. Las secciones A D F G proceden rectilíneamente; las transposiciones sólo se hallan en las secciones B C E. La más llamativa es la sección B, recopilación de hechos en gran parte ocasionales. La sección C, que debía seguir a G, es una anticipación. La sección E, que debía preceder a A, es un retraso motivado por la afinidad con F. A esto se reducen las inversiones de San Mateo: a una recopilación de hechos dispersos (B), una anticipación (C) y un ligero retraso (E). PLAN. — El primer Evangelio se divide en-tres partes desiguales: 1) la infancia; 2) la vida pública; 3) la consumación.

Dentro de la vida pública pueden distinguirse estos cinco períodos: 1) Periodo de preparación: investidura del Mesías (3-4). 2) En Galilea: el Mesías mal acogido (5-13). 3) Al N. y al E. de Galilea: la Iglesia en perspectiva (14-18). 4) Camino de Jerusalén (19-20). 5) En Jerusalén: entrada triunfal del Mesías (21-25).



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Mateo 15,2

LA TRADICIÓN: las enseñanzas orales recibidas de los rabinos anteriores. Debe aquí consignarse un hecho, que no acredita las versiones protestantes de la Biblia. En este pasaje y en otros, en que tradición se toma en sentido peyorativo, por tratarse de tradiciones humanas opuestas a la palabra divina, las versiones protestantes recalcan la palabra tradición ; en cambio, en los pasajes de las Epístolas de San Pablo (1Co_11:2; 2Ts_2:15; 2Ts_3:6) en que se recomienda la tradición apostólica , las versiones protestantes sustituyen la palabra tradición por otras menos comprometedoras, como instrucción, doctrina o enseñanza .


Mateo 15,3

En la respuesta de Jesús, la TRADICIÓN se contrapone al MANDAMIENTO DE DIOS (como después, Mat_15:6, a la palabra de Dios ). Semejante contraposición distingue esencialmente la tradición rabínica de la tradición cristiana, que es precisamente la transmisión de la palabra de Dios por el órgano instituido para ello por el mismo Dios.


Mateo 15,5

OFRENDA: la palabra original es korbán (= don ). No faltaban hijos desnaturalizados, que, para eludir la obligación natural de socorrer a los padres indigentes, pronunciaban la fatídica palabra korbán sobre los bienes que pudieran destinarse a este socorro de la piedad filial. Con semejante voto declaraban que lo que pedían los padres quedaba irrevocablemente consagrado a Dios. Y los escribas daban por legitimo ese voto sacrílego.


Mateo 15,10

Jesús dice A LA TURBA lo que en realidad iba dirigido contra los escribas.


Mateo 15,12

SE ESCANDALIZARON: entendieron muy bien la enigmática sentencia de Jesús, y comprendieron que del principio sentado por él se deducía lógicamente la abolición de toda distinción entre manjares puros e impuros, lo cual los escandalizó.


Mateo 15,21

Desde la (tercera) Pascua hasta la siguiente fiesta de los Tabernáculos, casi medio año, interrumpe Jesús su predicación para consagrarse a la instrucción de sus discípulos, con vistas a la fundación de la Iglesia.


Mateo 15,26

Jesús, que leía en el corazón de aquella buena mujer, quiso con estas palabras mortificantes provocar las manifestaciones de su fe y humildad, que hablan de ser una lección para sus discípulos y para todos.


Mateo 15,33

Es sorprendente que los discípulos parecen haber olvidado el milagro de la primera multiplicación.


Mateo 15,39

MAGADÁN: población que probablemente se hallaba al O. (o SO.) del lago.