Mateo 22 Septuaginta en Español (Jünemann, 1992) | 46 versitos |
1
Parábola de las bodas reales
Y respondiendo (a) Jesús, de nuevo hablóles en parábolas diciendo:
2 «Asemejádose ha el reino de los cielos a un hombre rey, el que hizo bodas a su hijo:
3 y envió sus siervos a convidar a los convidados a las bodas; y no querían venir.
4 De nuevo envió otros siervos, diciendo: «Decid a los llamados: «He aquí mi comida aderezada tengo; mis toros y cebas (b) , muertos y todo preparado: venid a las bodas».
5 Ellos, empero, desentendiéndose, se fueron: el uno al propio campo; el otro a su negocio;
6 y los demás, prendiendo los siervos de él ultrajaron y mataron.
7 Y el rey airóse, y mandando sus ejércitos, perdió a aquellos homicidas y su ciudad quemó.
8 Entonces dice a sus siervos: «La boda a la verdad aderezada está: pero los llamados no eran dignos;
9 id, pues, a los cruceros de los senderos, y a cuanto hallareis, llamad a las bodas».
10 Y, saliendo aquellos siervos a los senderos, trajeron juntos a todos los que hallaron; malos así como buenos, y llenóse el tálamo de comensales.
11 Y entrando el rey a ver a los comensales, vio allí a un hombre no vestido con veste de boda.
12 Y dícele: «Amigo, ¿cómo has entrado aquí, no trayendo veste de boda (c) ?» El, empero, enmudeció.
13 Entonces el rey dijo a los ministros: Atándole de pies y manos, y arrojadle fuera, en las tinieblas las exteriores (d) ; allí será el llanto y el rechino de los dientes.
14 Que muchos son los llamados; pocos, empero, los escogidos.»
15 Entonces yéndose los fariseos, consultaron, entre sí cómo enlazarle en palabra.
16 Y le envían los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: «Maestro, sabemos que veraz eres: y el camino de Dios en verdad enseñas: y que no te importa de nadie, porque no miras a faz de hombres;
17 dinos, pues, ¿qué te parece? ¿es lícito (e) dar censo a César, o no?»
18 Mas, conociendo Jesús la malicia de ellos, dijo: «¿Qué me tentáis, hipócritas?
19 Mostradme la moneda del censo». Y ellos trajéronle un denario.
20 Y díceles: ¿De quién esta imagen y el epígrafe?
21 Dicen: «De César». Entonces díceles: «Devolved, pues, lo de César a César, y lo de Dios a Dios».
22 Y, oyendo; maravilláronse, y, dejándole, se fueron.
23 En aquel día se acercaron a él saduceos diciendo que no hay resurrección, y le preguntaron,
24 diciendo: «Maestro, Moisés dijo: «Si alguno muriere, no teniendo hijos se casará leviráticamente (f) su hermano con su mujer, y resucitará simiente a su hermano».
25 Había, pues, entre nosotros, siete hermanos. Y el primero, habiéndose casado, finó, y, no teniendo simiente, dejó su mujer a su hermano.
26 Lo mismo también el segundo y el tercero hasta los siete.
27 Y, al fin de todos, murió la mujer.
28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será mujer? pues todos tuviéronla».
29 Y respondiendo Jesús, díjoles: «Erráis: no sabiendo las Escrituras, ni el poder de Dios».
30 Pues, en la resurrección, ni se casan, ni se las casa, (g) sino como ángeles en el cielo son.
31 Y de la resurrección de los muertos ¿no habéis leído lo hablado a vosotros por Dios, diciendo:
32 «Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. No es Dios de muertos, sino de vivientes».
33 Y oyendo las turbas asombrábanse de su doctrina.
34 Pero los fariseos, oyendo que había acallado a los saduceos, juntáronse a una,
35 y preguntó uno de ellos, legisperito, tentándole:
36 «Maestro ¿cuál es el mandamiento grande en la ley?
37 Y él le dijo: «Amarás al Señor tu Dios en todo tu corazón y en toda tu alma y en toda tu mente.
38 Este es el grande y primero mandamiento.
39 El segundo, semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
40 En estos dos mandamientos toda la ley pende y los profetas».
41 Y congregados los fariseos, preguntóles, Jesús, diciendo:
42 ¿Qué os parece del Cristo? ¿de quién es hijo? Dícenle: «De David». Díceles:
43 «Pues ¿cómo David, en espíritu, llámale señor, diciendo:
44 Dijo Señor a mi Señor: «Siéntate a mi diestra hasta poner yo tus enemigos por debajo de tus pies?
45 Si David, pues le llama señor ¿cómo hijo suyo es?»
46 Y nadie pudo responderle palabra, ni se atrevió alguno, desde aquel día, a preguntarle más.


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Introducción a Mateo

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Fuente: Jünemann (1992)

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Notas

Mateo 22,1
1 a. A algo que no se menciona.



Mateo 22,4
4 b. Animales de ceba.



Mateo 22,12
12 c. A los pobres solíanles los grandes obsequiar el vestuario festivo. Por esto es culpable el que ha entrado mal vestido. Entre todos los malos que han sido también llamados, es el peor, pues ni ha respetado las bodas. El símil pinta la unión del Verbo con la humanidad, su esposa.



Mateo 22,13
13 d. Las de fuera de los esplendores del festín.



Mateo 22,17
17 e. Los judíos se creían injustamente sometidos a los romanos.



Mateo 22,24
24 f. Levirato = matrimonio entre cuñados.



Mateo 22,30
30 g. Ni el hombre busca mujer, ni la mujer marido: no habrá generación carnal, sino amor puro.