Mateo 26 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 75 versitos |
1 Y fue así que, cuando hubo Jesús acabado todos estos razonamientos, dijo a sus discípulos:
2 Sabéis que de aquí a dos días se celebra la Pascua, y el Hijo del hombre va a ser entregado para ser crucificado. *
3 Por entonces se reunieron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo en el palacio del sumo sacerdote, llamado Caifas, *
4 y acordaron prender a Jesús con engaño y darle la muerte;
5 pero decían: «No durante la fiesta, no sea que se arme alboroto en el pueblo».
6 Hallándose Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, *
7 llegóse a él una mujer con un frasco de alabastro lleno de perfume de subido precio, y lo derramó sobre la cabeza de Jesús, que estaba puesto a la mesa. *
8 Como vieron esto los discípulos, lo llevaron pesadamente, diciendo: ¿A qué viene tal despilfarro?*
9 Porque podía esto haberse vendido a mucho precio y darse a los pobres.
10 Advirtiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué importunáis a esta mujer? Pues obra buena es la que hizo conmigo,
11 Porque siempre tenéis pobres entre vosotros, mas a mí no siempre me tenéis.
12 Que al echar ella este perfume sobre mi cuerpo, lo hizo con el fin de embalsamarme.
13 En verdad os digo, dondequiera que en todo el mundo fuere predicado este Evangelio, se hablará también de lo que hizo ella, para memoria suya.
14 Entonces uno de los Doce, el llamado Judas Iscariote, yendo a los sumos sacerdotes,
15 les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os le entregaré? Ellos ajustaron con él treinta siclos. *
16 Desde entonces andaba buscando buena coyuntura para entregarlo.
17 El primer día de los Ázimos se llegaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Dónde quieres te preparemos lo necesario para comer la Pascua?*
18 El dijo: Id a la ciudad a casa de Fulano y decidle: «El Maestro dice: Mi tiempo está cerca: en tu casa hago la Pascua con mis discípulos». *
19 E hicieron los discípulos como les había ordenado Jesús, y prepararon la Pascua.
20 Venido el atardecer, se puso a la mesa con los Doce. *
21 Y estando ellos comiendo, dijo: En verdad os digo que uno de vosotros me entregará.
22 Y entristeciéndose sobremanera, comenzaron a decir cada uno: ¿Soy yo tal vez, Señor?
23 El, respondiendo, dijo: El que metió conmigo la mano en el plato, éste me entregará. *
24 El Hijo del hombre se va, según está escrito; mas ¡ay de aquel hombre por cuyas manos el Hijo del hombre es entregado! Mejor le fuera a aquel hombre no haber nacido.
25 Respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo tal vez, Rabí? Dícele: Tú lo has dicho.
26 Estando ellos comiendo, tomando Jesús un pan, y habiendo pronunciado la bendición, lo partió, y dándolo a los discípulos, dijo: «Tomad, comed: éste es mi cuerpo». *
27 Y habiendo tomado un cáliz, y habiendo dado gracias, se lo dio, diciendo: «Bebed de él todos, *
28 porque ésta es mi sangre de la alianza, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.
29 Y os digo que a partir de ahora no beberé de este fruto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros nuevo en el reino de mi Padre.
30 Y cantados los himnos, salieron al monte de los Olivos. *
31 Entonces díceles Jesús: Todos vosotros padeceréis escándalo en mí esta noche, porque escrito está: «Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño » (Zac 13:7);
32 mas después que hubiere sido resucitado, iré antes que vosotros a Galilea.
33 Respondiendo Pedro, le dijo: Cuando todos se escandalicen en ti, yo nunca jamás me escandalizaré.
34 Díjole Jesús: En verdad te digo que en esta noche, antes de cantar el gallo, me negarás tres veces.
35 Dícele Pedro: Aunque me vea en el trance de morir contigo, no será que yo te niegue. Otro tanto dijeron todos los discípulos.
36 Entonces llega Jesús con ellos a una granja llamada Getsemani, y dice a los discípulos: Sentaos aquí mientras voy allá para orar. *
37 Y llevando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a ponerse triste y a sentir abatimiento.
38 Entonces les dice: Triste sobremanera está mi alma hasta la muerte; quedad aquí y velad conmigo. *
39 Y adelantándose un poco, cayó sobre su rostro, y oraba diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí este cáliz; mas no como yo quiero, sino como quieres tú. *
40 Y viene a los discípulos y los halla durmiendo, y dice a Pedro: ¿Así no pudisteis velar una hora conmigo?
41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu, sí, está animoso, mas la carne es flaca. *
42 De nuevo por segunda vez, habiéndose apartado, se puso a orar, diciendo: Padre mío, si no es posible que pase este cáliz sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.
43 Y viniendo otra vez, los halló durmiendo, porque estaban sus ojos cargados.
44 Y habiéndolos dejado, retirándose de nuevo, oró por tercera vez, repitiendo de nuevo las mismas palabras.
45 Entonces viene a los discípulos y les dice: Ya por mí, dormid y descansad. ¡Ea! Ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores. *
46 Levantaos, vamos; mirad que está aquí cerca el que me entrega.
47 Y estando él hablando todavía, he aquí que llegó Judas, uno de los Doce, y con él una turba numerosa con espadas y bastones, enviada por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo.
48 Y el que le entregaba les había dado la contraseña, diciendo: «A quien yo besare, él es: sujetadle».
49 Y al punto, acercándose a Jesús, dijo: Salud, Maestro. Y le dio un fuerte beso.
50 Mas Jesús le dijo: Amigo, ¡a lo que has venido! Entonces, acercándose, echaron las manos sobre él y le sujetaron. *
51 Y he aquí que uno de los que estaban con Jesús, alargando la mano, desenvainó su espada, e hiriendo al siervo del sumo sacerdote, le cortó la oreja.
52 Entonces dícele Jesús: Vuelve la espada a su lugar, porque todos los que empuñan espada, por espada perecerán. *
53 ¿o piensas que no puedo rogar a mi Padre, y pondrá ahora mismo a mi disposición más de doce legiones de ángeles?
54 ¿Cómo, pues, se cumplirán las Escrituras, que dicen ha de suceder así?
55 En aquella hora dijo Jesús a las turbas: ¡Como contra un salteador habéis salido con espadas y bastones a prenderme! Cada día en el templo me sentaba para enseñar, y no me prendisteis.
56 Mas todo esto ha pasado para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces los discípulos todos, abandonándole, huyeron.
57 Los que habían prendido a Jesús lleváronle a Caifas, el sumo sacerdote, donde se habían congregado los escribas y los ancianos. *
58 Pedro le había ido siguiendo desde lejos hasta el palacio del sumo sacerdote, y entrando adentro, se sentó con los criados para ver el desenlace.
59 Los sumos sacerdotes y el sanhedrín entero buscaban algún falso testimonio contra Jesús con el objeto de darle la muerte, *
60 y no le hallaron, con haberse presentado muchos falsos testigos. Posteriormente, compareciendo dos,
61 dijeron: Este dijo: «Puedo derribar el santuario de Dios y en tres días reedificarlo».
62 Y poniéndose de pie el sumo sacerdote, le dijo: ¿Nada respondes? ¿Qué es lo que éstos deponen contra ti? *
63 Mas Jesús se mantenía callado. Y el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios vivo que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.
64 Dícele Jesús: Tú lo dijiste; empero, os digo que a partir de ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo sobre las nubes del cielo.
65 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: Blasfemó; ¿qué necesidad tenemos ya de testigos? Ahora mismo oísteis la blasfemia.
66 ¿Qué os parece? Ellos, respondiendo, dijeron: Reo es de muerte.
67 Entonces escupieron en su rostro y le dieron de puñadas, y otros le abofetearon, *
68 diciendo: Profetízanos, Mesías, ¿quién es el que te dio?
69 Pedro estaba sentado fuera en el atrio, y se le acercó una muchacha, diciendo: También tú estabas con Jesús el Galileo. *
70 Pero él lo negó delante de todos, diciendo: No sé qué dices.
71 Como hubiese salido al portal, violo otra, y dice a los que allí había: Este andaba con Jesús el Nazareno.
72 Y otra vez negó con juramento, diciendo: No conozco tal hombre.
73 De aquí a poco, acercándose los que allí estaban, dijeron a Pedro: De verdad que también tú eres de ellos, pues tu modo de hablar te delata.
74 Entonces comenzó a echar imprecaciones y a jurar: No conozco tal hombre. Y al punto un gallo cantó.
75 Y acordóse Pedro de la palabra de Jesús, que le había dicho que «Antes que el gallo cante, me negarás tres veces». Y saliendo afuera, lloró amargamente.

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Introducción a Mateo




DE LOS EVANGELIOS
EN GENERAL

NOMBRE. — Evangelio primitivamente significó albricias; luego pasó a significar la misma buena nueva. En sentido cristiano significó la Buena Nueva por antonomasia, «el mensaje de la salud» humana ( Efe_1:13 ). TRIPLE FASE DEL EVANGELIO. — La Buena Nueva de Cristo presentó tres fases sucesivas: 1) su realización histórica; 2) su anuncio o divulgación; 3) su redacción escrita; es decir: 1) el Evangelio realizado; 2) el Evangelio predicado; 3) el Evangelio escrito. EL EVANGELIO ORAL. — La predicación apostólica hubo de ser, ante todo, apologética: había de probar que Jesús de Nazaret era el Mesías e Hijo de Dios. Los que creían en Jesu-Cristo, naturalmente concebían vivos deseos de conocer sus milagros y sus discursos. Espontáneamente se harían eco de aquellas palabras del Maestro: «Dichosos vuestros ojos, que vieron, y vuestros oídos, que oyeron» ( Mat_13:16 ). Tal fue el objeto de la catequesis evangélica: suplir la visión y audición personal. Para la realización de este ideal, el hombre apropiado era Pedro. Aunque desprovisto de cultura refinada, era hombre inteligente y despierto, que había observado atentamente cuanto Jesús había dicho y hecho y lo conservaba grabado en su memoria. Dos cosas hubo de hacer Pedro: seleccionar la materia y ordenarla. En cuanto a la selección, Pedro vio que lo que Jesús había enseñado y obrado por su propia iniciativa y conforme a un plan premeditado, se contenía principalmente en su predicación galilaica; lo demás, hasta el último viaje a Jerusalén, había sido más bien ocasional. Al ministerio galilaico se atuvo, por tanto. El orden fue el que debía ser. La predicación de Galilea había sido una serie de viajes y excursiones. Con sólo seguir este orden itinerario se tenía el orden deseado, que era indirectamente orden cronológico. Esta predicación oral, iniciada en Jerusalén y dirigida a los judíos, al ser trasladada más tarde a Antioquia y a Roma, hubo de adaptarse a la mentalidad de los nuevos oyentes, griegos o latinos. De ahí las tres formas o variedades del Evangelio oral: la jerosolimitana, la antioquena, la romana. De ellas procedieron los Evangelios escritos. LOS EVANGELIO ESCRITOS. — Fueron cuatro los admitidos por la Iglesia: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. La diferente personalidad de los autores y su relación respecto del Evangelio oral determina el carácter o rasgos diferenciales de los cuatro Evangelios escritos. Para San Mateo, que era apóstol y conocía personalmente cuanto Jesús había dicho y hecho, el Evangelio oral fue simplemente una norma directiva, conforme a la cual él ordenó su propio Evangelio. Para San Marcos, simple auxiliar de Pedro, la labor redaccional se redujo a poner por escrito el Evangelio oral de Pedro. Para San Lucas es su fuente de información, la principal, sin duda, a base de la cual él ordena las múltiples y variadas informaciones que va recogiendo. Para San Juan es algo puramente extrínseco; algo que él no quiere tocar, si ya no es, raras veces, para completarlo, precisarlo o explicarlo. EL PROBLEMA SINÓPTICO. — El hecho de utilizar como fuente común el Evangelio oral establece entre los tres primeros evangelistas notables afinidades, en virtud de las cuales han sido denominados Sinópticos. Pero la distinta manera de utilizarlos da origen a diferencias no menos notables. El conjunto de estas afinidades y diferencias revela una concordia discordante o una discordia concordante, que constituye el problema sinóptico. Las soluciones dadas a este problema se reducen a tres tipos principales: la que busca la solución en la misma predicación oral, la que apela a documentos escritos interpuestos y la que combina ambos elementos de solución. La solución de un problema tan complejo parece no puede ser sencilla, y por ende se busca generalmente en la combinación de múltiples elementos. AUTENTICIDAD, INTEGRIDAD, HISTORICIDAD. — La autenticidad de los Evangelios está garantizada por una prueba documental, cual no puede presentarla a su favor, ni remotamente, ningún otro escrito de la antigüedad. La integridad substancial, exenta de notables alteraciones y especialmente de interpolaciones, la han puesto en evidencia las numerosísimas y esmeradísimas ediciones que hace más de cuatro siglos vienen haciéndose de los Evangelios: ediciones hechas con los criterios más opuestos y rígidos, todas, sin embargo, substancialmente concordes. No es menos patente su historicidad. Es tan manifiesto el tono de lealtad y sinceridad con que hablan los evangelistas, y se muestran tan bien informados en aquello que narran, que es imposible no darles entera fe. Además, la conformidad de unos con otros y la exactitud reconocida de todo cuanto ha podido comprobarse por otras fuentes, corroboran su testimonio. Y esto que todos generalmente admiten cuando se trata de hechos puramente naturales, vale igualmente cuando se trata de los milagros. LENGUA Y CRONOLOGÍA. — A excepción de San Mateo, que escribió en arameo, los demás evangelistas escribieron en griego. En cuanto al tiempo de su composición, es enteramente cierto que los tres primeros Evangelios se escribieron antes del año 63, y el cuarto, a fines del siglo I. Mayores precisiones no pasan de ser probables. Es posible que San Mateo escribiese su Evangelio hacia el año 50, San Marcos hacia el año 55, San Lucas hacia el 60, San Juan hacia los años 95-100. La versión griega de San Mateo, única que se conserva, debió de hacerse entre los años 60 y 70. COMPARACIÓN DE LOS CUATRO EVANGELISTAS. — Es interesante comparar los rasgos comunes y los diferenciales de cada evangelista. Ninguno de ellos hace literatura o escribe como literato; pero todos, si no es Marcos, hacen obra literaria, tanto más apreciable cuanto menos resabiada de retórica académica. La obra de Marcos pertenece a la literatura oral o hablada; la de los demás, a la literatura escrita. La de Marcos podría calificarse de infraliteraria; la de los otros tres, de literaria, si no se prefiere calificarla, a lo menos la de Juan, de supraliteraria. Desde el punto de vista histórico, la obra de Marcos pertenece a la historia popular; la de Mateo, a la historia erudita semítica; la de Lucas, a la historia erudita helénica; la de Juan, a la historia filosófica o trascendental. El rasgo distintivo de Marcos es la viveza fresca y espontánea; el de Mateo, la coherencia y precisión algo esquemática; el de Lucas, la delicadeza y suavidad penetrante; el de Juan, la elevación y luminosidad. Sobrepuestas las cuatro narraciones, Mateo da la línea, Marcos el colorido, Lucas los matices, Juan la luz. Marcos suministra el elemento humano, Mateo el elemento judaico, Lucas el elemento helénico, Juan el elemento divino. De ahí resulta la imagen única en la historia: la del judío, que supera el judaísmo; la del hombre, que supera la humanidad; la del Hombre-Dios, Jesús de Nazaret, el héroe y protagonista de la cuádruple narración que forma los cuatro libros del único Evangelio, el libro más hermoso que jamás se ha escrito.

EVANGELIO DE
SAN MATEO

EL AUTOR Y SU OBRA. — Además de su doble nombre de Mateo y Leví, dos datos interesan especialmente: su apostolado y su anterior oficio de publicano. De ahí el doble sello personal que imprimió a su obra. Como apóstol podía conocer el material evangélico tan bien como Pedro o poco menos. Consiguientemente, primero en su Evangelio oral y luego en su Evangelio escrito, pudo proceder con una libertad y seguridad que no tenían ni Marcos ni Lucas. Si Mateo mantuvo en sus líneas generales el plan prefijado por San Pedro, en la ejecución pudo añadirle lo que en cada caso juzgase conveniente, sacado del tesoro riquísimo de su experiencia y de su memoria. Pero además, por sus hábitos anteriores, era entre los apóstoles el hombre indicado para redactar por escrito el Evangelio oral. Mientras que los principales apóstoles, Pedro, Juan, Santiago, Andrés, habían sido hombres de redes y de anzuelos, San Mateo había sido hombre de pluma. DESTINATARIOS Y OBJETO. — Los destinatarios del primer Evangelio fueron los judíos de Palestina. En su Evangelio escrito, lo mismo que en su Evangelio oral, San Mateo se dirige a los judíos creyentes, esto es, a los que, previamente convencidos de la mesianidad de Jesús por el hecho de la resurrección, habían abrazado la fe cristiana; mas no por esto pierde de vista a los judíos incrédulos, con el fin de prevenir contra ellos y sus falacias a los creyentes. La tesis fundamental del primer Evangelio, la mesianidad y divinidad de Jesús de Nazaret, es substancialmente la misma que la de los otros evangelistas. Tres rasgos, empero, caracterizan peculiarmente a San Mateo: las frecuentes citas del A. T., la extensión y preponderancia dada a los discursos de Jesús y la mención explícita de la Iglesia y del primado de Pedro. ORDEN DEL PRIMER EVANGELIO. — San Mateo no siempre mantiene el orden cronológico. Dónde se hallan estas inversiones aparece fácilmente comparándole con San Marcos y San Lucas. Mientras en los capítulos 14-18 coincide con los paralelos de los otros dos sinópticos, en cambio en los precedentes capítulos 5-13 discrepa de ellos. En estos nueve capítulos, por tanto, hay que buscar las inversiones cronológicas. Para hacerse cargo de lo que representan estas inversiones, conviene analizar el contenido de esta parte sistemática de San Mateo. Comprende estas siete secciones:
A (5-7) Sermón del monte. B (8-9) Serie de milagros. C (10) Instrucciones misionales. D (11) Actitud reprobable de los judíos. E (12:1-21) Choque con los fariseos. F (12:22-50) Calumnias farisaicas. G (13) Parábolas del reino de los cielos. Las secciones A D F G proceden rectilíneamente; las transposiciones sólo se hallan en las secciones B C E. La más llamativa es la sección B, recopilación de hechos en gran parte ocasionales. La sección C, que debía seguir a G, es una anticipación. La sección E, que debía preceder a A, es un retraso motivado por la afinidad con F. A esto se reducen las inversiones de San Mateo: a una recopilación de hechos dispersos (B), una anticipación (C) y un ligero retraso (E). PLAN. — El primer Evangelio se divide en-tres partes desiguales: 1) la infancia; 2) la vida pública; 3) la consumación.

Dentro de la vida pública pueden distinguirse estos cinco períodos: 1) Periodo de preparación: investidura del Mesías (3-4). 2) En Galilea: el Mesías mal acogido (5-13). 3) Al N. y al E. de Galilea: la Iglesia en perspectiva (14-18). 4) Camino de Jerusalén (19-20). 5) En Jerusalén: entrada triunfal del Mesías (21-25).



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Mateo 26,2

DE AQUÍ A DOS DÍAS: entrada ya la noche y comenzado para los judíos el 13 de Nisán las palabras de Jesús son exactas.


Mateo 26,3-9

POR ENTONCES: el martes por la tarde o la mañana siguiente.

|| SE REUNIERON: la reunión no parece haber sido oficial.


Mateo 26,6-13

Este hecho es el mismo referido por San Juan (Jua_12:1-8), según el cual tuvo lugar «seis días antes de la Pascua». San Mateo lo retrasó por la conexión que tiene con la traición de Judas.


Mateo 26,7

UNA MUJER: era María, la hermana de Lázaro. Su identificación con María Magdalena es objeto de antiguas controversias. Parece, con todo, más verosímil la identidad. Prescindiendo de otras razones, es increíble que esta mujer, tan solícita en ungir al Señor, no se halle días más tarde entre las miróforas . Y entre ellas no puede ser otra que María Magdalena.


Mateo 26,8

Los DISCÍPULOS: el primero en murmurar seria Judas, quien con su mal ejemplo arrastró a algunos de los discípulos.


Mateo 26,15

TREINTA SICLOS: San Mateo es el único que precisa esta cantidad.
— El sido equivalía aproximadamente a cuatro pesetas.


Mateo 26,17

La fiesta DE LOS ÁZIMOS era la misma Pascua, que duraba siete días, durante los cuales estaba vedado comer panes fermentados. Por tanto, EL PRIMER DÍA DE LOS ÁZIMOS era el 15 de Nisán, y comenzaba al anochecer del que, según nuestra cuenta, sería el 14. Mas como durante el día 14 a media mañana debían desaparecer de las casas los panes fermentados, por esto la denominación de PRIMER DÍA DE LOS ÁZIMOS se extendió a significar todo el día 14. Y este sentido extensivo tiene la expresión en San Mateo. Según él y los otros sinópticos, Jesús murió el 15 de Nisán, que era viernes. La contraria indicación de San Juan, de que Jesús murió el día 14 (suponiéndola fundada), se explicaría admitiendo que Jesús, con los fariseos y la generalidad de los judíos, celebró la Pascua un día antes que los sumos sacerdotes, que aquel año la retrasaron un día. El modo empírico de señalar el primer día del mes (o la luna nueva) daba lugar a semejantes discrepancias, que constan históricamente.


Mateo 26,18

A CASA DE FULANO: lo enigmático de la indicación tenía por objeto que Judas no conociera previamente el lugar de la cena. El dueño de la casa, que fue luego al cenáculo, era, al parecer, discípulo de Jesús y tal vez el padre de Marcos.


Mateo 26,20-25

Tres declaraciones sucesivas hace el Maestro para denunciar al traidor:
la primera, general;
la segunda, más particular, pero algo ambigua;
la tercera, individual, pero secreta.


Mateo 26,23

EL PLATO a que se alude pudo ser que estuviese al alcance de tres o cuatro solamente. Sería el que contenía la salsa o compota llamada Kharoseth , compuesta de frutas secas cocidas en vinagre.


Mateo 26,26

ESTANDO ELLOS COMIENDO: cuando la cena pascual tocaba a su fin.
—ESTE ES MI CUERPO: más literalmente. Esto es el cuerpo mío . No dijo Jesús « Aquí está mi cuerpo»: ni tampoco: «Este pan es mi cuerpo»; sino «Esto es el cuerpo mío». No dijo, por tanto, que en el pan estaba su cuerpo; ni que el mismo pan, ni sustancial ni simbólicamente, era su cuerpo; sino que «esto», lo que entonces tenía en las manos y todos miraban atentamente, era su propio cuerpo. Y como una misma cosa no puede a un mismo tiempo ser pan y ser cuerpo humano, de ahí que «esto» que el Señor mostraba, ya no era pan: conservaba las propiedades sensibles o especies de pan, mas no la sustancia de pan. Además, si «esto» antes era pan y ahora es el cuerpo de Cristo, fuerza es que lo uno se haya transmutado en lo otro; transmutación sustancial, que con toda propiedad ha sido llamada transustanciación . En consecuencia, las dos verdades dogmáticas, la de la presencia real del cuerpo de Cristo bajo las especies eucarísticas y la de la transustanciación, están claramente expresadas.


Mateo 26,27

Como la consagración del CÁLIZ siguió inmediatamente a la cena, el cáliz que tomó el Señor seria la tercera copa de vino, que entonces habían de beber los comensales, y se llamó el «cáliz de la bendición».


Mateo 26,28

ESTA ES MI SANGRE: más literalmente, «Esto es la sangre mía»; es decir, «esto» que está en el cáliz, que antes era vino, es ahora mi propia sangre; el vino se ha mudado en mi sangre: nueva afirmación de la presencia real y de la transustanciación.

|| ESTA ES MI SANGRE DE LA ALIANZA: estas palabras, reproducción deliberada de aquellas de Moisés: «Esta es la sangre de la alianza que Yahveh ha concertado con vosotros» (Éxo_24:8), contienen dos afirmaciones:
1) que como aquella sangre era la del sacrificio que acababa de ofrecerse, así ésta es la sangre del sacrificio de la redención que va a consumarse;
2) que como con aquélla se concertó la alianza de Yahveh con Israel, así con ésta se concierta la alianza de Dios con todo el linaje humano.

|| QUE POR MUCHOS ES DERRAMADA: el presente «es» expresa la actualidad del sacrificio: preciosa declaración de la sacrificalidad inherente a la misma Eucaristía. La expresión por muchos es de tendencia universal.

|| PARA REMISIÓN DE LOS PECADOS: al paso que corrobora el carácter sacrifical de la Eucaristía, pone de relieve su valor propiciatorio y expiatorio.


Mateo 26,30

LOS HIMNOS cantados fueron los Salmos que formaban la segunda parte del Hal-lel (Sal_113:1-9 bis; Sal_114:1-8; Sal_115:1-18; Sal_116:1-19; Sal_117:1-2).


Mateo 26,36

GETSEMANÍ: era un predio cercado, situado en el monte de los Olivos y separado de Jerusalén por el torrente Cedrón. El nombre de Getsemaní supone haber allí un molino de aceite. Hay que recordar que la Pascua coincidía con el plenilunio y que entonces serían como las nueve de la noche.


Mateo 26,38

TRISTE…HASTA LA MUERTE: esta tristeza, real y verdadera, alcanzó no sólo la sensibilidad inferior, sino también la voluntad racional de Jesús. Las causas que la determinaron fueron tres principalmente: su pasión y muerte, los pecados del mundo, que sobre sí había tomado; la perdición de tantos hombres.


Mateo 26,39

SI ES POSIBLE: dentro de los designios de Dios; PASE DE MÍ ESTE CÁLIZ: expresión de la repugnancia natural de la voluntad humana; NO COMO YO QUIERO…: aceptación definitiva de la voluntad deliberada. Esta aceptación es la obediencia con que Cristo repara la desobediencia de Adán, y es la oblación sacerdotal y sacrifical con que el Redentor acepta y ofrece al Padre la inmolación de la cruz.


Mateo 26,41

PARA QUE NO ENTRÉIS EN TENTACIÓN: es decir, para que no seáis vencidos de la tentación, cayendo incautamente en sus redes.


Mateo 26,45

YA POR MÍ, DORMID: más literalmente, «Dormid lo que resta», desde ahora podéis dormiros; palabras de grave y mansa ironía.


Mateo 26,50

¡A LO QUE HAS VENIDO!: expresión elíptica, irónicamente imperativa; como si dijera: «Haz tu hecho».

|| LE SUJETARON: fue el primer conato o momento de prendimiento.


Mateo 26,52-54

Con tres razones reprende Jesús la temeridad de Pedro:
Primera: la ley divina del talión.
Segunda: la inutilidad de la defensa humana.
Tercera: necesidad de que se cumplieran las Escrituras.
— La legión romana constaba de diez cohortes, cada una de las cuales solía tener de 500 a 600 soldados.


Mateo 26,57-58

El lugar en que se tuvo el proceso no fue la sala ordinaria de sesiones, sino EL PALACIO DEL SUMO SACERDOTE Caifás. La reunión del sanhedrín fue plenaria.


Mateo 26,59-66

Esta sesión nocturna, ilegal según el derecho procesal consignado en el Talmud, parece tuvo por objeto encauzar el proceso. En su desenvolvimiento cabe señalar tres actos: la prueba testifical, la interpelación del juez, la sentencia capital.


Mateo 26,62-64

La interpelación de Caifás fue doble:
la primera, para completar la prueba testifical;
la segunda, para suplirla: ambas, inicuas e inhumanas.
A la primera respondió Jesús con el silencio; a la segunda, con la declaración de su mesianidad y divina filiación, consciente de que con ella firmaba su sentencia de muerte.


Mateo 26,67

Los que ESCUPIERON a Jesús fueron algunos de los sanhedritas; los OTROS, mencionados a continuación, fueron los satélites o criados de los sumos sacerdotes.


Mateo 26,69-75

Las negaciones de Pedro no fueron tres actos aislados, sino más bien tres tiempos, en cada uno de los cuales el discípulo, acosado por varias preguntas, repetía una y otra vez la misma negación. Ponderadas todas las circunstancias, en la culpa de Pedro hubo más atolondramiento y fragilidad que malicia.