Mateo 28 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 20 versitos |
1 Pasado el sábado, cuando alboreaba el primer día de la semana, vino María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. *
2 De pronto se produjo un gran temblor de tierra, pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, hizo rodar de su sitio la losa, y se sentó sobre ella.
3 Era su aspecto como relámpago, y su vestidura blanca como la nieve.
4 Del miedo de él se pusieron a temblar los guardias y quedaron como muertos.
5 Tomando la palabra el ángel, dijo a las mujeres: No temáis vosotras, que ya sé que buscáis a Jesús el crucificado;
6 no está aquí; resucitó, como dijo. Venid, ved el lugar donde estuvo puesto. *
7 Y marchando a toda prisa, decid a sus discípulos que resucitó de entre los muertos, y he aquí que se os adelanta en ir a Galilea: allí le veréis. Conque os lo tengo dicho. *
8 y partiendo a toda prisa del monumento, con temor y grande gozo corrieron a dar la nueva a sus discípulos.
9 De pronto les salió Jesús al encuentro, diciendo: ¡Dios os guarde! Ellas, llegándose, se abrazaron a sus pies y le adoraron. *
10 Entonces díceles Jesús: No temáis: id, anunciad a mis hermanos que se vayan a Galilea, y allí me verán.
11 Mientras las mujeres iban, he aquí que algunos de la guardia, viniendo a la ciudad, dieron aviso a los sumos sacerdotes de todo lo ocurrido. *
12 Ellos, reunidos con los ancianos, y habido consejo, dieron una buena suma de dinero a los soldados,
13 diciéndoles: Decid que «vinieron sus discípulos de noche y lo hurtaron mientras nosotros dormíamos».
14 Y si eso llegare a oídos del procurador, nosotros nos le ganaremos, y haremos que nadie os inquiete.
15 Ellos, tomando los dineros, obraron conforme a las instrucciones recibidas. Y se esparció semejante rumor entre los judíos hasta el día de hoy.
16 los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.
17 Y en viéndole, le adoraron: ellos que antes habían dudado.
18 Y acercándose Jesús, les habló diciendo: Dióseme toda potestad en el cielo y sobre la tierra.*
19 Id, pues, y amaestrad a todas las gentes, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, *
20 enseñándoles a guardar todas cuantas cosas os ordené. Y sabed que estoy con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos. *

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Introducción a Mateo




DE LOS EVANGELIOS
EN GENERAL

NOMBRE. — Evangelio primitivamente significó albricias; luego pasó a significar la misma buena nueva. En sentido cristiano significó la Buena Nueva por antonomasia, «el mensaje de la salud» humana ( Efe_1:13 ). TRIPLE FASE DEL EVANGELIO. — La Buena Nueva de Cristo presentó tres fases sucesivas: 1) su realización histórica; 2) su anuncio o divulgación; 3) su redacción escrita; es decir: 1) el Evangelio realizado; 2) el Evangelio predicado; 3) el Evangelio escrito. EL EVANGELIO ORAL. — La predicación apostólica hubo de ser, ante todo, apologética: había de probar que Jesús de Nazaret era el Mesías e Hijo de Dios. Los que creían en Jesu-Cristo, naturalmente concebían vivos deseos de conocer sus milagros y sus discursos. Espontáneamente se harían eco de aquellas palabras del Maestro: «Dichosos vuestros ojos, que vieron, y vuestros oídos, que oyeron» ( Mat_13:16 ). Tal fue el objeto de la catequesis evangélica: suplir la visión y audición personal. Para la realización de este ideal, el hombre apropiado era Pedro. Aunque desprovisto de cultura refinada, era hombre inteligente y despierto, que había observado atentamente cuanto Jesús había dicho y hecho y lo conservaba grabado en su memoria. Dos cosas hubo de hacer Pedro: seleccionar la materia y ordenarla. En cuanto a la selección, Pedro vio que lo que Jesús había enseñado y obrado por su propia iniciativa y conforme a un plan premeditado, se contenía principalmente en su predicación galilaica; lo demás, hasta el último viaje a Jerusalén, había sido más bien ocasional. Al ministerio galilaico se atuvo, por tanto. El orden fue el que debía ser. La predicación de Galilea había sido una serie de viajes y excursiones. Con sólo seguir este orden itinerario se tenía el orden deseado, que era indirectamente orden cronológico. Esta predicación oral, iniciada en Jerusalén y dirigida a los judíos, al ser trasladada más tarde a Antioquia y a Roma, hubo de adaptarse a la mentalidad de los nuevos oyentes, griegos o latinos. De ahí las tres formas o variedades del Evangelio oral: la jerosolimitana, la antioquena, la romana. De ellas procedieron los Evangelios escritos. LOS EVANGELIO ESCRITOS. — Fueron cuatro los admitidos por la Iglesia: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. La diferente personalidad de los autores y su relación respecto del Evangelio oral determina el carácter o rasgos diferenciales de los cuatro Evangelios escritos. Para San Mateo, que era apóstol y conocía personalmente cuanto Jesús había dicho y hecho, el Evangelio oral fue simplemente una norma directiva, conforme a la cual él ordenó su propio Evangelio. Para San Marcos, simple auxiliar de Pedro, la labor redaccional se redujo a poner por escrito el Evangelio oral de Pedro. Para San Lucas es su fuente de información, la principal, sin duda, a base de la cual él ordena las múltiples y variadas informaciones que va recogiendo. Para San Juan es algo puramente extrínseco; algo que él no quiere tocar, si ya no es, raras veces, para completarlo, precisarlo o explicarlo. EL PROBLEMA SINÓPTICO. — El hecho de utilizar como fuente común el Evangelio oral establece entre los tres primeros evangelistas notables afinidades, en virtud de las cuales han sido denominados Sinópticos. Pero la distinta manera de utilizarlos da origen a diferencias no menos notables. El conjunto de estas afinidades y diferencias revela una concordia discordante o una discordia concordante, que constituye el problema sinóptico. Las soluciones dadas a este problema se reducen a tres tipos principales: la que busca la solución en la misma predicación oral, la que apela a documentos escritos interpuestos y la que combina ambos elementos de solución. La solución de un problema tan complejo parece no puede ser sencilla, y por ende se busca generalmente en la combinación de múltiples elementos. AUTENTICIDAD, INTEGRIDAD, HISTORICIDAD. — La autenticidad de los Evangelios está garantizada por una prueba documental, cual no puede presentarla a su favor, ni remotamente, ningún otro escrito de la antigüedad. La integridad substancial, exenta de notables alteraciones y especialmente de interpolaciones, la han puesto en evidencia las numerosísimas y esmeradísimas ediciones que hace más de cuatro siglos vienen haciéndose de los Evangelios: ediciones hechas con los criterios más opuestos y rígidos, todas, sin embargo, substancialmente concordes. No es menos patente su historicidad. Es tan manifiesto el tono de lealtad y sinceridad con que hablan los evangelistas, y se muestran tan bien informados en aquello que narran, que es imposible no darles entera fe. Además, la conformidad de unos con otros y la exactitud reconocida de todo cuanto ha podido comprobarse por otras fuentes, corroboran su testimonio. Y esto que todos generalmente admiten cuando se trata de hechos puramente naturales, vale igualmente cuando se trata de los milagros. LENGUA Y CRONOLOGÍA. — A excepción de San Mateo, que escribió en arameo, los demás evangelistas escribieron en griego. En cuanto al tiempo de su composición, es enteramente cierto que los tres primeros Evangelios se escribieron antes del año 63, y el cuarto, a fines del siglo I. Mayores precisiones no pasan de ser probables. Es posible que San Mateo escribiese su Evangelio hacia el año 50, San Marcos hacia el año 55, San Lucas hacia el 60, San Juan hacia los años 95-100. La versión griega de San Mateo, única que se conserva, debió de hacerse entre los años 60 y 70. COMPARACIÓN DE LOS CUATRO EVANGELISTAS. — Es interesante comparar los rasgos comunes y los diferenciales de cada evangelista. Ninguno de ellos hace literatura o escribe como literato; pero todos, si no es Marcos, hacen obra literaria, tanto más apreciable cuanto menos resabiada de retórica académica. La obra de Marcos pertenece a la literatura oral o hablada; la de los demás, a la literatura escrita. La de Marcos podría calificarse de infraliteraria; la de los otros tres, de literaria, si no se prefiere calificarla, a lo menos la de Juan, de supraliteraria. Desde el punto de vista histórico, la obra de Marcos pertenece a la historia popular; la de Mateo, a la historia erudita semítica; la de Lucas, a la historia erudita helénica; la de Juan, a la historia filosófica o trascendental. El rasgo distintivo de Marcos es la viveza fresca y espontánea; el de Mateo, la coherencia y precisión algo esquemática; el de Lucas, la delicadeza y suavidad penetrante; el de Juan, la elevación y luminosidad. Sobrepuestas las cuatro narraciones, Mateo da la línea, Marcos el colorido, Lucas los matices, Juan la luz. Marcos suministra el elemento humano, Mateo el elemento judaico, Lucas el elemento helénico, Juan el elemento divino. De ahí resulta la imagen única en la historia: la del judío, que supera el judaísmo; la del hombre, que supera la humanidad; la del Hombre-Dios, Jesús de Nazaret, el héroe y protagonista de la cuádruple narración que forma los cuatro libros del único Evangelio, el libro más hermoso que jamás se ha escrito.

EVANGELIO DE
SAN MATEO

EL AUTOR Y SU OBRA. — Además de su doble nombre de Mateo y Leví, dos datos interesan especialmente: su apostolado y su anterior oficio de publicano. De ahí el doble sello personal que imprimió a su obra. Como apóstol podía conocer el material evangélico tan bien como Pedro o poco menos. Consiguientemente, primero en su Evangelio oral y luego en su Evangelio escrito, pudo proceder con una libertad y seguridad que no tenían ni Marcos ni Lucas. Si Mateo mantuvo en sus líneas generales el plan prefijado por San Pedro, en la ejecución pudo añadirle lo que en cada caso juzgase conveniente, sacado del tesoro riquísimo de su experiencia y de su memoria. Pero además, por sus hábitos anteriores, era entre los apóstoles el hombre indicado para redactar por escrito el Evangelio oral. Mientras que los principales apóstoles, Pedro, Juan, Santiago, Andrés, habían sido hombres de redes y de anzuelos, San Mateo había sido hombre de pluma. DESTINATARIOS Y OBJETO. — Los destinatarios del primer Evangelio fueron los judíos de Palestina. En su Evangelio escrito, lo mismo que en su Evangelio oral, San Mateo se dirige a los judíos creyentes, esto es, a los que, previamente convencidos de la mesianidad de Jesús por el hecho de la resurrección, habían abrazado la fe cristiana; mas no por esto pierde de vista a los judíos incrédulos, con el fin de prevenir contra ellos y sus falacias a los creyentes. La tesis fundamental del primer Evangelio, la mesianidad y divinidad de Jesús de Nazaret, es substancialmente la misma que la de los otros evangelistas. Tres rasgos, empero, caracterizan peculiarmente a San Mateo: las frecuentes citas del A. T., la extensión y preponderancia dada a los discursos de Jesús y la mención explícita de la Iglesia y del primado de Pedro. ORDEN DEL PRIMER EVANGELIO. — San Mateo no siempre mantiene el orden cronológico. Dónde se hallan estas inversiones aparece fácilmente comparándole con San Marcos y San Lucas. Mientras en los capítulos 14-18 coincide con los paralelos de los otros dos sinópticos, en cambio en los precedentes capítulos 5-13 discrepa de ellos. En estos nueve capítulos, por tanto, hay que buscar las inversiones cronológicas. Para hacerse cargo de lo que representan estas inversiones, conviene analizar el contenido de esta parte sistemática de San Mateo. Comprende estas siete secciones:
A (5-7) Sermón del monte. B (8-9) Serie de milagros. C (10) Instrucciones misionales. D (11) Actitud reprobable de los judíos. E (12:1-21) Choque con los fariseos. F (12:22-50) Calumnias farisaicas. G (13) Parábolas del reino de los cielos. Las secciones A D F G proceden rectilíneamente; las transposiciones sólo se hallan en las secciones B C E. La más llamativa es la sección B, recopilación de hechos en gran parte ocasionales. La sección C, que debía seguir a G, es una anticipación. La sección E, que debía preceder a A, es un retraso motivado por la afinidad con F. A esto se reducen las inversiones de San Mateo: a una recopilación de hechos dispersos (B), una anticipación (C) y un ligero retraso (E). PLAN. — El primer Evangelio se divide en-tres partes desiguales: 1) la infancia; 2) la vida pública; 3) la consumación.

Dentro de la vida pública pueden distinguirse estos cinco períodos: 1) Periodo de preparación: investidura del Mesías (3-4). 2) En Galilea: el Mesías mal acogido (5-13). 3) Al N. y al E. de Galilea: la Iglesia en perspectiva (14-18). 4) Camino de Jerusalén (19-20). 5) En Jerusalén: entrada triunfal del Mesías (21-25).



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Mateo 28,1

EL PRIMER DÍA DE LA SEMANA: el que muy pronto, por razón de la resurrección, se llamó domingo o día del Señor .


Mateo 28,1-20

Este relato de la resurrección de Jesús comprende: el mensaje del ángel (Mat_28:1-8): la aparición privada a las mujeres (Mat_28:9-10): la aparición oficial a los Once (Mat_28:16-20). Entre las dos apariciones se intercala el soborno de los guardas (Mat_28:11-15). La notable parsimonia de este relato es la más firme garantía de su verdad. Si la creencia en la resurrección de Jesús hubiera sido fruto de alucinaciones o visiones fantásticas, en vez de estas narraciones concretas y realistas tendríamos difusas especulaciones sobre la persona del resucitado. Por lo demás, la resurrección dentro de la vida del Salvador forma categoría aparte. Los apóstoles eran ante todo «testigos de la resurrección» de Jesús (Hch_1:22; Hch_4:2; Hch_4:33); de aquí que ésta era la primera verdad cristiana que ellos anunciaban y demostraban.


Mateo 28,6

NO ESTÁ AQUÍ: magnifica antítesis de los epitafios grabados en los sepulcros humanos: AQUÍ YACE.


Mateo 28,7

A GALILEA: allí había de ser la aparición oficial.


Mateo 28,9-10

Se ha pretendido identificar esta narración con la de San Juan referente a la aparición a María Magdalena. ¿Fundamentos? Dos: el prurito de evitar los duplicados evangélicos y la aplicación del llamado plural de categoría . El primero supone que se trata de hechos naturalmente conciliables; el segundo está sujeto a ciertos límites. Pero en el caso presente se trata de dos narraciones irreductibles, y los numerosos plurales de la relación de San Mateo no sufren el tratamiento de categoría .


Mateo 28,11-15

Explica San Mateo el origen del absurdo rumor que corrió entre los judíos de que el cadáver de Jesús había sido hurtado por los discípulos. ¡Testimonio de testigos dormidos! No son más fundadas otras explicaciones naturales y científicas de la fe en la resurrección de Jesús.


Mateo 28,18

DIÓSEME TODA POTESTAD: reivindica para sí el Señor la potestad soberana y universal, como base jurídica de la misión que va a confiar a sus «enviados». Al usar de esta potestad soberana, sustrae sus enviados en el ejercicio de su misión a toda autoridad terrena.


Mateo 28,19

ID: es el imperativo y como la investidura de la misión.

|| ID, PUES: la partícula ilativa presenta la misión de los apóstoles como derivada de la potestad soberana de quien los envía.

|| AMAESTRAD: otro imperativo, que constituye a los apóstoles maestros autorizados y los inviste de la función docente para enseñar la verdad revelada.

|| ID, PUES, Y AMAESTRAD: el acoplamiento de los dos imperativos postula como función normal y principal de los apóstoles no la enseñanza escrita, sino la personal y oral. Que no crea el Señor un colegio de escritores, sino un cuerpo de maestros. La economía normal de la enseñanza apostólica será el magisterio oral, la tradición apostólica.

|| BAUTIZÁNDOLOS: el bautismo en agua y Espíritu Santo será el rito externo con que los hombres manifestarán su aceptación de la enseñanza apostólica y serán incorporados a la Iglesia.

|| EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO: al prescribir la fórmula sacramental del bautismo, condensa el Maestro la fe cristiana en el misterio de la augusta Trinidad.

|| EN EL NOMBRE, en singular, expresa la unidad de naturaleza del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Pero sin detrimento de la unidad son tres: tres personas, divinas, distintas, iguales. Y los tres son un solo principio de regeneración sobrenatural.


Mateo 28,20

ENSEÑÁNDOLES A GUARDAR: no solamente las verdades que deben creer, sino también los preceptos que deben observar. Con esto quedan los apóstoles constituidos maestros no sólo de la fe, sino también de la moral.

|| TODAS CUANTAS COSAS OS ORDENÉ: no solamente los misterios de la fe y los preceptos morales, sino también la constitución jerárquica de la Iglesia, la celebración del sacrificio eucarístico, la administración de los sacramentos y, generalmente, todo cuanto atañe al buen régimen de la Iglesia: todo lo cual, aunque no consignado en la Escritura, se conservó por medio de la tradición.

|| ESTOY CON VOSOTROS: promete el Señor su asistencia perenne en la Iglesia. Esta presencia es triple: jurídica, en la persona de sus representantes jerárquicos; sacramental, en la Eucaristía: espiritual, con su divino Espíritu.