MARCOS
El Evangelio de san Marcos se abre con las siguientes palabras: Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios (Mar 1:1). Estas contienen ya en sí mismas un avance de lo que significa evangelio (proclamación de una buena noticia) y de su contenido, que es la persona de Jesucristo Hijo de Dios. La tradición ha identificado a este Marcos con Juan Marcos, sobrino de Bernabé, que acompañó a Pablo en sus viajes apostólicos (Hch 15:37-39). La composición de la obra suele datarse en torno al año 70 d.C., cuando todavía estaba en vida la generación apostólica. Este evangelio, dentro de su carácter principalmente narrativo, contiene una profunda dimensión teológica. Ya el mismo término «evangelio» indica que el contenido del relato es una proclamación de la salvación para la humanidad. Al presentar a Jesucristo como Hijo en el título de su evangelio, San Marcos nos remite desde el comienzo al misterio de Dios como Padre de Jesucristo. En la escena de Getsemaní, Cristo se dirige a él llamándolo Abba, Padre (Mar 14:36). Dios es también nuestro Padre (Mar 11:25: vuestro Padre del cielo). Al mismo tiempo, en las proclamaciones del Padre acerca del Hijo y en la concepción del reino de Dios, descubrimos que la cristología es el centro del segundo evangelio. Por otra parte, en el conjunto del Evangelio y especialmente en algunos momentos y detalles del mismo (predicciones de la pasión, juicio ante el sanedrín y ante Pilato, cartel sobre la cruz), se descubre un acento particular en la condición sufriente del Mesías e Hijo de Dios, Jesucristo.
Marcos 13,1-37*13 El discurso sobre el final es de difícil comprensión por dos razones: primero, porque combina dos perspectivas, las tribulaciones cercanas, que afectarán a la comunidad, y la parusía final del Hijo del hombre; además porque utiliza un lenguaje y unas imágenes apocalípticas, enigmáticas por naturaleza. Hay textos de estilo semejante en los profetas (véase Isa 24:1-23; Isa 25:1-12; Isa 26:1-21; Isa 27:1-13; Dan). En todo caso, el discurso no pretende ofrecer información detallada sobre el final, sino promover actitudes de vigilancia y cautela en los oyentes (Mar 13:33-37).