Marcos 4 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 41 versitos |
1 Y otra vez comenzó a enseñar a orillas del mar. Y concurre a él una turba numerosísima, tanto que, subiendo a una barca, estaba él sentado, mar adentro, y toda la turba se estaba a la orilla en tierra.
2 Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y decíales en su enseñanza:
3 Escuchad. He aquí que salió el sembrador a sembrar.
4 Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a la vera del camino, y vinieron los pájaros y se la comieron.
5 Y otra parte cayó en el peñascal, donde no tenía mucha tierra, y al punto brotó por no tener profundidad de terreno,
6 Y cuando salió el sol, se quemó, y por no tener raigambre se secó.
7 Y otra cayó en las espinas, y subieron las espinas y la ahogaron, y no dio fruto.
8 Y otras partes cayeron en la tierra buena y daban fruto que subía y crecía, y rendían una treinta, y una sesenta, y una ciento.
9 Y decía: Quien tenga oídos para oír, escuche.
10 Y cuando se quedó a solas, los que se hallaban con él junto con los Doce le preguntaban las parábolas.
11 Y les decía: A vosotros os ha sido comunicado el misterio del reino de Dios; mas a aquellos de fuera todo se les presenta en parábolas,
12 a fin de que mirando miren, y no vean; y oyendo oigan, y no entiendan; no sea que se conviertan y se les perdone (Is 6:9-10).*
13 Y les dice: ¿No entendéis esta parábola? ¿Y cómo entenderéis todas las demás parábolas?
14 Lo que el sembrador siembra es la palabra. *
15 Unos son aquellos que están a la vera del camino donde es sembrada la palabra; y cuando la han oído, al punto viene Satanás y quita la palabra sembrada en ellos,
16 Y otros son asimismo los que son sembrados en los peñascales; los cuales, así que han oído la palabra, luego la reciben con gozo,
17 y no tienen raigambre en sí mismos, sino que son efímeros; después, en sobreviniendo tribulación o persecución por razón de la palabra, al punto se escandalizan.
18 Y otros son los que son sembrados en las espinas: éstos son los que oyeron la palabra;
19 y las solicitudes del siglo, y la seducción de la riqueza, y las codicias acerca de las demás cosas, entrando, ahogan la palabra, y ésta se hace infructuosa.
20 Y otros son los que fueron sembrados sobre la tierra buena, los cuales oyen la palabra y la acogen, y fructifican: uno treinta, uno sesenta y uno ciento.
21 Y les decía: ¿Por ventura es la lámpara para ser colocada debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No para ser colocada encima del candelero?
22 Porque no hay cosa escondida que no tenga que ser descubierta; ni se hizo en secreto, sino para salir al descubierto.
23 Quien tenga oídos para oír, escuche.
24 Y les decía: Mirad bien lo que oís. La medida que empleéis para con los demás, esa misma se empleará para con vosotros, y con creces.
25 Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. *
26 Y decía: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa la semilla en la tierra
27 y duerme y se levanta, de noche y de día; y la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.
28 Por sí misma la tierra fructifica, primero hierba, luego espiga, luego grano lleno en la espiga.
29 Y cuando el fruto brinda consigo, luego echa la hoz, porque está a punto la mies (Jl 3:13).
30 Y decía: ¿Cómo compararemos el reino de Dios? O ¿en qué parábola lo encerraremos?
31 Es como un granito de mostaza, que, cuando se ha sembrado en la tierra, es la más pequeña de las semillas de sobre la tierra;
32 y cuando se ha sembrado, sube y se hace mayor que todas las hortalizas, y echa grandes ramas, hasta poder bajo su sombra cobijarse las aves del cielo (Dan 4:9; 18; Ez 17:23; 35:6).
33 Y con muchas parábolas semejantes les hablaba la palabra, según que eran capaces de entender;*
34 y sin parábola no les hablaba; pero en particular a sus discípulos se lo declaraba todo.
35 Y díceles aquel mismo día, venido el atardecer: Pasemos a la otra banda.
36 Y habiendo dejado la turba, le llevan consigo, tal como se hallaba en la barca; y otras barcas había con él.
37 Y sobreviene una gran tempestad de viento, y las olas se echaban dentro de la barca, hasta el punto de inundarse ya la barca.
38 y él estaba en la popa sobre el cabezal durmiendo, y le despiertan y le dicen: Maestro, ¿no se te da nada que nos vayamos a pique?
39 Y despertando, se encaró con el viento y dijo a la mar: «¡Calla! ¡Enmudece! » Y amainó el viento y sobrevino gran bonanza.
40 Y les dijo: ¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?
41 Y quedaron sobrecogidos de gran temor, y se decían unos a otros: ¿Quién, pues, será éste, que aun el viento y la mar le obedecen?

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Introducción a Marcos




EVANGELIO DE
SAN MARCOS

EL AUTOR. — Juan, apellidado Marcos ( Hch_12:12 ; Hch_12:25 ; Hch_15:37 ), o simplemente Juan ( Hch_13:5 ; Hch_13:13 ), era más generalmente designado por el apellido romano de Marcos ( Hch_15:39 ; Col_4:10 ; 2Ti_4:11 ; Flm_1:24 ; 1Pe_5:13 ). Era primo de Bernabé ( Col_4:10 ). Su madre se llamaba María, a cuya casa se dirigió San Pedro al ser liberado de la cárcel ( Hch_12:12 ). Esta casa, según todas las probabilidades, era el cenáculo, donde se celebró la última cena ( Mar_14:15 ; Luc_22:12 ) y adonde se recogieron los discípulos después de la ascensión del Señor ( Hch_1:13 ; Hch_2:2 ), y fue como la sede de la primitiva iglesia de Jerusalén ( Hch_4:23 ; Hch_4:31 ; Hch_5:42 ; Hch_12:12 ).

Se cree, a lo que parece con razón, que el joven «envuelto en una sábana» ( Mar_14:51-52 ) que en Getsemaní fue asido por los satélites y «desnudo se escapó de ellos», no era otro que el mismo Marcos, único que refiere este episodio. Acompañó con' Bernabé a Pablo en su primera misión ( Hch_13:5 ); mas pronto se retiró ( Hch_13:13 ). En la segunda misión, Bernabé quería llevarle otra vez consigo; pero Pablo no lo consintió. Entonces Bernabé, «tomando a Marcos» y separándose de Pablo, «se embarcó para Chipre» ( Hch_15:37-39 ). Más tarde se le halla con Pablo durante su primera prisión romana ( Col_4:10-11 ; Flm_1:24 ), y poco después con Pedro, que le llama cariñosamente «su hijo» ( 1Pe_5:13 ). Sobre él escribía Pablo durante su segunda prisión romana a Timoteo: «A Marcos tómale y tráele contigo, pues me va a ser útil para el ministerio» ( 2Ti_4:11 ). Según la tradición, Marcos fue quien, enviado por Pedro, fundó la iglesia de Alejandría. La misma tradición le llama «intérprete de Pedro».

Su OBRA. — La labor literaria de San Marcos en la composición de su Evangelio fue mínima. Sería, sin duda, exagerado decir que el segundo Evangelio es el disco fonográfico de la catequesis evangélica de San Pedro; pero tampoco puede negarse que las actividades que principalmente puso en juego el intérprete de Pedro fueron su memoria y su pluma. Con todo, la labor de San Marcos no fue puramente mecánica ni ininteligente. El, que, además de Pedro, había oído frecuentemente a Bernabé y a Pablo y se había ejercitado también en la predicación evangélica, se allanó modesta y abnegadamente a reproducir la predicación de Pedro en su forma romana. Esta humilde fidelidad, empero, no impidió que la catequesis de Pedro se matizase aquí y allá de ciertas reminiscencias paulinas.

DESTINATARIOS Y OBJETO. — San Marcos escribió su Evangelio movido por las instancias de los fieles de Roma, en su mayoría gentiles, que vivamente se lo rogaron, deseosos de conservar por escrito la predicación oral de San Pedro. Los frecuentes latinismos, además de otros indicios, confirman este origen romano del segundo Evangelio. Dirigido principalmente a gentiles, pone de relieve, más que la mesianidad la divina filiación de Jesús. De ahí la cabida que en él se da a la narración de los milagros, y singularmente a la expulsión de los demonios.

PLAN. — Ya los antiguos advirtieron la sencillez del plan seguido por San Marcos, ajeno enteramente a aquellas ordenaciones o composiciones sistemáticas que pusieron de su parte Mateo y Lucas. El plan de Marcos es puramente itinerario y, consiguientemente, cronológico. En esta fidelidad cronológica consiste en gran parte el valor que para nosotros tiene el segundo Evangelio. Marcos, combinado con Juan, ha de ser la base de la ordenación cronológica de los Evangelios.

INTEGRIDAD. — Algunos críticos han dudado de la autenticidad del llamado final de Marcos. La diferencia de estilo de los últimos versículos (16:9-20), que ha dado pie a estas dudas, se explica perfectamente. Hasta 16:8, Marcos reproduce la predicación de Pedro con su estilo popular, vivo y dramático; desde 16:9 escribe ya por su cuenta y con su estilo propio, que no es el de Pedro. Como la predicación oral no incluía el relato de la resurrección, San Marcos quiso añadirlo, para no dejar incompleto su Evangelio.

NOTA. — El comentario y notas al segundo Evangelio son más breves. Ulteriores explicaciones podrán hallarse en el lugar paralelo de San Mateo.




Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Marcos 4,12

A FIN DE QUE: sólo fragmentariamente reproduce San Marcos las palabras de Isaías, en el cual la finalidad debe entenderse irónicamente.


Marcos 4,14-20

Esta explicación auténtica del Maestro nos enseña que en la interpretación de las parábolas hay que evitar dos extremos: el de coartar su significación a un exiguo núcleo elemental y el de atribuir sentidos recónditos a los más insignificantes pormenores de la imagen parabólica.


Marcos 4,25

AL QUE NO TIENE, AUN LO QUE TIENE SE LE QUITARÁ: al que no rinde o produce con el capital que se le ha confiado, aun el mismo capital se le quitará.


Marcos 4,33

SEGÚN QUE ERAN CAPACES: esta capacidad o incapacidad, moral e intelectual, de los judíos era la que motivaba el empleo discreto de las parábolas.