Marcos 5 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 43 versitos |
1 Y abordaron a la otra banda del mar en la región de los gerasenos.
2 Y en saliendo él de la barca, luego se encontró con él un hombre salido de las cavernas sepulcrales poseído de espíritu inmundo,
3 el cual tenía su habitación en los sepulcros, y ni con cadena podía ya nadie atarle;
4 porque, si bien había sido muchas veces sujetado con grillos y cadenas, él había forzado las cadenas y hecho añicos los grillos, y nadie era capaz de domeñarle;
5 y continuamente, noche y día, se estaba en los sepulcros y en los montes, dando gritos y cortándose con piedras.
6 Y como vio a Jesús desde lejos, corrió y se postró delante de él,
7 y a grandes gritos dice: ¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios, no me atormentes.
8 Es que le decía: Sal, espíritu inmundo, de este hombre.
9 Y le preguntaba: ¿Cuál es tu nombre? Y le dice: «Legión» es mi nombre, porque somos muchos.
10 Y le rogaban instantemente que no los mandase fuera de aquella región.
11 Y había allí a la falda del monte una gran piara de cerdos que pacía,
12 y le rogaron diciendo: Envíanos a los cerdos, para que entremos en ellos.
13 y se lo consintió. Y saliendo los espíritus inmundos, entraron en los cerdos, y se lanzó la piara despeñadero abajo al mar, como unos dos mil, y se ahogaron en el mar.
14 Y los que los apacentaban huyeron y dieron noticia del hecho en la ciudad y por los campos; y vinieron a ver qué era lo ocurrido con el endemoniado.
15 Y llegándose a Jesús, contemplaban al endemoniado sentado, vestido y en su sano juicio, el mismo que había tenido toda una legión, y temieron.
16 Y los testigos les referían el suceso del endemoniado y también lo de los cerdos.
17 Y se pusieron a rogarle que se ausentase de sus confines.
18 Y al subir él a la barca le rogaba el que había sido endemoniado poder estarse con él.
19 Y no se lo consintió, sino le dice: Ve a tu casa, a los tuyos, y entérales de cuanto el Señor ha hecho contigo y cómo tuvo misericordia de ti.
20 Y se fue y se puso a publicar por la Decápolis cuanto Jesús había hecho con él, y todos se maravillaban.
21 Y habiendo Jesús hecho la travesía en la barca de nuevo y llegado a la ribera opuesta, concurrió a él una muchedumbre numerosa, y él estaba a orillas del mar.
22 Y viene uno de los jefes de sinagoga, por nombre Jairo, y en viéndole, cae a sus pies
23 y le ruega instantemente, diciendo: Mi hija esta al cabo; ten a bien venir y poner las manos sobre ella para que se salve y viva.
24 Y se fue con él. Y le seguía mucho gentío, y le estrujaban.
25 Y una mujer que andaba con flujo de sangre hacía doce años,
26 y había padecido mucho de parte de muchos médicos y gastado todo lo que tenía, sin mejoría alguna, antes bien, había empeorado,
27 como hubiese oído lo que decían de Jesús, viniendo entre la turba tocó por detrás su manto;
28 pues se decía: «Como yo toque siquiera sus vestidos, cobraré salud ».
29 Y al instante se secó la fuente de su sangre, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su achaque.
30 Y al punto Jesús, dándose cuenta de que una virtud o corriente había salido de él, volviéndose en medio del gentío, decía:
31 ¿Quién me tocó los vestidos? Y le decían sus discípulos: Ves el gentío que te está estrujando, y dices: ¿Quién me tocó?
32 Y miraba en torno para ver la que esto había hecho.
33 Mas la mujer, atemorizada y temblando, sabiendo lo que había pasado con ella, vino y se postró delante de él y le declaró toda la verdad.
34 Pero él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda sana de tu achaque.
35 Mientras él estaba todavía hablando, vienen de casa del jefe de sinagoga diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestar ya al Maestro?
36 Pero Jesús, habiendo entreoído lo que se hablaba, dice al jefe de sinagoga: No temas; cree no más.
37 Y no dejó que nadie siguiese con él sino Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Y llegan a la casa del jefe de sinagoga, y ve el alboroto y los que lloraban y daban grandes alaridos;
39 y entrando les dice: ¿Por qué os alborotáis y lloráis? La niña no murió, sino duerme. *
40 Y se burlaban de él. Mas él, echándolos a todos, toma consigo al padre de la niña y a la madre y a los que con él iban, y entra a donde estaba la niña.
41 Y tomando la mano de la niña, le dice: Talithá kum(i), que, traducido, significa: «Niña, te lo digo, levántate». *
42 Y al instante se levantó la niña, y caminaba, pues tenía doce años.
43 Y de repente quedaron fuera de sí con grande asombro. Y les mandó encarecidamente que nadie lo supiese, y dijo que se le diese de comer.

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Introducción a Marcos




EVANGELIO DE
SAN MARCOS

EL AUTOR. — Juan, apellidado Marcos ( Hch_12:12 ; Hch_12:25 ; Hch_15:37 ), o simplemente Juan ( Hch_13:5 ; Hch_13:13 ), era más generalmente designado por el apellido romano de Marcos ( Hch_15:39 ; Col_4:10 ; 2Ti_4:11 ; Flm_1:24 ; 1Pe_5:13 ). Era primo de Bernabé ( Col_4:10 ). Su madre se llamaba María, a cuya casa se dirigió San Pedro al ser liberado de la cárcel ( Hch_12:12 ). Esta casa, según todas las probabilidades, era el cenáculo, donde se celebró la última cena ( Mar_14:15 ; Luc_22:12 ) y adonde se recogieron los discípulos después de la ascensión del Señor ( Hch_1:13 ; Hch_2:2 ), y fue como la sede de la primitiva iglesia de Jerusalén ( Hch_4:23 ; Hch_4:31 ; Hch_5:42 ; Hch_12:12 ).

Se cree, a lo que parece con razón, que el joven «envuelto en una sábana» ( Mar_14:51-52 ) que en Getsemaní fue asido por los satélites y «desnudo se escapó de ellos», no era otro que el mismo Marcos, único que refiere este episodio. Acompañó con' Bernabé a Pablo en su primera misión ( Hch_13:5 ); mas pronto se retiró ( Hch_13:13 ). En la segunda misión, Bernabé quería llevarle otra vez consigo; pero Pablo no lo consintió. Entonces Bernabé, «tomando a Marcos» y separándose de Pablo, «se embarcó para Chipre» ( Hch_15:37-39 ). Más tarde se le halla con Pablo durante su primera prisión romana ( Col_4:10-11 ; Flm_1:24 ), y poco después con Pedro, que le llama cariñosamente «su hijo» ( 1Pe_5:13 ). Sobre él escribía Pablo durante su segunda prisión romana a Timoteo: «A Marcos tómale y tráele contigo, pues me va a ser útil para el ministerio» ( 2Ti_4:11 ). Según la tradición, Marcos fue quien, enviado por Pedro, fundó la iglesia de Alejandría. La misma tradición le llama «intérprete de Pedro».

Su OBRA. — La labor literaria de San Marcos en la composición de su Evangelio fue mínima. Sería, sin duda, exagerado decir que el segundo Evangelio es el disco fonográfico de la catequesis evangélica de San Pedro; pero tampoco puede negarse que las actividades que principalmente puso en juego el intérprete de Pedro fueron su memoria y su pluma. Con todo, la labor de San Marcos no fue puramente mecánica ni ininteligente. El, que, además de Pedro, había oído frecuentemente a Bernabé y a Pablo y se había ejercitado también en la predicación evangélica, se allanó modesta y abnegadamente a reproducir la predicación de Pedro en su forma romana. Esta humilde fidelidad, empero, no impidió que la catequesis de Pedro se matizase aquí y allá de ciertas reminiscencias paulinas.

DESTINATARIOS Y OBJETO. — San Marcos escribió su Evangelio movido por las instancias de los fieles de Roma, en su mayoría gentiles, que vivamente se lo rogaron, deseosos de conservar por escrito la predicación oral de San Pedro. Los frecuentes latinismos, además de otros indicios, confirman este origen romano del segundo Evangelio. Dirigido principalmente a gentiles, pone de relieve, más que la mesianidad la divina filiación de Jesús. De ahí la cabida que en él se da a la narración de los milagros, y singularmente a la expulsión de los demonios.

PLAN. — Ya los antiguos advirtieron la sencillez del plan seguido por San Marcos, ajeno enteramente a aquellas ordenaciones o composiciones sistemáticas que pusieron de su parte Mateo y Lucas. El plan de Marcos es puramente itinerario y, consiguientemente, cronológico. En esta fidelidad cronológica consiste en gran parte el valor que para nosotros tiene el segundo Evangelio. Marcos, combinado con Juan, ha de ser la base de la ordenación cronológica de los Evangelios.

INTEGRIDAD. — Algunos críticos han dudado de la autenticidad del llamado final de Marcos. La diferencia de estilo de los últimos versículos (16:9-20), que ha dado pie a estas dudas, se explica perfectamente. Hasta 16:8, Marcos reproduce la predicación de Pedro con su estilo popular, vivo y dramático; desde 16:9 escribe ya por su cuenta y con su estilo propio, que no es el de Pedro. Como la predicación oral no incluía el relato de la resurrección, San Marcos quiso añadirlo, para no dejar incompleto su Evangelio.

NOTA. — El comentario y notas al segundo Evangelio son más breves. Ulteriores explicaciones podrán hallarse en el lugar paralelo de San Mateo.




Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Marcos 5,39

LA NIÑA DUERME: este velo de modestia con que el Señor disimula sus portentos no sólo descubre la humildad de su corazón, sino que es una garantía de la verdad histórica de los milagros evangélicos.


Marcos 5,41

TALITHÁ KUM(I): Son las mismas palabras arameas que pronunció el Señor.