Lucas 17 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 37 versitos |
1 Y dijo a sus discípulos: Es imposible que los escándalos no vengan; mas ¡ay de aquel por quien vienen!*
2 Más le valiera que le colgaran al cuello una rueda de molino y le precipitaran en el mar, antes que escandalizar a uno de estos pequeñuelos.
3 Mirad por vosotros. Si pecare tu hermano, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale.
4 Y si siete veces al día pecare contra ti y siete veces se volviere a ti, diciendo: «Me arrepiento», le perdonarás.
5 Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.*
6 Dijo el Señor: Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a este moral: «Arráncate de raíz y plántate en el mar», y os obedecería.
7 Si uno de vosotros tiene un esclavo ocupado en la labranza o en el pastoreo, cuando llega a casa a su vuelta del campo, ¿acaso le dirá: «Presto, ven acá, ponte a la mesa»?*
8 ¿No le dirá más bien: «Prepárame de cenar y ciñéndote sírveme, hasta que yo coma y beba, y después comerás y beberás tú»?
9 ¿Por ventura queda reconocido al esclavo por cumplir lo ordenado?
10 Así también vosotros, cuando hubiereis hecho todo lo que se os ordenó, decid: «Siervos somos sin provecho; lo que debíamos hacer, eso hemos hecho».
11 Acaeció que, al dirigirse él a Jerusalén, pasaba por entre los confines de Samaría y Galilea.
12 Y al entrar él en cierta aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales, manteniéndose a distancia,
13 levantaron la voz, diciendo: Jesús, maestro, compadécete de nosotros.
14 Luego que los vio, les dijo: Id y mostraos a los sacerdotes. Y sucedió que mientras iban quedaron limpios. *
15 Uno de ellos, viendo que había sido curado, volvió atrás, glorificando a Dios a grandes voces, *
16 y cayendo sobre su rostro a los pies de Jesús, le dio gracias. Era un samaritano.
17 Tomando Jesús la palabra, dijo: ¿No quedaron limpios los diez? Y los nueve, ¿dónde están?
18 ¿No se hallaron quienes volviesen a dar gloria a Dios sino ese extranjero?
19 Y le dijo: Levántate y vete; tu fe te ha salvado. *
20 Preguntado por los fariseos: ¿Cuándo viene el reino de Dios?, les respondió y dijo: No viene el reino de Dios con aparato,
21 ni dirán: «Aquí está», o «Allí»; mirad que el reino de Dios está dentro de vosotros. *
22 Y dijo a los discípulos: Vendrán días en que deseéis ver uno de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. *
23 Y os dirán: «Aquí está», «Allí está»; no vayáis ni andéis tras ello.
24 Porque como el relámpago, al relampaguear, recorre con su brillo todo el cielo de un extremo al otro, así será el Hijo del hombre en su día.
25 Pero antes es menester que él padezca mucho y sea reprobado por esta generación.
26 y como aconteció en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre:
27 comían, bebían; se casaban ellos, se casaban ellas, hasta el día en que Noé entró en el arca y vino el diluvio, que acabó con todos.
28 Asimismo, como aconteció en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban;
29 mas el día que salió Lot de Sodoma llovió fuego y azufre del cielo, que acabó con todos.
30 Esto mismo pasará el día en que el Hijo del hombre aparezca.
31 En aquel día, si uno se halla en el terrado y tiene sus cosas dentro de casa, no baje a tomarlas; y asimismo quien esté en el campo no vuelva atrás.
32 Acordaos de la mujer de Lot. *
33 Quien buscare poner en cobro su vida, la perderá; y quien la perdiere, la salvará.
34 Os aseguro que en esa noche estarán dos en una cama: el uno será tomado y el otro será dejado.
35 Estarán dos moliendo juntas: la una será tomada y la otra será dejada.
36 Y tomando la palabra, le dicen: ¿Dónde, Señor?
37 El les dijo: Donde estuviere el cuerpo, allí también se juntarán las águilas.

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Introducción a Lucas




EVANGELIO DE
SAN LUCAS

EL AUTOR. — Un antiquísimo prólogo a los Evangelios escribe: «Lucas, de nación siró, antioqueno, de profesión médico, discípulo de los apóstoles, después siguió a Pablo». En el libro de los Hechos, sin nombrarse, habla repetidas veces de sí usando el plural «nosotros». La primera mención de este «nosotros» ocurre ya, probablemente (según el llamado texto occidental), en Hch_11:27-28 , por estas palabras: «Por aquellos días bajaron de Jerusalén unos profetas a Antioquia, y había grande alegría. Estando nosotros reunidos, levantándose uno de ellos por nombre Agabo…». Esto acontecía hacia el año 40. Y si así es, San Lucas pertenecía a la primera generación de los fieles antioquenos, amaestrados, si no conquistados, por Bernabé. En otras tres ocasiones habla de sí el autor de los Hechos: en el viaje de Tróade a Filipos, durante la segunda misión de San Pablo ( Hch_16:10-17 ); en e' viaje de Filipos a Jerusalén, al fin de la tercera misión ( Hch_20:5-15 ; Hch_21:1-18 ), y en el viaje de Cesárea a Roma ( Hch_27:1-44 ; Hch_28:1-16 ). Durante su primera prisión romana dos veces menciona San Pablo a San Lucas, llamándole su colaborador y médico querido ( Col_4:14 ; Flm_1:24 ). Y en su última prisión, en vísperas de su martirio, recuerda el Apóstol, agradecido, que «sólo Lucas está con él» ( 2Ti_4:11 ).

Su OBRA. — El evangelista médico pudo haber hecho con Bernabé o con Pablo, cuya predicación oral se proponía consignar por escrito, lo que Marcos había hecho no mucho antes con San Pedro: reproducirla simplemente. Mas su cultura helénica le inspiró otros pensamientos, humanamente más altos.

Lucas no había visto al Señor: para conocer su obra y su doctrina hubo de apelar a informaciones ajenas. Y lo hizo en grande escala. Lo que uno ignoraba o no recordaba, lo sabía o recordaba otro. La base o punto de referencia de todos estos datos recogidos era la catequesis oral de Bernabé y de Pablo, que era para Lucas la fuente principal de sus informaciones. Tal es en Lucas la manera característica de enfocar el Evangelio oral: no como obra ya hecha y acabada, sino como documento informativo o fuente de una obra más vasta.

Ya en este acopio de datos y uso de las fuentes se muestra Lucas original. Adquiere nuevo relieve esta originalidad con la composición u ordenación sistemática del material recogido, con las notas cronológicas, que conectan la vida del Salvador con la historia universal; con la sobria elegancia de su lengua y estilo, unida a la más escrupulosa fidelidad en reproducir los documentos históricos.

Otras cualidades pudieran mencionarse que caracterizan la obra de San Lucas, entre las cuales no ocupa el último lugar aquel espíritu de suavidad y delicadeza que le ha merecido el título de
Scriba mansuetudinis Christi.

DESTINATARIOS Y OBJETO. — San Lucas dedica su Evangelio al «excelentísimo Teófilo» (1:3), hombre ilustre recién convertido al cristianismo; pero en realidad se dirige a las iglesias fundadas por San Pablo, principalmente a los fieles venidos de la gentilidad, pero sin olvidar a los judíos. El fin que se propone en la redacción de su Evangelio exprésalo él mismo en el prólogo: «para que reconozcas la firmeza de las enseñanzas que recibiste» (1:4). Más generalmente, la tesis del tercer Evangelio es la universalidad de la salud por Cristo; es el tema de la Epístola de San Pablo a los Romanos: El Evangelio «es una fuerza de Dios ordenada a la salud para todo el que cree» (1:16). Si el Evangelio de San Mateo podría llamarse mesiánico; el de San Marcos, taumatúrgico; el de San Juan, teológico; el de San Lucas es el soteriológico por antonomasia.

ORDEN. — Promete San Lucas escribir su Evangelio «por su orden» (1:3). Este «orden», acorde generalmente con el de San Marcos, es, sin duda, cronológico; mas no es esto precisamente lo que él quiere expresar, sino más bien, como él mismo lo declara en el prólogo, «el trabajo de coordinar [sistemáticamente] una narración»
(1:1). Semejante ordenación lleva consigo algunas veces ciertas inversiones cronológicas. Las más características son ciertas anticipaciones en razón de concluir o redondear una materia antes de pasar a otra diferente. Ejemplo típico de este procedimiento de anticipación es la relación de la prisión de Juan Bautista (3:19-20) antes del relato del bautismo de Jesús (3:21-22), en que ya no se menciona a Juan.

LA LENGUA. — El griego usado por San Lucas es más castizo y elegante que el de los otros evangelistas. Su prólogo es un período cuadrimembre, harmónicamente construido, que recuerda el de Dioscórides a su obra médica. Pero más que por su relativa elegancia interesa la lengua de San Lucas en cuanto es sello de autenticidad y garantía de verdad y escrupulosidad histórica. Su tecnicismo médico señala como autor al «médico querido», compañero de San Pablo. Sus frecuentes términos paulinos delatan al discípulo y colaborador del grande Apóstol. Razón, pues, tiene la tradición cristiana cuando afirma que el autor del tercer Evangelio es Lucas, el médico y discípulo de San Pablo. Más interesantes son todavía los numerosos aramaísmos , que tan rudamente contrastan con el lenguaje que usa San Lucas cuando escribe por su cuenta. Estos aramaísmos son efecto de su escrupulosa fidelidad en utilizar los documentos o en traducir las informaciones oídas en arameo. El tránsito brusco del elegantísimo prólogo a los aramaísmos de los dos primeros capítulos acreditan la verdad histórica del tercer Evangelio.

Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Lucas 17,1-4

Estas dos instrucciones sobre los escándalos y el perdón de las ofensas parecen dadas en el retiro de Efrén (Jua_11:54) después de la resurrección de Lázaro, y coinciden con las propuestas en San Mateo (Mat_18:6-7; Mat_18:21-22).


Lucas 17,5-6

Los apóstoles, repetidas veces reprendidos por su poca fe, piden ahora al Señor que se la acreciente. Esta fe no es precisamente la fe teologal, sino más bien la llamada fe de los milagros ; aunque, por otra parte, no hay que exagerar la distinción de esta doble fe.


Lucas 17,7-10

La moraleja de esta parábola casera se reduce a que la genuina humildad es una verdad de sentido común. La expresión final «SIERVOS SOMOS SIN PROVECHO…» quiere decir que el cumplimiento del deber no da derecho a gloriarse. Y tratándose de Dios, las palabras son rigurosamente exactas, dado que nuestro servicio no acarrea a Dios ningún provecho.


Lucas 17,14

MOSTRAOS A LOS SACERDOTES: como la presentación al sacerdote exigía la previa curación de la lepra, Jesús promete implícitamente a los leprosos que curarían antes de llegar a Jerusalén. Ellos creyeron, y esta fe los sanó.


Lucas 17,15

UNO DE ELLOS….VOLVIÓ ATRÁS: parece que la curación de los leprosos ocurrió muy pronto después de su encuentro con Jesús. Así se explica la extrañeza de Jesús de que con el samaritano no volvieran a darle las gracias los otros nueve.


Lucas 17,19

TU FE TE HA SALVADO: si la fe en la palabra de Jesús había sido principio de su curación, la plena fe en su persona fue principio de su salud espiritual.


Lucas 17,21

DENTRO DE VOSOTROS: es decir, en vuestro interior, en vuestro corazón. Tal es el sentido propio de la expresión original, y así lo exige el contexto. Contrapuesto a la aparatosidad exterior, el reino de Dios no puede ser aquí sino el reino espiritual e interior. Otros interpretan «en medio de vosotros»; pero ni el valor de los términos ni el contexto favorecen semejante interpretación.


Lucas 17,22-25

El sentido de este pasaje oscuro parece ser éste: VENDRÁN DÍAS de tribulación EN QUE DESEÉIS volver a VER y vivir UNO SOLO DE LOS DÍAS DEL HIJO DEL HOMBRE; días en que ya no veréis, como ahora, lo que tantos profetas y reyes desearon ver, y no vieron (Luc_10:24); pero tal día ya NO LO VERÉIS. OS DIRÁN entonces: «AQUÍ ESTÁ»; NO LO CREÁIS. PORQUE COMO EL RELÁMPAGO, tal será en su día la venida del Hijo del hombre. Mas antes, muy pronto, ha de padecer. Para entender la ilación de este razonamiento, en que se pasa de la primera venida, silenciosa, a la segunda, fulgurante, hay que tener presente la estrecha conexión de estas dos venidas, que no son sino dos fases del advenimiento del Hijo del hombre o del único reino de Dios.


Lucas 17,32

ACORDAOS DE LA MUJER DE LOT: como en los días de Lot sobrevino inesperadamente el castigo del cielo, así sobrevendrá súbitamente el día del Hijo del hombre.