Lucas 21 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 38 versitos |
1 Alzando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el gazofilacio. *
2 Y vio a una viuda menesterosa que echaba allí dos ochavos;
3 y dijo: En verdad os digo que esta viuda pobre echó más que todos;
4 pues todos ésos echaron en las ofrendas de Dios de lo que les sobraba; ella, empero, de su indigencia echó todo lo que tenía para vivir.
5 Y como algunos, hablando del templo, dijesen que estaba adornado con hermosas piedras y con ofrendas votivas, dijo:
6 De todo eso que contempláis, días vendrán en que no quede piedra sobre piedra que no sea derruida.
7 Y le preguntaron diciendo: Maestro, ¿cuándo, pues, será eso? ¿Y cuál la señal cuando eso esté a punto de realizarse?*
8 El dijo: Mirad no seáis seducidos, porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: «Yo soy» y «El tiempo ha llegado »; no vayáis tras ellos.
9 Y cuando oyereis hablar de guerras y de revoluciones, no os alarméis; pues estas cosas tienen que suceder primero, pero no es que luego venga el fin. *
10 Entonces les decía: Se levantará raza contra raza y reino contra reino,
11 y habrá grandes terremotos, y por diferentes lugares, hambres y pestilencias, y fenómenos espantables, y grandes señales del cielo.
12 Mas antes de todo esto echarán las manos sobre vosotros y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y prisiones, llevándoos ante los reyes y gobernadores por causa de mi nombre;
13 mas esto os dará ocasión de dar testimonio.
14 Asentad, pues, en vuestros corazones que no ensayéis de antemano el modo de defenderos;
15 pues yo os daré lengua y sabiduría, a la cual no podrán resistir o contradecir todos vuestros adversarios.
16 Seréis entregados por los padres, y hermanos, y parientes, y amigos, y matarán a algunos de entre vosotros,
17 y seréis aborrecidos por todos a causa de mi nombre.
18 Y no perecerá un cabello de vuestra cabeza. *
19 Con vuestra constancia adquiriréis la salud de vuestras almas.
20 Y cuando viereis cercada de ejércitos a Jerusalén, entonces conoced que es llegado su asolamiento. *
21 Entonces los que estén en la Judea huyan a los montes, y los que estén en medio de Jerusalén aléjense de ella, y los que estén en los campos no entren en ella;*
22 porque días de venganza son éstos, para que se cumpla todo lo que está escrito.
23 ¡Ay de las mujeres que estén encintas y de las que críen en aquellos días! Porque vendrá gran necesidad sobre el país y cólera contra este pueblo;
24 y caerán al filo de la espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles. *
25 Y habrá señales en el sol, y la luna, y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, desatinadas por el mugido deL mar y del oleaje,
26 perdiendo los hombres el sentido por el terror y la ansiedad de lo que va a sobrevenir al mundo, porque los ejércitos de los cielos se bambolearán.
27 Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo en una nube con gran poderío y gloria. *
28 Cuando estas cosas comenzaren a suceder, erguíos y alzad vuestras cabezas, pues se llega vuestra liberación. *
29 Y les dijo una parábola: Ved la higuera y todos los árboles: *
30 cuando ya echan brotes, al verlo, por vosotros mismos conocéis que ya está cerca el verano.
31 Así también vosotros, cuando viereis realizarse estas cosas, conoced que cerca está el reino de Dios. *
32 En verdad | os digo que no pasará esta generación sin que antes todo se haya realizado. *
33 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
34 Guardaos, no sea que se apesguen vuestros corazones con la glotonería y la borrachera y las preocupaciones de la vida, y os saltee repentino aquel día *
35 como lazo; porque sobrevendrá sobre todos los que moran sobre la haz de toda la tierra.
36 Velad en todo tiempo orando, para que logréis escapar de todas estas cosas que van a suceder, y manteneros en pie en presencia del Hijo del hombre.
37 Se estaba los días en el templo enseñando, y las noches, saliendo, las pasaba en el monte llamado de los Olivos.
38 Y todo el pueblo de madrugada acudía a él en el templo para oírle.

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Introducción a Lucas




EVANGELIO DE
SAN LUCAS

EL AUTOR. — Un antiquísimo prólogo a los Evangelios escribe: «Lucas, de nación siró, antioqueno, de profesión médico, discípulo de los apóstoles, después siguió a Pablo». En el libro de los Hechos, sin nombrarse, habla repetidas veces de sí usando el plural «nosotros». La primera mención de este «nosotros» ocurre ya, probablemente (según el llamado texto occidental), en Hch_11:27-28 , por estas palabras: «Por aquellos días bajaron de Jerusalén unos profetas a Antioquia, y había grande alegría. Estando nosotros reunidos, levantándose uno de ellos por nombre Agabo…». Esto acontecía hacia el año 40. Y si así es, San Lucas pertenecía a la primera generación de los fieles antioquenos, amaestrados, si no conquistados, por Bernabé. En otras tres ocasiones habla de sí el autor de los Hechos: en el viaje de Tróade a Filipos, durante la segunda misión de San Pablo ( Hch_16:10-17 ); en e' viaje de Filipos a Jerusalén, al fin de la tercera misión ( Hch_20:5-15 ; Hch_21:1-18 ), y en el viaje de Cesárea a Roma ( Hch_27:1-44 ; Hch_28:1-16 ). Durante su primera prisión romana dos veces menciona San Pablo a San Lucas, llamándole su colaborador y médico querido ( Col_4:14 ; Flm_1:24 ). Y en su última prisión, en vísperas de su martirio, recuerda el Apóstol, agradecido, que «sólo Lucas está con él» ( 2Ti_4:11 ).

Su OBRA. — El evangelista médico pudo haber hecho con Bernabé o con Pablo, cuya predicación oral se proponía consignar por escrito, lo que Marcos había hecho no mucho antes con San Pedro: reproducirla simplemente. Mas su cultura helénica le inspiró otros pensamientos, humanamente más altos.

Lucas no había visto al Señor: para conocer su obra y su doctrina hubo de apelar a informaciones ajenas. Y lo hizo en grande escala. Lo que uno ignoraba o no recordaba, lo sabía o recordaba otro. La base o punto de referencia de todos estos datos recogidos era la catequesis oral de Bernabé y de Pablo, que era para Lucas la fuente principal de sus informaciones. Tal es en Lucas la manera característica de enfocar el Evangelio oral: no como obra ya hecha y acabada, sino como documento informativo o fuente de una obra más vasta.

Ya en este acopio de datos y uso de las fuentes se muestra Lucas original. Adquiere nuevo relieve esta originalidad con la composición u ordenación sistemática del material recogido, con las notas cronológicas, que conectan la vida del Salvador con la historia universal; con la sobria elegancia de su lengua y estilo, unida a la más escrupulosa fidelidad en reproducir los documentos históricos.

Otras cualidades pudieran mencionarse que caracterizan la obra de San Lucas, entre las cuales no ocupa el último lugar aquel espíritu de suavidad y delicadeza que le ha merecido el título de
Scriba mansuetudinis Christi.

DESTINATARIOS Y OBJETO. — San Lucas dedica su Evangelio al «excelentísimo Teófilo» (1:3), hombre ilustre recién convertido al cristianismo; pero en realidad se dirige a las iglesias fundadas por San Pablo, principalmente a los fieles venidos de la gentilidad, pero sin olvidar a los judíos. El fin que se propone en la redacción de su Evangelio exprésalo él mismo en el prólogo: «para que reconozcas la firmeza de las enseñanzas que recibiste» (1:4). Más generalmente, la tesis del tercer Evangelio es la universalidad de la salud por Cristo; es el tema de la Epístola de San Pablo a los Romanos: El Evangelio «es una fuerza de Dios ordenada a la salud para todo el que cree» (1:16). Si el Evangelio de San Mateo podría llamarse mesiánico; el de San Marcos, taumatúrgico; el de San Juan, teológico; el de San Lucas es el soteriológico por antonomasia.

ORDEN. — Promete San Lucas escribir su Evangelio «por su orden» (1:3). Este «orden», acorde generalmente con el de San Marcos, es, sin duda, cronológico; mas no es esto precisamente lo que él quiere expresar, sino más bien, como él mismo lo declara en el prólogo, «el trabajo de coordinar [sistemáticamente] una narración»
(1:1). Semejante ordenación lleva consigo algunas veces ciertas inversiones cronológicas. Las más características son ciertas anticipaciones en razón de concluir o redondear una materia antes de pasar a otra diferente. Ejemplo típico de este procedimiento de anticipación es la relación de la prisión de Juan Bautista (3:19-20) antes del relato del bautismo de Jesús (3:21-22), en que ya no se menciona a Juan.

LA LENGUA. — El griego usado por San Lucas es más castizo y elegante que el de los otros evangelistas. Su prólogo es un período cuadrimembre, harmónicamente construido, que recuerda el de Dioscórides a su obra médica. Pero más que por su relativa elegancia interesa la lengua de San Lucas en cuanto es sello de autenticidad y garantía de verdad y escrupulosidad histórica. Su tecnicismo médico señala como autor al «médico querido», compañero de San Pablo. Sus frecuentes términos paulinos delatan al discípulo y colaborador del grande Apóstol. Razón, pues, tiene la tradición cristiana cuando afirma que el autor del tercer Evangelio es Lucas, el médico y discípulo de San Pablo. Más interesantes son todavía los numerosos aramaísmos , que tan rudamente contrastan con el lenguaje que usa San Lucas cuando escribe por su cuenta. Estos aramaísmos son efecto de su escrupulosa fidelidad en utilizar los documentos o en traducir las informaciones oídas en arameo. El tránsito brusco del elegantísimo prólogo a los aramaísmos de los dos primeros capítulos acreditan la verdad histórica del tercer Evangelio.

Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Lucas 21,1-4

La reflexión del Maestro es una lección de que Dios atiende al corazón más que a la materialidad de la obra. Se ha observado el relieve que alcanza en Lucas la bondad de las mujeres.


Lucas 21,7

Dos cosas preguntan los discípulos: el tiempo y las señales de la destrucción del templo. A las dos preguntas responde el Maestro, sí bien por orden inverso. Responde también a otra pregunta, omitida por Lucas, pero conservada por Mateo (Mat_24:3), sobre el fin del mundo. De hecho, la respuesta a esta pregunta tiene en Lucas menos relieve que en Mateo y aun que en Marcos.


Lucas 21,9

EL FIN: el de Jerusalén o de la nación judaica.


Lucas 21,18

NO PERECERÁ UN CABELLO…: después de hablar de muertes (Luc_21:16) parece extraña esta afirmación. Pero la conciliación no es difícil. Con esa frase proverbial les advierte el Maestro que nada les acontecerá que no venga dispuesto por la divina Providencia, y que cuanto así les aconteciere no será en perjuicio suyo.


Lucas 21,20-24

Este pasaje, más claro y preciso que el de los paralelos de Mateo y Marcos, ha de servir de criterio para su interpretación.


Lucas 21,21

Este consejo del Maestro lo aprovecharon cuarenta años más tarde los cristianos de Jerusalén, que, huyendo de la ciudad, se refugiaron en Pella.


Lucas 21,24

LOS TIEMPOS DE LOS GENTILES: habla dicho Jesús aquella misma mañana que Dios daría «su viña a otros» (Luc_20:16), y más claramente por San Mateo: «Os será quitado el reino de Dios y se dará a gente que produzca sus frutos» (Mat_21:43). Se cumplirán, por tanto, o alcanzarán su PLENITUD o madurez LOS TIEMPOS DE LOS GENTILES, cuando el Evangelio se haya predicado a toda la gentilidad y ésta haya rendido sus frutos. Esta advertencia del Maestro señala una larga época, que lleva ya casi veinte siglos de duración, entre la destrucción de Jerusalén y la parusía. ¿Cuándo se habrá alcanzado la plenitud de los tiempos de la gentilidad? Dios sólo sabrá apreciar esta madurez.


Lucas 21,27

Nada dice Lucas sobre los inmediatos preparativos del juicio universal, al cual sólo una ligera alusión se hace después (Luc_21:36).


Lucas 21,28

No es fácil determinar si este versículo, exclusivo de Lucas, es conclusión de lo que precede o introducción de lo que sigue, es decir, si se refiere a la parusía o bien a la destrucción de Jerusalén.


Lucas 21,29-33

Se habla aquí claramente de la crisis judaica o destrucción de Jerusalén, que podrá preverse con alguna antelación.


Lucas 21,31

EL REINO DE DIOS no se consolidará definitivamente mientras con Jerusalén subsista el poderío adverso de los judíos y el influjo funesto de los judaizantes.


Lucas 21,32

ESTA GENERACIÓN: no significa esta raza de los judíos , es decir, no tiene sentido puramente etnológico, sino más bien cronológico.


Lucas 21,34-36

Esta exhortación se refiere al segundo advenimiento, como lo prueba la expresión final (v. Luc_21:36) y el paralelismo con los otros dos sinópticos.