Lucas 5 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 39 versitos |
1 Una vez que la gente se agolpaba en torno a él para oír la palabra de Dios, estando él de pie junto al lago de Genesaret,
2 vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes.
3 Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
4 Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».
5 Respondió Simón y dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».
6 Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse.
7 Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían.
8 Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».
9 Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido;
10 y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres».
11 Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
12 Sucedió que, estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra; al ver a Jesús, cayendo sobre su rostro, le suplicó, diciendo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme».
13 Y extendiendo la mano, lo tocó diciendo: «Quiero, queda limpio». Y enseguida la lepra se le quitó.
14 Y él le ordenó no comunicarlo a nadie; y le dijo: «Ve, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación según mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».
15 Se hablaba de él cada vez más, y acudía mucha gente a oírlo y a que los curara de sus enfermedades.
16 Él, por su parte, solía retirarse a despoblado y se entregaba a la oración.
17 ° Un día estaba él enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para realizar curaciones.
18 En esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él.
19 No encontrando por donde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús.
20 Él, viendo la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados están perdonados».
21 Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos: «¿Quién es este que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?».
22 Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo:
23 «¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”?
24 Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados —dijo al paralítico—: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla, vete a tu casa”».
25 Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios.
26 El asombro se apoderó de todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto maravillas».
27 Después de esto, salió y vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme».
28 Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
29 Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros.
30 Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos de Jesús: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?».
31 Jesús les respondió: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos.
32 No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».
33 Pero ellos le dijeron: «Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber».
34 Jesús les dijo: «¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos?
35 Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán en aquellos días».
36 Les dijo también una parábola: «Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque, si lo hace, el nuevo se rompe y al viejo no le cuadra la pieza del nuevo.
37 Nadie echa vino nuevo en odres viejos: porque, si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se estropearán.
38 A vino nuevo, odres nuevos.
39 Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: “El añejo es mejor”».

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Introducción a Lucas

LUCAS

El Evangelio según san Lucas forma una unidad literaria y de contenido con Hechos de los Apóstoles, y, como consecuencia, cada una de estas obras ha de leerse teniendo en cuenta la otra. Atribuido por la tradición al médico compañero de Pablo evocado en Col 4:14, fue escrito posiblemente en la década de los setenta y está dirigido a cristianos de comunidades vinculadas a Pablo y situadas en regiones griegas, tal vez en torno a Éfeso. Lucas pone de relieve cómo la doctrina de Jesús y su Evangelio es para todos, judíos y griegos, y destaca el mensaje del Dios-Amor misericordioso para con los pecadores; de ahí que se le conozca como Evangelio de la misericordia. De algunos de sus acentos se puede concluir que sus destinatarios estaban viviendo ciertos problemas en relación con su adhesión a Jesucristo; entre ellos cabe destacar el sentido de la historia de la Iglesia, la razón de la incredulidad judía y el influjo negativo de la idea de salvación pagana. Lucas escribe su evangelio para confirmar a sus cristianos en la fe que han recibido (Luc 1:4), respondiendo a aquellos problemas principalmente con la teología del camino profético y salvador. El Evangelio de Lucas coincide con los otros dos sinópticos en la centralidad del «reino de Dios» y emplea el término «evangelizar el reino de Dios» (Luc 4:43). Tanto el Sermón de la llanura como el de las parábolas nos remiten al reino y al espíritu del reino (bienaventuranza a los pobres, perdón a los enemigos, oración).

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Lucas 5,1-39*3:1-9:50 Lucas presenta primero a Juan Bautista, prototipo y culmen de los profetas del AT y del tiempo de preparación, y luego a Jesús, con el que comienza la etapa del cumplimiento de las promesas.


Lucas 5,1-39*4:14-9:50 Primera parte de la catequesis lucana, centrada en Galilea y relativa a Jesús, Ungido de Dios y anunciador del evangelio del reino. En la primera de las siete secciones de que consta esta parte, (Luc 4:14-44; Luc 5:1-16), Jesús aparece como profeta, salvador, rechazado por muchos y fundador de los Doce.
Lucas 5,17-39*5:17-6:11 Tras la presentación global de Jesús como profeta y salvador rechazado, Lucas continúa desarrollando el tema del rechazo por parte de los escribas y fariseos.