Lucas 5 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 39 versitos |
1 Sucedió que habiéndose reunido una multitud alrededor de Él para escuchar la palabra de Dios, estando Él a la orilla del lago de Genesaret,
2 observó dos barcas que estaban a la orilla del lago, porque los pescadores se habían bajado de ellas para lavar sus redes.
3 Entonces Jesús abordó una de ellas que pertenecía a Simón Cefas, y se sentó, y pidió que la retiraran un poco de tierra, aguas adentro, y sentándose enseñaba a la multitud desde la barca.
4 Al terminar de hablar, dijo a Simón: Boga a aguas profundas y arrojen sus redes para pescar.
5 Simón le contestó, diciendo: Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada, pero conforme a tu palabra arrojaré la red.
6 Al hacer esto capturaron gran cantidad de peces, de tal manera que su red se rompía.
7 Entonces hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que acudieran en su ayuda, y cuando vinieron llenaron ambas barcas, a tal grado que se hundían.
8 Al ver esto Simón Cefas, se postró a los pies de Jesús, y le dijo: Te suplico, Señor mío, que te apartes de mí, pues soy hombre pecador.
9 Porque por la redada de peces que habían logrado, se había apoderado de él y de todos los que estaban con él un gran asombro,
10 y de la misma manera de Jacobo y de Juan, hijos de Zebedeo, que estaban asociados con Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No tengas temor; de ahora en adelante pescarás hombres para salvación.
11 Después de llevar las barcas a tierra, lo dejaron todo y lo siguieron.
12 Y mientras estaba Jesús en una de las ciudades, llegó un varón completamente cubierto de lepra, que al ver a Jesús cayó sobre su rostro, y suplicándole, dijo: Señor mío, si quieres, puedes limpiarme.
13 Entonces Jesús, extendiendo su mano, lo tocó, diciéndole: Quiero, sé limpio. Y su lepra se fue de él inmediatamente.
14 Pero Él le ordenó: No lo digas a nadie, sino anda y muéstrate a los sacerdotes, y tal como lo ordenó Moisés, presenta una ofrenda por tu purificación para que les sirva de testimonio.
15 Y su fama se difundía más y más, y mucha gente se juntaba para escucharlo y para ser sanada de sus enfermedades.
16 Y Él se retiraba al campo y oraba.
17 Y sucedió cierto día, que mientras Jesús enseñaba, se encontraban sentados algunos fariseos y maestros de la ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y de Jerusalén. Y el poder de Yahweh estaba con Él para sanarlos,
18 cuando unos hombres trajeron a un varón paralítico en una camilla, y procuraban entrar y ponerlo delante de Él,
19 pero como no encontraron modo de introducirlo debido a la gran cantidad de gente, subieron a la azotea y junto con su camilla lo bajaron desde el techo hasta colocarlo en medio de la habitación, frente a Jesús.
20 Cuando vio Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hombre, tus pecados quedan perdonados.
21 Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a razonar y dijeron: ¿Quién es éste que habla blasfemia? ¿Quién puede perdonar pecados sino solamente Dios?
22 Pero Jesús, que conocía los pensamientos de ellos, les contestó, diciendo: ¿Qué discurren en sus corazones?
23 ¿Qué es más fácil? ¿Decir: “Tus pecados quedan perdonados”, o decir: “Levántate y anda”?
24 Pues para que sepan que el Hijo del Hombre tiene en la tierra autoridad para perdonar los pecados (dijo al paralítico), a ti te digo: ¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa!
25 Y él se levantó ante sus ojos de inmediato, tomó su camilla y se marchó a su casa glorificando a Dios.
26 Entonces el asombro se apoderó de todos ellos y glorificaban a Dios, y llenos de temor, decían: Hoy hemos visto prodigios.
27 Después de esto, Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, sentado en el lugar de los tributos, y le dijo: Sígueme,
28 y él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
29 Y Leví le organizó un gran banquete en su casa, y asistió un gran número de publicanos y de otros que estaban sentados a la mesa con ellos.
30 Y los escribas y los fariseos se quejaban diciendo a los discípulos de Él: ¿Por qué comen y beben con publicanos y pecadores?
31 Y respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.
33 Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué ayunan y oran constantemente los discípulos de Juan y también los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben?
34 Y Él les contestó: Ustedes no pueden hacer que los mejores amigos del novio ayunen mientras el novio está con ellos,
35 pero vendrán días cuando el novio les será quitado. Entonces ayunarán en aquellos días.
36 Y les dijo una parábola: Nadie corta un pedazo de tela de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo, no sea que se rasgue el vestido nuevo, pues el pedazo de tela del nuevo no armonizaría con el vestido viejo.
37 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, de otra manera el vino nuevo romperá los odres y se derramará el vino, y los odres se echarán a perder,
38 sino que el vino nuevo se echa en odres nuevos y así se conservan ambos.
39 Y nadie que beba vino añejo, pide luego vino nuevo, porque dice: “El añejo es exquisito”.


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Introducción a Lucas

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