Lucas 6 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 49 versitos |
1 Y aconteció en el sábado segundo-primero pasar él por unos sembrados, y arrancaban sus discípulos las espigas y las comían, frotándolas con las manos. *
2 Y algunos de los fariseos dijeron: ¿Por qué lineéis lo que no está permitido en día de sábado?
3 Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Es que no leísteis siquiera lo que hizo David cuando tuvo hambre él y los que con él iban?
4 ¿Cómo entró en la casa de Dios y tomó los panes de la proposición y los comió y los dio a los que con él iban, los cuales no es permitido comer sino a solos los sacerdotes?
5 Y les decía que Señor es el Hijo del hombre también del sábado.
6 Y aconteció en otro sábado entrar él en la sinagoga y enseñar. Y había un hombre allí, y su mano derecha estaba rígida. *
7 Y observaban los escribas y los fariseos si en sábado curaba, para hallar de qué acusarle.
8 Pero él conocía sus pensamientos, y dijo al hombre que tenía rígida la mano: Levántate y ponte de pie en medio. Y levantándose, púsose de pie.
9 Díjoles Jesús: Os pregunto si es permitido en sábado hacer bien o hacer mal, salvar un alma o perderla.
10 Y echando en torno una mirada sobre todos ellos, le dijo: Extiende tu mano. El lo hizo, y quedó restablecida su mano.
11 Y ellos se llenaron de insensatez, y hablaban unos con otros sobre qué iban a hacer con Jesús.
12 Y aconteció por aquellos días salir él al monte a orar, y trasnochaba en la oración de Dios. *
13 Y en cuanto se hizo de día, llamó a sí sus discípulos, y escogió entre ellos doce, a quienes dio el nombre de apóstoles:*
14 Simón, a quien dio el nombre de Pedro, y Andrés, su hermano, y Santiago y Juan; y Felipe y Bartolomé,
15 y Mateo y Tomás; y Santiago de Alfeo y Simón el apellidado Zelotes,
16 y Judas de Santiago y Judas Iscariote, que fue traidor.
17 Y bajando con ellos, se detuvo en un paraje llano, y con él turba numerosa de sus discípulos y gran muchedumbre del pueblo, venido de toda la Judea y de Jerusalén y de la marina de Tiro y de Sidón; los cuales habían venido a oírle y a ser curados de sus enfermedades; *
18 y los que eran vejados por espíritus inmundos eran curados;
19 y toda la turba procuraba tocarle, porque sal
20 Y él, levantando sus ojos a sus discípulos, decía: Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. *
21 Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque os reiréis.
22 Bienaventurados sois cuando os aborrecieren los hombres y cuando os arrojaren de sí y ultrajaren y desecharen vuestro nombre como malo por causa del Hijo del hombre;
23 gozaos en aquel día y dad saltos de placer, pues sabed que vuestra recompensa es grande en el cielo; porque así fue como sus padres hacían con los profetas.
24 Mas ¡ay de vosotros los ricos, porque os tenéis vuestra consolación!
25 ¡Ay de vosotros los que estáis hartos ahora, porque padeceréis hambre! ¡Ay de los que reís ahora, porque tendréis duelos y lloraréis!
26 ¡Ay cuando dijeren bien de vosotros todos los hombres, porque así fue como sus padres hacían con los falsos profetas!
27 Mas a vosotros digo, los que escucháis: amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; *
28 bendecid a los que os maldicen, rogad por los que os maltratan.
29 Al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite tu manto, no le impidas tomarte también la túnica.
30 A todo el que te pida, da; y a quien tome lo tuyo, no se lo reclames.
31 Y como queréis que hagan con vosotros los hombres, también vosotros haced con ellos de igual manera.
32 Y si amáis a los que os aman, ¿qué gracia hallaréis? Que también los pecadores aman a los que los aman.
33 Y si hiciereis bien a los que os hacen bien, ¿qué gracia hallaréis? También los pecadores hacen eso mismo.
34 Y si diereis prestado a aquellos de quienes esperáis cobrar, ¿qué gracia hallaréis? También pecadores a pecadores dan prestado, con intención de recobrarlo al igual.
35 Antes bien, amad a vuestros enemigos y haced bien y dad prestado, sin esperar retorno; y será grande vuestra recompensa, y seréis hijos del Altísimo, pues él es bueno con los ingratos y perversos.
36 Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso.
37 Y no juzguéis, y no seréis juzgados; y no condenéis, y no seréis condenados; absolved, y seréis absueltos;
38 dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, desbordante, será la que os den en vuestro seno; porque la medida que empleareis para con los demás, esa misma recíprocamente se empleará para con vosotros.
39 Díjoles también una parábola: ¿Por ventura puede un ciego guiar a un ciego? ¿No caerán acaso entrambos en la hoya?
40 No hay discípulo sobre el maestro; mas una vez cumplidamente formado, cualquiera será como su maestro.
41 ¿A qué miras la brizna que está en el ojo de tu hermano, y no adviertes la viga que está en tu propio ojo?
42 ¿O cómo puedes decir a tu hermano: «Hermano, deja que saque la brizna que está en tu ojo», no viendo tú mismo la viga que está en tu ojo? Farsante, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás claro para sacar la brizna que está en el ojo de tu hermano.
43 Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni, al contrario, árbol malo que dé fruto bueno.
44 Pues cada árbol por su fruto se conoce; que ni de los espinos se cogen higos, ni de la zarza se cosecha uva.
45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el malo, del malo saca lo malo; porque de la plenitud rebosante del corazón habla su boca.
46 ¿A qué viene llamarme «¡Señor, Señor!», y no hacéis lo que yo digo?
47 Todo el que viene a mí y escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a mostrar a quién es semejante.
48 Es semejante a un hombre que edifica una casa, el cual cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la peña; y sobreviniendo una inundación, rompió el río contra aquella casa, y no pudo conmoverla por estar ella tan bien edificada.
49 Pero el que oyó y no puso por obra es semejante a un hombre que edificó una casa sobre la tierra, sin fundamento, contra la cual rompió el río, y al instante se desplomó, y fue grande el derrumbamiento de aquella casa.

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Introducción a Lucas




EVANGELIO DE
SAN LUCAS

EL AUTOR. — Un antiquísimo prólogo a los Evangelios escribe: «Lucas, de nación siró, antioqueno, de profesión médico, discípulo de los apóstoles, después siguió a Pablo». En el libro de los Hechos, sin nombrarse, habla repetidas veces de sí usando el plural «nosotros». La primera mención de este «nosotros» ocurre ya, probablemente (según el llamado texto occidental), en Hch_11:27-28 , por estas palabras: «Por aquellos días bajaron de Jerusalén unos profetas a Antioquia, y había grande alegría. Estando nosotros reunidos, levantándose uno de ellos por nombre Agabo…». Esto acontecía hacia el año 40. Y si así es, San Lucas pertenecía a la primera generación de los fieles antioquenos, amaestrados, si no conquistados, por Bernabé. En otras tres ocasiones habla de sí el autor de los Hechos: en el viaje de Tróade a Filipos, durante la segunda misión de San Pablo ( Hch_16:10-17 ); en e' viaje de Filipos a Jerusalén, al fin de la tercera misión ( Hch_20:5-15 ; Hch_21:1-18 ), y en el viaje de Cesárea a Roma ( Hch_27:1-44 ; Hch_28:1-16 ). Durante su primera prisión romana dos veces menciona San Pablo a San Lucas, llamándole su colaborador y médico querido ( Col_4:14 ; Flm_1:24 ). Y en su última prisión, en vísperas de su martirio, recuerda el Apóstol, agradecido, que «sólo Lucas está con él» ( 2Ti_4:11 ).

Su OBRA. — El evangelista médico pudo haber hecho con Bernabé o con Pablo, cuya predicación oral se proponía consignar por escrito, lo que Marcos había hecho no mucho antes con San Pedro: reproducirla simplemente. Mas su cultura helénica le inspiró otros pensamientos, humanamente más altos.

Lucas no había visto al Señor: para conocer su obra y su doctrina hubo de apelar a informaciones ajenas. Y lo hizo en grande escala. Lo que uno ignoraba o no recordaba, lo sabía o recordaba otro. La base o punto de referencia de todos estos datos recogidos era la catequesis oral de Bernabé y de Pablo, que era para Lucas la fuente principal de sus informaciones. Tal es en Lucas la manera característica de enfocar el Evangelio oral: no como obra ya hecha y acabada, sino como documento informativo o fuente de una obra más vasta.

Ya en este acopio de datos y uso de las fuentes se muestra Lucas original. Adquiere nuevo relieve esta originalidad con la composición u ordenación sistemática del material recogido, con las notas cronológicas, que conectan la vida del Salvador con la historia universal; con la sobria elegancia de su lengua y estilo, unida a la más escrupulosa fidelidad en reproducir los documentos históricos.

Otras cualidades pudieran mencionarse que caracterizan la obra de San Lucas, entre las cuales no ocupa el último lugar aquel espíritu de suavidad y delicadeza que le ha merecido el título de
Scriba mansuetudinis Christi.

DESTINATARIOS Y OBJETO. — San Lucas dedica su Evangelio al «excelentísimo Teófilo» (1:3), hombre ilustre recién convertido al cristianismo; pero en realidad se dirige a las iglesias fundadas por San Pablo, principalmente a los fieles venidos de la gentilidad, pero sin olvidar a los judíos. El fin que se propone en la redacción de su Evangelio exprésalo él mismo en el prólogo: «para que reconozcas la firmeza de las enseñanzas que recibiste» (1:4). Más generalmente, la tesis del tercer Evangelio es la universalidad de la salud por Cristo; es el tema de la Epístola de San Pablo a los Romanos: El Evangelio «es una fuerza de Dios ordenada a la salud para todo el que cree» (1:16). Si el Evangelio de San Mateo podría llamarse mesiánico; el de San Marcos, taumatúrgico; el de San Juan, teológico; el de San Lucas es el soteriológico por antonomasia.

ORDEN. — Promete San Lucas escribir su Evangelio «por su orden» (1:3). Este «orden», acorde generalmente con el de San Marcos, es, sin duda, cronológico; mas no es esto precisamente lo que él quiere expresar, sino más bien, como él mismo lo declara en el prólogo, «el trabajo de coordinar [sistemáticamente] una narración»
(1:1). Semejante ordenación lleva consigo algunas veces ciertas inversiones cronológicas. Las más características son ciertas anticipaciones en razón de concluir o redondear una materia antes de pasar a otra diferente. Ejemplo típico de este procedimiento de anticipación es la relación de la prisión de Juan Bautista (3:19-20) antes del relato del bautismo de Jesús (3:21-22), en que ya no se menciona a Juan.

LA LENGUA. — El griego usado por San Lucas es más castizo y elegante que el de los otros evangelistas. Su prólogo es un período cuadrimembre, harmónicamente construido, que recuerda el de Dioscórides a su obra médica. Pero más que por su relativa elegancia interesa la lengua de San Lucas en cuanto es sello de autenticidad y garantía de verdad y escrupulosidad histórica. Su tecnicismo médico señala como autor al «médico querido», compañero de San Pablo. Sus frecuentes términos paulinos delatan al discípulo y colaborador del grande Apóstol. Razón, pues, tiene la tradición cristiana cuando afirma que el autor del tercer Evangelio es Lucas, el médico y discípulo de San Pablo. Más interesantes son todavía los numerosos aramaísmos , que tan rudamente contrastan con el lenguaje que usa San Lucas cuando escribe por su cuenta. Estos aramaísmos son efecto de su escrupulosa fidelidad en utilizar los documentos o en traducir las informaciones oídas en arameo. El tránsito brusco del elegantísimo prólogo a los aramaísmos de los dos primeros capítulos acreditan la verdad histórica del tercer Evangelio.

Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Lucas 6,1

EL SÁBADO SEGUNDO-PRIMERO parece ser el que seguía al día segundo de la semana pascual o bien el que seguía al gran sábado que ocurría dentro de ella. De todos modos, el episodio tuvo lugar entrada la primavera.


Lucas 6,6-11

Hay que analizar este breve episodio para apreciar su fuerza dramática. Es sábado; un pobre lisiado frente al taumaturgo bueno. Pero allí están los escribas y fariseos observando los pasos de Jesús. ¿Qué hará Jesús? Afronta gallardamente a la vez las dos situaciones. Ve ante sí al lisiado y conoce los pensamientos de los adversarios. Y obra rápidamente. Primero: manda al lisiado que salga al medio: subraya y agudiza la situación inicial. Segundo: se encara con los adversarios. Ellos preguntaban: «¿Es lícito curar en sábado?» El, remontándose de un vuelo a un plano superior, les pregunta: «¿Es lícito en sábado hacer bien o hacer mal?» Pregunta habilísima, que no admitía otra respuesta más que un silencio bochornoso. Tercero: Jesús echa en torno una mirada sobre todos ellos, con ira y tristeza a la vez (Mar_3:5): mirada de superioridad y de reto. Cuarto: con solas dos palabras, sin un solo acto que ni siquiera a aquellos leguleyos pudiera semejar infracción del reposo sabático, sana al lisiado.


Lucas 6,12

SALIR ÉL AL MONTE: esta expresión, combinada con la que sigue al sermón: «entró en Cafarnaúm» (Luc_7:1), parece indicar que el MONTE de que se habla no distaba mucho de Cafarnaúm.


Lucas 6,13-16

Se comienza a dibujar la Jerarquía de la Iglesia. De la masa de los judíos que creían en él llama Jesús a algunos que le sigan como discípulos; entre los discípulos se escoge ahora doce, a quienes llama APÓSTOLES o enviados; entre los apóstoles destacará más tarde a Pedro.


Lucas 6,17

EL PARAJE LLANO hay que situarlo en el monte mismo adonde Jesús había salido. Es uno mismo el sermón del llano , consignado por Lucas, y el sermón del monte , conservado por Mateo. La TURBA NUMEROSA, que va a escuchar el gran sermón, fue, sin duda, la más abigarrada que jamás se reunió en torno al Maestro. A los procedentes de Judea y de Fenicia, mencionados por Lucas, hay que agregar, además de los galileos, los venidos de Siria, de la Decápolis, de la Perea y de la Idumea, mencionados por Mateo y Marcos.


Lucas 6,20-26

De las ocho bienaventuranzas consignadas por Mateo, Lucas sólo conserva cuatro. El motivo de la selección no carece de osadía. De las ocho bienaventuranzas, cuatro se refieren a otras tantas situaciones aflictivas, cuatro a otras tantas disposiciones morales. San Lucas consigna solamente las cuatro primeras, precisamente las más estridentes a los oídos humanos. Y para recalcarlas les contrapone otras tantas malaventuranzas. La segunda persona, empleada por Lucas en vez del la tercera, empleada generalmente por Mateo, parece reproducir más literalmente la palabra del divino Maestro.


Lucas 6,27-36

Del cuerpo del sermón de la montaña, dividido en tres partes en Mateo (Mat_5:17 - Mat_6:34)» Lucas sólo ha conservado en este lugar los dos últimos de los seis puntos que integran la primera parte: la cesión de los propios derechos y el amor a los enemigos, fundiéndolos en un solo razonamiento. Su disposición y estructura es sencilla. Se enuncian las dos tesis del amor a los enemigos (Luc_6:27-28) y de la cesión de los propios derechos (Luc_6:29-30), a los cuales se acopla la llamada Regla de oro (Luc_6:31); tras la demostración conjunta de las dos tesis (Luc_6:32-34), se enuncian y demuestran entrambas con nuevas razones (Luc_6:35) y se concluye con la sentencia: SED MISERICORDIOSOS, COMO VUESTRO PADRE ES MISERICORDIOSO, que es una expresión concreta o particular de la sentencia más universal de Mateo.