Juan  2 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 25 versitos |
1 Y al día tercero se celebraron unas bodas en Cana de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús. *
2 Fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. *
3 Y como faltase el vino, dice a Jesús su madre: No tienen vino. *
4 Y le dice Jesús: ¿Qué tenemos que ver tú y yo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora. *
5 Dice su madre a los que servían: Todo cuanto él os diga, hacedlo. *
6 Había allí seis hidrias de piedra, destinadas a la purificación de los judíos, cada una de las cuales podía contener de dos a tres metretas. *
7 Díceles Jesús: Llenad de agua las hidrias. Y las llenaron hasta arriba.
8 Y les dice: Sacad ahora y llevadlo al maestresala. Y lo llevaron. *
9 Mas cuando gustó el maestresala el agua hecha vino— y no sabía de dónde era, pero sabíanlo los que servían, que habían sacado el agua—, llama al esposo el maestresala
10 y le dice: Todo hombre pone primero el buen vino, y cuando están ya bebidos, pone el peor; tú has reservado el vino bueno hasta ahora.
11 Este primer milagro hízolo Jesús en Cana de Galilea, y manifestó su gloria y creyeron en él sus discípulos.
12 Después de esto bajó Jesús a Cafarnaúm, y con él su madre y sus hermanos y sus discípulos, y permanecieron allí no muchos días.*
13 Y estaba cerca la Pascua de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.
14 Y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; *
15 y habiendo hecho un azote de cordeles, echólos a todos del templo, y con ellos las ovejas y los bueyes, y desparramó las monedas de los cambistas y volcó sus mesas;
16 y a los que vendían las palomas dijo: Quitad eso de ahí; no hagáis la casa de mi Padre casa de tráfico. *
17 Recordaron sus discípulos que está escrito: «El celo por tu casa me devoró » (Sal 68:9).
18 Respondieron, pues, los judíos y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras que acredite tu modo de obrar?
19 Respondió Jesús y les dijo: Destruid este santuario, y en tres días lo levantaré. *
20 Dijeron, pues, los judíos: En cuarenta y seis años se ha edificado este santuario, ¿y tú en tres días lo levantarás? *
21 El, empero, hablaba del santuario de su cuerpo.
22 Cuando, pues, resucitó de entre los muertos, recordaron sus discípulos que había dicho esto, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
23 Mientras estuvo Jesús en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre viendo los milagros que hacía;*
24 mas Jesús, por su parte, no fiaba de ellos, como quien conocía a todos,
25 y que no tenía necesidad de que uno diese testimonio acerca del hombre, pues él conocía lo que había en el hombre.

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Introducción a Juan 




EVANGELIO DE
SAN JUAN

EL AUTOR. — San Juan, discípulo del Bautista, fue uno de' los dos primeros que entraron en contacto con Jesús. Meses más tarde fue uno de los cuatro primeros llamados a seguir a Jesús como discípulos. Elegido luego entre los Doce, mereció del Maestro especiales muestras de confianza. Pero sus dos mayores privilegios fueron el haber reclinado su cabeza sobre el corazón de Jesús y el haber sido el representante y prototipo de los espirituales hijos de Marta. Merece consignarse el hecho de que, hasta la dispersión de los Doce, Juan y Pedro forman como una bina inseparable. Después de la muerte de San Pablo se retiró a Efeso para hacerse cargo de las Iglesias del Asia proconsular. Relegado por Domiciano a la isla de Patmos, pudo poco después, en tiempo de Nerva, volver a Efeso, donde murió ya muy anciano, después del año 98. En la primitiva Iglesia era designado con el título de Juan el Presbítero, que luego se trocó en el de Juan el teólogo. Su OBRA. — En un principio, Juan adoptaría el esquema de predicación evangélica prefijado por Pedro. Mas pasaron los tiempos, y las herejías nacientes hicieron necesario completar el Evangelio sinóptico. El cambio sufrido por la predicación escrita de Pablo, desde las Epístolas a los Tesalonicenses hasta la Epístola a los Efesios, hubo de operarse a su modo en el Evangelio oral. Los que, como Juan, conocían personalmente el material evangélico, no necesitaron, como Lucas, de instrucciones complementarias, sino que, sacando del inagotable tesoro de su memoria, pudieron incorporarlas a la predicación oral. Trasladado precisamente al Asia proconsular, y concretamente a Efeso, en contacto con los destinatarios de las Epístolas a los Efesios y a los Colosenses, San Juan hubo de adaptar su Evangelio oral a la mentalidad de sus nuevos oyentes. Los hechos y dichos omitidos por los Sinópticos, señaladamente la predicación del Señor en Jerusalén, parecieron a Juan responder admirablemente a las necesidades o preocupaciones de aquellas Iglesias. De ahí la nueva forma que tomó el Evangelio oral. Más tarde, ya fuera por propia iniciativa, ya por ruegos ajenos, se determinó a poner por escrito su Evangelio oral. Y bien porque su predicación oral se había ido desprendiendo gradualmente del material sinóptico, ya suficientemente conocido, bien porque, publicados los Evangelios sinópticos, no quiso repetir lo que en ellos estaba ya narrado, el hecho es que el Evangelio escrito de San Juan se mantiene al margen de la tradición sinóptica, que sólo incidentalmente toca para precisarla o completarla. CARÁCTER. — Habían pasado más de sesenta años desde la ascensión del Maestro. Con la constante predicación evangélica, y más aún con la profunda contemplación, Juan había convertido en sustancia propia el Evangelio. La palabra de Jesús se había encamado en la palabra de Juan, y la fusión de ambas palabras dio origen a la palabra personal, inimitable, del discípulo amado. Bajo el influjo transformador del Maestro, los relámpagos del «Hijo del trueno» se habían trocado en plácida luz de mediodía. Los ancianos viven de recuerdos, y Juan «el Anciano» vivía enteramente de los recuerdos del Maestro. Recuerdos de anciano, pero envueltos en una atmósfera de luz difusa y cálida. Realidad ideal, historia trascendente: tal es el cuarto Evangelio. Hechos que son signos, hechos que son palabra: tales son los que caracterizan la narración de Juan, en que se dan la mano historicidad y simbolismo. EL ESTILO. — Lo primero que llama la atención en el estilo de Juan es la atomización del pensamiento. En vez del período clásico, que señala la jerarquía de las frases y pone de relieve el pensamiento principal, nos hallamos con una serie desligada y casi anárquica de incisos, en que lo principal y lo secundario aparecen en un mismo plano.

Más, afortunadamente, todo ese embrollo no pasa de la corteza. A poco que se ahonde, pronto se encuentra el hilo conductor que nos guíe en ese laberinto. Aquellas frases vibrantes, expresión del pensamiento fundamental, repetidas, sabiamente distribuidas y progresivamente desarrolladas, comunican tal luz a todo el conjunto y tal relieve a sus partes, que, en virtud de este influjo, los diminutos incisos parece se buscan y llaman unos a otros, y se traban y se combinan jerárquicamente hasta construir períodos harmónicos, luminosos.

Pero estas repeticiones no se limitan a reproducir una frase, un pensamiento más o menos fundamental. Este sistema de repeticiones, en que a intervalos reaparece el mismo pensamiento, cada vez enriquecido con elementos nuevos, constituye una manera original de síntesis.

Tal es la ley, tal el principio sintético que regula el estilo de San Juan: es una especie de reproducción progresiva, una ondulación concéntrica del pensamiento, que, sin perder su fisonomía original, crece y se agranda. Colocados en el centro mismo, obtenemos la presencia simultánea de toda la verdad y de todas las fases de su desenvolvimiento en nuestro espíritu.
ORDEN Y PLAN. — El orden del cuarto Evangelio es estrictamente cronológico. Habla explícitamente de tres Pascuas, que encuadran la vida pública de Jesús; y si la fiesta mencionada en 5:1 no es otra Pascua, presupone una Pascua intermedia entre 2:13 y 6:4. Suponer una inversión de los capítulos 5 y 6 es un recurso indocumentado. El cuarto Evangelio es un choque entre la luz y las tinieblas. De ahí la división en dos partes: lucha verbal (1:12), lucha sangrienta (13:21). La luz triunfa de las tinieblas con la difusión de sus claridades doctrinales y con la resurrección a vida eterna.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Juan  2,1

CANÁ: es probablemente la actual Kefr Kenna, a unos siete kilómetros al NE. de Nazaret.

|| ESTABA ALLÍ, como invitada, LA MADRE DE JESÚS: el motivo de la invitación pudo ser la amistad o tal vez el parentesco de las familias.


Juan  2,2

El motivo de ser invitados los discípulos pudo ser por atención a Jesús, a quien acompañaban; si ya no es que intervino la buena diligencia de Natanael, que era natural de Caná.


Juan  2,3

NO TIENEN VINO: modelo de oración discreta y confiada. Muestra también la perspicacia de María en advenir lo que otros no habían notado.


Juan  2,4

¿QUÉ TENEMOS QUE VER TÚ Y YO? Literalmente: ¿qué a mí y a ti? Es la expresión espontánea de cierta contrariedad o sorpresa, que por el tono de la voz admite gran variedad de sentidos o matices, desde la queja o réplica cariñosa hasta la áspera repulsa. El apelativo MUJER, lejos de ser despectivo, es más bien expresión de respeto.

|| TODAVÍA NO HA LLEGADO MI HORA: la de manifestarme al mundo por los milagros. Esta observación de Jesús descubre el sentido de la oración de María.


Juan  2,5

DICE SU MADRE A LOS QUE SERVÍAN: con esta gestión María da a entender que Jesús o ha accedido ya a su demanda o que accederá. Por tanto, o el evangelista ha abreviado el diálogo, o la Madre, conocedora como nadie del corazón del Hijo, da por supuesto que Jesús no se resistirá a su demanda maternal.

|| CUANTO ÉL OS DIGA, HACEDLO: María ejerce el oficio de mediadora entre Jesús y los sirvientes. María adelantó la hora de Dios; no porque Dios cambie sus determinaciones, sino porque, previendo eternamente la intervención de María, determinó hacer antes lo que sin ella hubiera hecho después o nunca.


Juan  2,6

A LA PURIFICACIÓN DE LOS JUDÍOS: es decir, a las purificaciones o lociones usuales entre los judíos. LA METRETA (correspondiente al bato hebreo; contenía próximamente unos 40 litros. Tomando el término medio entre dos y tres metretas, las seis hidrias contendrían unos 600 litros.


Juan  2,8

EL MAESTRESALA O arquitriclino solía ser un pariente o amigo a quien se confiaba el cuidado de atender al buen orden del servicio.


Juan  2,12

CAFARNAÚM será luego el centro de la predicación en Galilea.

|| Sus HERMANOS: término hebreo con que se designan los parientes.

|| SUS DISCÍPULOS: aunque no definitiva o profesionalmente todavía, ya los discípulos acompañaban al Maestro.


Juan  2,14

LOS BUEYES, Y OVEJAS, Y PALOMAS se VENDÍAN a los que necesitaban estas víctimas para sus sacrificios. LOS CAMBISTAS proporcionaban a los forasteros la moneda hebrea a cambio de la griega o romana.


Juan  2,16

Al llamar el templo LA CASA DE MI PADRE se declara Jesús verdadero Hijo de Dios.


Juan  2,19

ESTE SANTUARIO: el original naos se dice del templo propiamente dicho, a diferencia de hierón , que comprende además los edificios y atrios circundantes.


Juan  2,20

EN CUARENTA Y SEIS AÑOS: había iniciado la reconstrucción del templo Herodes el Grande el año 734 de Roma. Esta fecha es importante para fijar la cronología evangélica. Sumados estos cuarenta y seis años a los setecientos treinta y cuatro, llegamos al año 780, 27 de la era cristiana, que señala el comienzo de la vida pública de Jesús.


Juan  2,23

EN SU NOMBRE: este nombre , término u objeto de esta fe vacilante, no era todavía el de Mesías o Hijo de Dios, sino meramente el de profeta o enviado de Dios.