1 Por la mañana del primer día de la semana, cuando aún estaba oscuro, fue Mariam magdalena a la tumba y observó que la piedra había sido removida de la tumba. |
2 Entonces corrió, y yendo a Simón Cefas y al otro discípulo a quien Jesús amaba, les dijo: Se han llevado a nuestro Señor de la tumba y no sé dónde lo han colocado. |
3 Entonces Simón y el otro discípulo salieron y fueron a la tumba, |
4 y corrieron juntos, pero el otro discípulo corrió más rápido que Simón, y llegó primero a la tumba, |
5 y, asomándose, miró las telas de lino colocadas allí, pero no entró. |
6 Enseguida, después de él, llegó Simón, y entrando a la tumba, miró las telas de lino colocadas allí, |
7 pero el sudario que había estado atado a su cabeza no estaba con las telas de lino, sino enrollado y colocado en un lugar aparte. |
8 Luego entró también el discípulo que había llegado primero a la tumba, y viendo, creyó, |
9 porque todavía no habían comprendido las Escrituras, que Él habría de resucitar de entre los muertos. |
10 Después los discípulos regresaron a su lugar. |
11 Pero Mariam se encontraba de pie llorando junto a la tumba. Y mientras lloraba observó hacia el interior de la tumba, |
12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas que estaban sentados uno a la cabecera y el otro a los pies, donde había sido colocado el cuerpo de Jesús. |
13 Ellos le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Ella les respondió: Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han colocado. |
14 Cuando dijo esto, volteó detrás de sí y vio a Jesús que estaba de pie, pero no sabía que era Jesús. |
15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas? Pero ella creyó que era el hortelano, y le dijo: Señor mío, si tú te lo llevaste, dime dónde lo colocaste y yo iré y me lo llevaré. |
16 Jesús le dijo: ¡Mariam! Ella volteó y le dijo en hebreo: ¡Rabuli! (que significa Maestro). |
17 Jesús le dijo: No me toques, pues todavía no he ascendido a mi Padre. Pero ve a mis hermanos y diles: “Asciendo a mi Padre y a su Padre, a mi Dios y a su Dios”. |
18 Entonces fue Mariam magdalena a anunciar las buenas nuevas a los discípulos de que había visto a nuestro Señor, y que Él le había declarado estas cosas. |
19 Al llegar la tarde de ese primer día de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se hallaban los discípulos por miedo a los judíos, llegó Jesús, y poniéndose en medio de ellos, les dijo: La paz sea a ustedes. |
20 Habiendo dicho esto, les mostró sus manos y su costado, y los discípulos se regocijaron al ver a nuestro Señor. |
21 Entonces Jesús les dijo otra vez: La paz sea a ustedes. Tal como me ha enviado mi Padre, también yo los envío a ustedes. |
22 Y habiendo dicho esto, les sopló y les dijo: Reciban el Espíritu Santo. |
23 Si perdonan los pecados a alguno, le serán perdonados, y si a alguno se los retienen, le serán retenidos. |
24 Pero Tomás, llamado el Gemelo, uno de los doce, no se encontraba allí con ellos cuando llegó Jesús. |
25 Entonces los discípulos le dijeron: ¡Vimos a nuestro Señor! Pero él les dijo: Si yo no veo en sus manos las marcas de los clavos y meto mis dedos en ellas, y meto mi mano en su costado, no creeré. |
26 Ocho días más tarde estaban de nuevo dentro, y Tomás con ellos, y vino Jesús, y estando las puertas cerradas, se puso en medio, y les dijo: La paz sea a ustedes. |
27 Y dijo a Tomás: Mete aquí tu dedo y mira mis manos; extiende tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino creyente. |
28 Tomás, en respuesta, le dijo: ¡Señor mío y Dios mío! |
29 Jesús le dijo:¿Ahora que me has visto has creído? Dichosos los que sin haberme visto creyeron. |
30 También muchas otras señales hizo Jesús en presencia de sus discípulos que no están escritas en este libro, |
31 pero ciertamente estas cosas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengan vida eterna en su Nombre.
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