Juan  5 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 47 versitos |
1 Después de esto se celebraba la fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. *
2 Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las Ovejas, un estanque, por sobrenombre en hebreo Bethesda, que tiene cinco pórticos. *
3 En éstos yacía gran muchedumbre de enfermos, ciegos, cojos, impedidos, que aguardaban la agitación del agua. *
4 Porque, de tiempo en tiempo, un ángel del Señor bajaba al estanque y removía el agua. El primero, pues, que después de la agitación del agua entraba en ella, quedaba sano de cualquiera enfermedad que le aquejase.
5 Estaba allí un hombre que llevaba treinta y ocho años en su enfermedad.
6 A este, como le viese Jesús tendido en el suelo y conociese que llevaba ya mucho tiempo, le dice: ¿Quieres ponerte sano?
7 Respondióle el enfermo: Señor, no tengo un hombre que, cuando se remueva el agua, me eche en el estanque, y en tanto que yo llego, otro baja antes que yo.
8 Dícele Jesús: Levántate, toma tu camilla y anda.
9 Y al instante quedó sano aquel hombre, y tomó su camilla y andaba. Era sábado aquel día.
10 Decían pues, los judíos al que había sido curado: Es sábado y no te es permitido llevar la camilla.
11 El les respondió: El que me sanó, él me dijo: «Toma tu camilla y anda».
12 Le preguntaron: ¿Quién es el hombre que te dijo: «Toma y anda»?
13 El que había sido sanado no sabía quién era, porque Jesús se había retirado sin ser notado, gracias a la mucha gente que había en aquel sitio.
14 Tras esto le halla Jesús en el templo y le dice: Mira has sido curado; no peques ya más, no sea que te acaezca algo peor.
15 Se fue aquel hombre y manifestó a los judíos que Jesús era el que le había sanado.
16 Y por esto perseguían los judíos a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.
17 Mas Jesús les respondió: Mi Padre sigue hasta el presente obrando, y yo también obro.*
18 Por esto, pues, más aún pretendían los judíos matarle, porque no sólo violaba el sábado, sino también decía ser Dios Padre suyo, haciéndose a sí igual a Dios. * Respondió, pues, Jesús, y les dijo:
19 En verdad, en verdad os digo, no puede el Hijo hacer nada de sí mismo si no lo viere hacer al Padre. Porque cuanto aquél hace, esto igualmente hace también el Hijo. *
20 Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todo cuanto él hace, y le mostrará mayores obras que éstas, para que vosotros os maravilléis. *
21 Porque como el Padre resucita a los muertos y los vivifica, así también el Hijo a los que quiere vivifica.
22 A la verdad, el Padre no juzga a nadie, sino que todo el juicio lo ha entregado al Hijo,
23 a fin de que todos honren al Hijo, lo mismo que honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre, que le envió. *
24 En verdad, en verdad os digo, el que escucha mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no incurre en sentencia de condenación, sino que ha pasado de la muerte a la vida.
25 En verdad, en verdad os digo que se llega la hora, y es ésta, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oyeren vivirán.*
26 Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también dio al Hijo tener vida en sí mismo;
27 y le dio poder de ejercer juicio, por cuanto es el Hijo del hombre.
28 No os maravilléis de esto, pues llega la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz,*
29 y saldrán los que hubieren obrado el bien, para resurrección de vida; los que hubieren obrado el mal, para resurrección de condenación.
30 No puedo yo hacer por mí mismo nada; según lo que oigo, doy Sentencia, y mi sentencia es justa, porque no busco yo mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
31 Si soy yo quien da testimonio de mí, mi testimonio no es verídico;
32 otro es el que da testimonio de mí, y sé que es verídico el testimonio que da de mí.
33 Vosotros enviasteis una delegación a Juan, y él dio testimonio a favor de la verdad;
34 no que sea un hombre de quien yo recibo el testimonio, mas digo esto para que vosotros seáis salvos.
35 El era la antorcha que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis por un instante regocijaros en su luz.
36 El testimonio que yo tengo, mayor es que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio llevar al cabo, estas mismas obras que hago, testifican acerca de mí que el Padre me ha enviado.
37 Y el Padre, que me envió, él ha dado testimonio acerca de mí. Ni su voz habéis oído jamás ni visto su aspecto, *
38 y su palabra no la tenéis permanente en vosotros, porque a quien él envió, a éste vosotros no creéis.
39 Escudriñad las Escrituras, ya que creéis vosotros poseer cu ellas la vicia eterna; ahora bien, ellas son las que dan testimonio de mí. *
40 ¡Y no queréis venir a mí para tener vida!
41 Gloria de los hombres no la recibo;
42 pero os conozco, y sé que no tenéis en vosotros el amor de Dios.
43 Yo he venido en el nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a él recibiréis.
44 ¿Cómo podéis vosotros creer, recibiendo como recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios?
45 No penséis que os voy a acusar delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien vosotros tenéis puesta la confianza.
46 Porque si creyerais a Moisés, me creyerais a mí, ya que de mí escribió él.
47 Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo vais a creer a mis palabras?

Patrocinio

 
 

Introducción a Juan 




EVANGELIO DE
SAN JUAN

EL AUTOR. — San Juan, discípulo del Bautista, fue uno de' los dos primeros que entraron en contacto con Jesús. Meses más tarde fue uno de los cuatro primeros llamados a seguir a Jesús como discípulos. Elegido luego entre los Doce, mereció del Maestro especiales muestras de confianza. Pero sus dos mayores privilegios fueron el haber reclinado su cabeza sobre el corazón de Jesús y el haber sido el representante y prototipo de los espirituales hijos de Marta. Merece consignarse el hecho de que, hasta la dispersión de los Doce, Juan y Pedro forman como una bina inseparable. Después de la muerte de San Pablo se retiró a Efeso para hacerse cargo de las Iglesias del Asia proconsular. Relegado por Domiciano a la isla de Patmos, pudo poco después, en tiempo de Nerva, volver a Efeso, donde murió ya muy anciano, después del año 98. En la primitiva Iglesia era designado con el título de Juan el Presbítero, que luego se trocó en el de Juan el teólogo. Su OBRA. — En un principio, Juan adoptaría el esquema de predicación evangélica prefijado por Pedro. Mas pasaron los tiempos, y las herejías nacientes hicieron necesario completar el Evangelio sinóptico. El cambio sufrido por la predicación escrita de Pablo, desde las Epístolas a los Tesalonicenses hasta la Epístola a los Efesios, hubo de operarse a su modo en el Evangelio oral. Los que, como Juan, conocían personalmente el material evangélico, no necesitaron, como Lucas, de instrucciones complementarias, sino que, sacando del inagotable tesoro de su memoria, pudieron incorporarlas a la predicación oral. Trasladado precisamente al Asia proconsular, y concretamente a Efeso, en contacto con los destinatarios de las Epístolas a los Efesios y a los Colosenses, San Juan hubo de adaptar su Evangelio oral a la mentalidad de sus nuevos oyentes. Los hechos y dichos omitidos por los Sinópticos, señaladamente la predicación del Señor en Jerusalén, parecieron a Juan responder admirablemente a las necesidades o preocupaciones de aquellas Iglesias. De ahí la nueva forma que tomó el Evangelio oral. Más tarde, ya fuera por propia iniciativa, ya por ruegos ajenos, se determinó a poner por escrito su Evangelio oral. Y bien porque su predicación oral se había ido desprendiendo gradualmente del material sinóptico, ya suficientemente conocido, bien porque, publicados los Evangelios sinópticos, no quiso repetir lo que en ellos estaba ya narrado, el hecho es que el Evangelio escrito de San Juan se mantiene al margen de la tradición sinóptica, que sólo incidentalmente toca para precisarla o completarla. CARÁCTER. — Habían pasado más de sesenta años desde la ascensión del Maestro. Con la constante predicación evangélica, y más aún con la profunda contemplación, Juan había convertido en sustancia propia el Evangelio. La palabra de Jesús se había encamado en la palabra de Juan, y la fusión de ambas palabras dio origen a la palabra personal, inimitable, del discípulo amado. Bajo el influjo transformador del Maestro, los relámpagos del «Hijo del trueno» se habían trocado en plácida luz de mediodía. Los ancianos viven de recuerdos, y Juan «el Anciano» vivía enteramente de los recuerdos del Maestro. Recuerdos de anciano, pero envueltos en una atmósfera de luz difusa y cálida. Realidad ideal, historia trascendente: tal es el cuarto Evangelio. Hechos que son signos, hechos que son palabra: tales son los que caracterizan la narración de Juan, en que se dan la mano historicidad y simbolismo. EL ESTILO. — Lo primero que llama la atención en el estilo de Juan es la atomización del pensamiento. En vez del período clásico, que señala la jerarquía de las frases y pone de relieve el pensamiento principal, nos hallamos con una serie desligada y casi anárquica de incisos, en que lo principal y lo secundario aparecen en un mismo plano.

Más, afortunadamente, todo ese embrollo no pasa de la corteza. A poco que se ahonde, pronto se encuentra el hilo conductor que nos guíe en ese laberinto. Aquellas frases vibrantes, expresión del pensamiento fundamental, repetidas, sabiamente distribuidas y progresivamente desarrolladas, comunican tal luz a todo el conjunto y tal relieve a sus partes, que, en virtud de este influjo, los diminutos incisos parece se buscan y llaman unos a otros, y se traban y se combinan jerárquicamente hasta construir períodos harmónicos, luminosos.

Pero estas repeticiones no se limitan a reproducir una frase, un pensamiento más o menos fundamental. Este sistema de repeticiones, en que a intervalos reaparece el mismo pensamiento, cada vez enriquecido con elementos nuevos, constituye una manera original de síntesis.

Tal es la ley, tal el principio sintético que regula el estilo de San Juan: es una especie de reproducción progresiva, una ondulación concéntrica del pensamiento, que, sin perder su fisonomía original, crece y se agranda. Colocados en el centro mismo, obtenemos la presencia simultánea de toda la verdad y de todas las fases de su desenvolvimiento en nuestro espíritu.
ORDEN Y PLAN. — El orden del cuarto Evangelio es estrictamente cronológico. Habla explícitamente de tres Pascuas, que encuadran la vida pública de Jesús; y si la fiesta mencionada en 5:1 no es otra Pascua, presupone una Pascua intermedia entre 2:13 y 6:4. Suponer una inversión de los capítulos 5 y 6 es un recurso indocumentado. El cuarto Evangelio es un choque entre la luz y las tinieblas. De ahí la división en dos partes: lucha verbal (1:12), lucha sangrienta (13:21). La luz triunfa de las tinieblas con la difusión de sus claridades doctrinales y con la resurrección a vida eterna.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

Patrocinio

Notas

Juan  5,1

LA FIESTA: si se admite la autenticidad del articulo, la fiesta sería la Pascua; de lo contrario, se trataría de una fiesta innominada, difícil de determinar. Lo que no parece pueda admitirse es la hipótesis de algunos modernos que suponen o una inversión textual entre los capítulos 5 y 6 (de la cual no hay el menor indicio en los códices) o una inversión cronológica (que sería única en todo el cuarto Evangelio).


Juan  5,2

BETHESDA: significa «casa de misericordia». No es del todo seguro este nombre. Otros leen Bethzatha, Bezatha, Bethsaida…

|| CINCO PÓRTICOS; recientemente se han descubierto (junto a la iglesia de Santa Ana) los restos de este estanque, que no es un pentágono, sino un rectángulo rodeado de pórticos, con un quinto pórtico transversal, que lo divide en dos.


Juan  5,3-4

QUE AGUARDABAN…: la autenticidad de esta frase y de todo el versículo Jua_5:4 la ponen en duda o la desechan algunos críticos modernos, sin motivo suficiente. Omiten este fragmento sólo unos pocos códices, excelentes, pero propensos a las omisiones. Entre los Padres, ni uno solo lo desecha. La crítica interna exige la autenticidad. Los cuatro elementos que integran el fragmento (la expectación de los enfermos, la agitación repentina del agua, la curación de sólo el primero que entraba, la generalidad de las enfermedades curadas) se presuponen en la narración que sigue, que sin ellos resultaría mutilada e inexplicable.


Juan  5,17

Dice Jesús: la prohibición de trabajos serviles en sábado nada tiene que ver con la acción de Dios creador y conservador, que SIGUE HASTA EL PRESENTE OBRANDO. Esto lo admitían los judíos; lo que rechazaban era que la obra de Jesús perteneciese a la categoría de la acción divina y no a la de los trabajos serviles.


Juan  5,18

HACIÉNDOSE A SÍ IGUAL A DIOS: la consecuencia era perfectamente lógica; y es para nosotros un argumento de que Jesús se presentaba realmente como IGUAL A DIOS. Los judíos no admitían la verdad de la consecuencia, porque tampoco admitían el antecedente asentado por Jesús.


Juan  5,19

NO PUEDE…: no por impotencia física, sino por imposibilidad metafísica, por cuanto, siendo una misma la acción de entrambos, nada puede hacer el Hijo que no lo haga también el Padre. En esta acción común corresponde al Padre cierta prioridad, no cronológica o natural, sino lógica o de origen.

|| SI NO LO VIERE…: no quiere decir que el Hijo necesita ver primero lo que hace el Padre para hacerlo él después -lo cual sería opuesto a la unidad de acción-, sino que el Hijo por la misma generación recibe del Padre su pensamiento o sus ideas, que, siendo unas mismas en ambos determinan la comunidad de acción.


Juan  5,19-47

En este discurso se distinguen tres partes principales:
1) afirma Jesús su identidad de acción y su comunión de vida con Dios Padre y su oficio de juez universal;
2) con hábil preterición apoya sus afirmaciones en el cuádruple testimonio de Juan Bautista, de sus propias obras, del Padre y de las Escrituras;
3) señala el motivo de la incredulidad de los judíos, que es su ambición de gloria mundana.


Juan  5,20

LE MUESTRA: le comunica su pensamiento, y con él la propia omnipotencia.


Juan  5,23

El honor debido a la divinidad no podría tributarse AL HIJO LO MISMO QUE AL PADRE si el Hijo no fuera Dios como el Padre.


Juan  5,25-26

Habla Jesús de una resurrección presente y espiritual, tránsito de la muerte del pecado a la vida de la gracia.

|| TENER VIDA EN SÍ MISMO, no recibirla de fuera, es propio de Dios; el recluirla inmanentemente por la generación es propio del Hijo.


Juan  5,28-29

Aquí habla Jesús de la resurrección de la carne al fin de los siglos. Esta resurrección, Universal y simultánea, será doble: una DE VIDA, otra DE CONDENACIÓN.


Juan  5,37-38

Testimonio del Padre, dado en el bautismo junto al Jordán.


Juan  5,39

Testimonio de las Escrituras,

|| ESCUDRIÑAD…: en vez del imperativo, admitido casi unánimemente por los Santos Padres y por los expositores antiguos, los modernos prefieren generalmente el indicativo «escudriñáis». Con razón advierte Maldonado que precisamente en el imperativo está «la fuerza del testimonio y la gracia del razonamiento». Si fuera indicativo, el pronombre VOSOTROS debería colocarse antes de él, como se hace poco antes en los versículos Jua_5:33 y Jua_5:35.