Hechos 1 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 26 versitos |
1 Mi primer tratado lo hice, ¡oh Teófilo!, acerca de todas las cosas que Jesús desde un principio hizo y enseñó, *
2 hasta el día en que, después de dar sus instrucciones por el Espíritu Santo a los apóstoles que él se había elegido, fue llevado a lo alto;
3 a los cuales también, después de su pasión, se había presentado vivo, con muchas pruebas evidentes, dejándose ver de ellos dentro del espacio de cuarenta días y hablándoles de las cosas referentes al reino de Dios.
4 Y estando con ellos a la mesa, les ordenó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la promesa del Padre, «la cual oísteis de mí; *
5 porque, como Juan bautizó en agua, vosotros seréis bautizados en Espíritu Santo de aquí a no muchos días».
6 Los que se habían, pues, reunido le preguntaban diciendo: Señor, ¿en esta sazón vas a restablecer el reino a Israel?
7 Díjoles: No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos oportunos que el Padre fijó con su propia potestad;
8 mas recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos así en Jerusalén como en toda la Judea y Samaría y hasta el último confín de la tierra.*
9 Y como esto hubo dicho, viéndolo ellos, fue llevado hacia lo alto, y una nube, tomándolo sobre sí, lo ocultó a sus ojos.
10 Y mientras estaban con los ojos clavados en el cielo mirando cómo se iba, de pronto se les presentaron dos varones con vestiduras blancas, *
11 los cuales además dijeron: Varones galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando fijamente al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido quitado de entre vosotros para ser elevado al cielo, así vendrá, de la manera que le habéis contemplado irse al cielo. *
12 Entonces se tornaron a Jerusalén desde el monte llamado Olivar, que está cerca de Jerusalén, distante el camino de sábado. *
13 Y así que entraron, se subieron a la habitación superior, donde tenían su alojamiento, Pedro y Juan, y Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo y Simón el Zelador, y Judas el de Santiago. *
14 Estos todos perseveraron unánimemente en la oración juntamente con las mujeres y con María, la Madre de Jesús, y con sus hermanos.
15 Durante estos días, levantándose Pedro en medio de los hermanos—y era la muchedumbre de personas allí reunidas como de ciento veinte—, dijo:
16 Varones hermanos, tenía que cumplirse la Escritura, que el Espíritu Santo había anunciado de antemano por boca de David, acerca de Judas, que se hizo guía de los que prendieron a Jesús;*
17 por cuanto era contado como uno de nosotros, y le cupo en suerte este ministerio.
18 Este, pues, adquirió un campo con el salario de la iniquidad, y habiendo caído de cabeza, reventó por medio y se le salieron todas sus entrañas.
19 Y se hizo notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de suerte que aquel campo fue llamado en su propia lengua Hakeldamakh, esto es, Campo de sangre.
20 Porque escrito está en el libro de los Salmos (Sal 68:26; 108:8): Hágase desierta su majada y no haya quien habite en ella; y su intendencia tómela otro.
21 Urge, pues, que de los varones que anduvieron con nosotros durante todo el tiempo en que entró y salió entre nosotros el Señor Jesús, *
22 a partir del bautismo de Juan hasta el día en que nos fue quitado y llevado allá arriba, que uno de éstos se asocie a nosotros como testigo de su resurrección. *
23 Y presentaron dos: José llamado Barsabás, que fue apellidado Justo, y Matías.
24 Y orando dijeron: Tú, Señor, conocedor de los corazones de todos, muestra a cuál de éstos te escogiste, uno de los dos,
25 para ocupar el puesto de este ministerio y apostolado, del cual prevaricó Judas para irse por las suyas.
26 Y les repartieron suertes, y recayó la suerte sobre Matías, y fue declarado apóstol y asociado a los Once. *

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Introducción a Hechos




HECHOS DE LOS
APOSTÓLES

AUTENTICIDAD. — El testimonio unánime y universal de los escritores eclesiásticos de los tres primeros siglos a favor de la autenticidad del libro de los Hechos como obra de San Lucas es una prueba documental cual no lo posee a su favor ningún escrito profano de la antigüedad, y que sólo puede compararse con la que acredita la autenticidad de los Evangelios o de las Epístolas de San Pablo. Y si callase la prueba testifical, bastaba la sola crítica interna para descubrir al verdadero autor de los Hechos. Los prólogos gemelos de las dos obras, y no menos la identidad de lenguaje, en la lexicografía, en la construcción, en los modismos, están diciendo a voces que el autor de los Hechos es el autor mismo del tercer Evangelio. Y los numerosos rasgos paulinos delatan la mano del fiel discípulo de San Pablo, como los frecuentes términos de medicina señala a Lucas el médico. HISTORICIDAD. — Los numerosísimos datos acumulados en la historia de los Hechos, el contacto constante con toda la vida social, política y religiosa de tantos pueblos diferentes y aun contrarios, nos permiten hoy día comprobar la verdad y fidelidad de la narración. Cuanto ha podido comprobarse, que es poco menos que todo, ha resultado rigurosamente exacto. Y es interesante que las dudas suscitadas contra algún pormenor de la narración de los Hechos han sido últimamente disipadas. Un ejemplo significativo. Habla Lucas de Sergio Pablo, procónsul de Chipre- Algunos críticos osaron atacar la exactitud de la expresión, afirmando que Sergio Pablo no fue procónsul, sino propretor. Pero las inscripciones recientemente descubiertas en Chipre hablan del procónsul Sergio Pablo. Y es tanto más admirable la exactitud de Lucas, por cuanto la provincia de Chipre sólo por breve tiempo fue senatoria (o gobernada por un procónsul), habiendo sido poco antes y poco después imperial (o regida por un propretor). Con igual precisión habla del procónsul de Acaya, de los asiarcas y del escriba de Efeso, de los pretores o estrategos de Filipos, de los politarcas de Tesalónica, del Primero de Malta. Y el largo viaje marítimo narrado en los dos últimos capítulos ha sido considerado por los técnicos como un portento de exactitud y precisión. TIEMPO DE SU COMPOSICIÓN. — El año en que se escribió el libro de los Hechos es la bate o punto de referencia para conocer la cronología de los tres primeros Evangelios. De ahí su importancia. Terminan los Hechos en el bienio de la custodia libera en que estuvo San Pablo durante los años 61-63 (o 60-62), sin mencionar la sentencia judicial, que fue entonces de absolución. Al fin, por tanto, de este bienio hubo de terminarse la composición de los Hechos. Como los Hechos comienzan refiriéndose al «primer tratado» (1:1), que es el tercer Evangelio, síguese de ahí que éste hubo de escribirse anteriormente, tal vez hacia el año 60. Por otra parte, sabemos por la tradición que los Evangelios de Mateo y Marcos son anteriores al de Lucas. Fueron, por tanto, escritos antes del año 60, verosímilmente hacia los años 50 y 55, respectivamente. EL TEXTO. — Unos pocos códices, llamados occidentales, representan un tipo de texto algo más largo que el de los códices orientales. Surge, pues, el problema: ¿cuál de los dos textos es el primitivo y genuino? ¿Hay interpolaciones en el texto occidental o más bien hay o misiones en el oriental ? No es posible dar una solución simple y tajante. Sólo en general puede decirse que, si algunas veces es el texto oriental quien abrevia indebidamente el texto primitivo, las más de las veces, empero, es el occidental quien lo interpola. Algunas de estas interpolaciones parecen ser anotaciones hechas al texto de Lucas por algunos que quisieron enriquecerlo con noticias personales que parecen fidedignas.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Hechos 1,1

MI PRIMER TRATADO: es el tercer Evangelio.

|| TEÓFILO: cristiano distinguido, que sólo conocemos por la mención que de él hace Lucas aquí y en el proemio de su Evangelio (Luc_1:3).


Hechos 1,4

LA PROMESA DEL PADRE por antonomasia es el Espíritu Santo.


Hechos 1,8

Características del apostolado:
1) su fuerza es la DEL ESPÍRITU SANTO;
2) su carácter es ser enviados y TESTIGOS de Cristo;
3) su campo de acción es todo el mundo, COMENZANDO POR JERUSALÉN (Luc_24:47).


Hechos 1,10

DOS VARONES: dos ángeles en forma humana.


Hechos 1,11

ASÍ VENDRÁ: con esta misma gloria, para juzgar a los vivos y a los muertos.


Hechos 1,12

EL CAMINO DE SÁBADO: era la distancia máxima que se permitía a los judíos recorrer en día de sábado, algo más de un kilómetro.


Hechos 1,13

Esta HABITACIÓN SUPERIOR o estancia alta de la casa en que aquellos días se alojaban los apóstoles es, según todas las probabilidades, el mismo cenáculo en que el Señor instituyó la Eucaristía; y es asimismo la «casa de María» la madre de Marcos, de que se habla más adelante (Hch_12:12).


Hechos 1,16

LA ESCRITURA: son los Sal_68:1-35 y Sal_108:1-13, que luego se citan, y acaso también el Sal_54:13-16.


Hechos 1,21

ENTRÓ Y SALIÓ: modismo hebreo, equivalente a «anduvo» entre nosotros.


Hechos 1,22

Para que el testimonio apostólico tuviera mayor fuerza era conveniente que el apóstol hubiera vivido con Jesús desde el principio de su vida pública hasta su ascensión. Merece notarse la necesidad, que supone San Pedro, de completar el número de los Doce: necesidad, de orden simbólico, de que fueran doce los patriarcas del Israel de Dios, como doce habían sido los patriarcas del Israel de la carne.


Hechos 1,26

No explica Lucas el procedimiento empleado en el sorteo, el cual no debe confundirse con un vulgar sortilegio. Tres circunstancias principalmente legitimaban el recurso a las suertes:
1) que se hizo por especial inspiración de Dios;
2) que fue precedido de sincera y ferviente oración;
3) que se trataba de una designación que a sólo Dios competía, por cuanto una simple votación humana no podía sustituir a la elección divina con que habían sido designados los Once.