Hechos 17 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 34 versitos |
1 Después de pasar por las ciudades de Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos,
2 y Pablo, según su costumbre, entró y estuvo con ellos hablándoles de las Escrituras durante tres días de reposo,
3 explicando y demostrando que el Cristo sufriría y resucitaría de entre los muertos, y les dijo: Este Jesús que les anuncio es el Cristo.
4 Y habiendo creído algunos de ellos, se unieron a Pablo y a Silas juntamente con muchos de los griegos que tenían temor de Dios, y también muchas mujeres nobles,
5 y los judíos se llenaron de envidia, y reunieron para sí hombres perversos de las calles de la ciudad e hicieron una gran turba alborotando a la ciudad. Y viniendo, tomaron por asalto la casa de Jasón, porque pretendían sacarlos de allí y entregarlos a la muchedumbre,
6 pero cuando no los encontraron allí, arrastraron a Jasón y a los hermanos que estaban allí, y los trajeron delante de las autoridades de la ciudad, gritando: ¡Éstos son los que han provocado disturbios en toda la tierra, y también ahora han llegado acá!
7 Y este Jasón los ha acogido, y todos éstos están contra los decretos del César, diciendo que hay otro rey, Jesús.
8 Al escuchar estas cosas, las autoridades de la ciudad y todo el pueblo, se perturbaron.
9 Y recibieron fianza de Jasón y también de los hermanos, y luego los pusieron en libertad.
10 Entonces los hermanos mandaron de inmediato a Pablo y a Silas de noche hasta la ciudad de Berea, y una vez que llegaron allí, entraron en la sinagoga de los judíos,
11 porque los judíos de allí eran más nobles que los judíos de Tesalónica, y escuchaban con alegría la palabra de ellos cada día, discerniendo mediante las Escrituras si estas cosas eran así.
12 Y creyeron muchos de ellos, así como también de los griegos muchos hombres y mujeres distinguidos.
13 Pero sabiendo los judíos de Tesalónica que en la ciudad de Berea la palabra de Dios había sido anunciada por Pablo, fueron también allá, y no dejaron de agitar y alborotar al pueblo.
14 Entonces los hermanos mandaron a Pablo para que se dirigiera hasta el mar, pero Silas y Timoteo permanecieron en esa ciudad.
15 Y los que acompañaban a Pablo fueron con él hasta la ciudad de Atenas, y después de que salieron de estar con él, recibieron una carta de parte de él para Silas y Timoteo diciéndoles que fueran rápidamente a él.
16 Y mientras Pablo esperaba en Atenas, se enardecía en su espíritu cuando veía a toda la ciudad llena de ídolos,
17 y hablaba en la sinagoga con los judíos y con los que temían a Dios, y en la plaza cada día con los que se encontraban presentes,
18 y también contendían con él los filósofos de la doctrina de Epicuro, y otros llamados estoicos, y algunos de ellos decían: ¿Qué desea este charlatán? Y otros decían: Proclama a dioses extraños, porque les anunciaba a Jesús y su resurrección.
19 Entonces lo tomaron y lo trajeron ante la corte, que era llamada Areópago, y le decían: ¿Podemos saber qué nueva doctrina es esta que tú proclamas?,
20 porque difundes palabras extrañas a nuestros oídos. Por tanto, deseamos saber qué significan estas cosas.
21 Porque todos los atenienses y los extranjeros que allí llegaban no se ocupaban en otra cosa que en decir o escuchar algo nuevo.
22 Y poniéndose Pablo de pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, veo que en todo son ustedes los más grandes adoradores de demonios,
23 porque mientras yo pasaba y veía el templo donde adoran, encontré un altar que tenía esta inscripción: “AL DIOS DESCONOCIDO”. Por tanto, al que ustedes adoran aunque no lo conocen, es el mismo que yo les anuncio,
24 porque el Dios que hizo el mundo y todo cuanto hay en él, siendo el Señor de los cielos y de la tierra, no mora en templos construidos por manos,
25 ni es ministrado por manos humanas, ni necesita de nada, porque Él es quien da vida y alma a toda persona,
26 y de una sangre ha hecho todo el mundo de los hombres, para que moren sobre la superficie de toda la tierra, y por su mandato estableció las estaciones y puso los límites al lugar de morada de los hombres,
27 para que busquen e investiguen acerca de Dios y lo encuentren a través de sus creaciones, porque ciertamente Él no está lejos de ninguno de nosotros,
28 porque en Él vivimos y nos movemos y somos, así como también algunos de los sabios que están entre ustedes han declarado: “Porque somos de origen suyo”.
29 Ahora pues, varones, por cuanto nuestro origen es de Dios, no debemos pensar que la Deidad se asemeja al oro o a la plata o a la piedra esculpida por la habilidad o el conocimiento humano.
30 Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de extravío, ahora ordena a todos los hombres que en todas partes todo hombre se arrepienta,
31 porque ha establecido un día en el cual con justicia habrá de juzgar a toda la tierra, por medio del Hombre a quien Él ha designado y que hace volver a su fe a cualquiera, porque lo ha resucitado de entre los muertos.
32 Pero al escuchar ellos de la resurrección de los muertos, algunos hacían mofa, y otros decían: En otra ocasión te escucharemos respecto a esto.
33 Y de este modo, Pablo salió de entre ellos,
34 y algunos de ellos lo siguieron y creyeron, uno de los cuales era Dionisio, de los jueces del Areópago, y una mujer cuyo nombre era Dámaris, y otros junto con ellos.

Patrocinio

 
 

Introducción a Hechos

Fuente: